Una isla privada en Filipinas, de retiro dorado a galardonado caso de conservación marina
David Asta Alares
Manila, 12 jun (EFE).- Un matrimonio francés se imaginaba pasando un retiro dorado en Filipinas cuando adquirió una isla privada en 2011. Tras tomar conciencia de la degradación de los corales a causa de la pesca con dinamita, iniciaron un programa de conservación de la biodiversidad marina reconocido este jueves con el Premio Blue Awards.
Se trata de una red de cinco áreas marinas protegidas (AMP) en el norte de la paradisíaca isla de Palawan, creadas con el impulso de la organización medioambiental Sulubaai y lideradas por comunidades locales, premiada por la organización Blue Park en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas de 2025 sobre el Océano celebrada en Niza (Francia).
La conservación marina era el último de los problemas de Frédéric y Christina Tardieu, fundadores de Sulubaai, cuando compraron la isla de Pangatalan.
«Yo no tengo una formación en biodiversidad, la idea era pasar un buen rato en mi isla privada e igual hacer alguna fiesta, o algo así», explicó Frédéric Tardieu a EFE en una entrevista telefónica.
Una idea que este antiguo promotor inmobiliario, pescador submarino aficionado, puso de lado al constatar los daños en los arrecifes de coral causados por la pesca con dinamita y el uso de cianuro para capturar peces exóticos, así como la deforestación en la propia isla.
«Lentamente, empecé a entender la situación (…) ya no había grandes peces como los que vi la primera vez que estuve allí, hace treinta años», afirmó.
Empezando por reconstruir los arrecifes de coral con la ayuda de estructuras artificiales y restaurar los manglares y la vegetación de la isla, el foco principal de Sulubaai es reforzar las áreas marinas protegidas en la zona, la primera de las cuales fue creada en 2017.
«Trabajamos con las autoridades y las comunidades locales, concretamente con los pescadores, para crear zonas marinas protegidas y ayudar a la comunidad local a gestionarlas. Somos un poco como guías expertos», precisó a EFE la bióloga Laure Thierry.
Con planes para otras cuatro zonas protegidas, en lo que la organización Blue Park describió hoy como «un modelo de liderazgo comunitario», buena parte de sus energías se dirigen a convencer a los habitantes locales de los beneficios de las mismas.
«Se trata de zonas donde ya no pueden pescar», explicó Thierry, «así que para hacerlo más aceptable también tenemos un programa de subsistencia en el que tratamos de desarrollar actividades para los pescadores, formarlos para que tengan otros ingresos».
Y porque, según Frédéric Tardieu, el modelo funciona. «Volvieron los peces», dijo, en una zona donde científicos asociados a la fundación documentaron un descenso de la fauna piscícola de en torno al 30 % entre 2019 y 2021.
Es por ello que, hace tres años, Sulubaai construyó un laboratorio en colaboración con una empresa francesa para cultivar peces locales durante varios meses antes de soltarlos al mar. «El objetivo es aumentar su supervivencia y luego liberarlos en la naturaleza dentro de la zona marina protegida», dijo Thierry.
Una serie de proyectos, en una isla declarada en 1991 reserva de la biosfera por la UNESCO, que se sostienen en otro de los pilares del proyecto: el ecoturismo de lujo.
«Para realizar nuestros compromisos, necesitamos un montón de dinero», explicó y añadió que «en todo el mundo existe una categoría de turistas de alto nivel (…) que quieren encontrar un lugar donde disfrutar y quedarse solos».
Así, 120 noches al año, Pangatalan abre sus puertas a una clientela de élite. «Vienen de vacaciones, y al final se dan cuenta de que viven una experiencia de inmersión en nuestro compromiso medioambiental», zanjó Thierry. EFE
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