The Swiss voice in the world since 1935

Vendimia más allá de la pandemia: «La parra no entiende de coronavirus»

Recolectores de uva trabajan en un viñedo de Ronda, España, el 27 de agosto de 2020 afp_tickers

Cuando el alemán Friedrich Schatz se instaló en 1982 en Ronda, en el sur de España, lo tacharon de loco por querer resucitar la viticultura después de un siglo sin producción en la zona. Ahora sigue trabajando sus vinos ecológicos, y poco importa la pandemia, porque el campo «no espera».

A pocos kilómetros de la mediterránea Costa del Sol, la Serranía de Ronda es, con sus más de 20 bodegas, una de las zonas revelación en España, según los enólogos.

La tradición vinícola en esta región se remonta a tiempos romanos, pero todo quedó truncado en 1878 con la filoxera, un parásito que destruyó aquí 13.000 hectáreas de viñedos.

Un siglo después, Federico (como prefiere llamarse), criado en una familia de viticultores, vino de Korb, cerca de Stuttgart, con apenas 18 años, y quedó prendado de la Finca Sanguijuela, una coqueta propiedad de tres hectáreas sobre una suave pendiente de «suelo muy vivo y muy aireado».

Optó por variedades clásicas de uva, como las francesas Pinot Noir, Merlot, Petit Verdot y Chardonnay, o la centroeuropea Lemberger, porque las autóctonas -Melonera, Velasco, Romé- estaban en desuso.

Ahora cuenta con 15.000 plantas de nueve variedades, de las que salen cada año otras tantas botellas premium de tinto, blanco y rosado. Todo bajo la denominación de origen «Sierras de Málaga», creada en 2001 tras el impulso propiciado por su pionero negocio.

En la vendimia, totalmente manual, Federico trabaja estas semanas con su madre, su mujer, su hija, y tres empleados. Con una cuidadosa poda a principios de año, la carga de la cepa se limita a un kilo de uva, para garantizar un buen equilibrio entre acidez y azúcar.

El objetivo es un vino afrutado, con «mucha mineralidad, con mucha frescura», y que sea «suave y sedoso, que se beba fácil», enumera.

«No queremos vinos muy alcohólicos, queremos beber vino y disfrutar», añade su esposa, Raquel Elía.

– Menos ventas –

Con el cierre de restaurantes y bares y la crisis económica derivada del coronavirus, Schatz estima que las ventas pueden caer este año hasta un 80%.

Pero ni siquiera esta «guerra sin balas», como él la denomina, le quita la sonrisa ni las ganas de trabajar.

«Aunque tú me digas que mañana vamos a morir todos por el virus, seguimos igual, con lo mismo, porque el campo no admite ninguna parada. Al viñedo no lo puedes abandonar como una fábrica que la cierras», cuenta a AFP, sentado en su bodega frente a unas barricas de roble francés, americano y esloveno.

Y es que salvo la mascarilla reglamentaria, «el trabajo del campo es el mismo, la parra no entiende de coronavirus», dice Francisco Sánchez Campanario, empleado en estas semanas de vendimia, mientras corta racimos de uva Merlot bajo un brillante sol matutino.

El impacto se ha extendido al enoturismo, muy desarrollado en los últimos años y un apoyo económico considerable para numerosas bodegas.

Gema Pérez Barea, guía de bodegas en la empresa Mil Amores, trabaja entre otros con la Finca Sanguijuela, y cuenta que durante cuatro meses este año tuvieron «cero» ingresos.

Si hasta el año pasado tenían un 98% de clientes extranjeros, «ahora todo el turismo es nacional», y aun así, hay «muchísimos menos» visitantes, explica.

– Reinventarse –

Según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), las exportaciones españolas cayeron un 7,1% en valor y un 11,6% en volumen en el primer semestre.

«Es una pérdida importante y dolorosa, pero no tan grave como podía haberse sospechado y esperamos que se pueda recuperar en el segundo semestre», gracias a una fuerte diversificación de los mercados exteriores, comenta Rafael del Rey, director general del OEMV.

En los últimos años, España ha venido disputándose la primera plaza de exportador mundial en volumen con Italia (21 millones de hectolitros en 2019), aunque en valor figura tercera, por detrás de los vinos franceses e italianos.

«Hay mucha incertidumbre y eso agobia», apunta Yolanda Hidalgo, enóloga y animadora del videoblog Vino, vida, vicio.

Asegura que el sector está «en un momento de reinventarse», y que el declive de la hostelería -«se consume más en casa y se compra más online»- propiciará una «selección natural».

Ésta, argumenta, favorecerá a «las marcas hechas y con una clientela fiel» y perjudicará «a los proyectos jóvenes y poco consolidados», de repente privados de ferias y exposiciones para darse a conocer.

En su finca, Federico Schatz sigue cortando uva y ayudando en la bodega con la despalilladora, una máquina que por un lado saca el raspón y por el otro los granos de uva tinta, que irán a un depósito donde luego fermentarán.

Y recordando que viene de una familia dedicada a la viticultura desde 1641, se permite una ironía lapidaria para quitarle hierro al drama actual: «hacer buen vino es muy fácil, lo difícil son los 200 primeros años».

Los preferidos del público

Los más discutidos

SWI swissinfo.ch - Sociedad Suiza de Radio y Televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - Sociedad Suiza de Radio y Televisión SRG SSR