Yolanda Castaño: la poesía se mantiene viva por «resistentes minorías»
Argel, 31 mar (EFE).- Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977), Premio Nacional de Poesía 2023, cautivó estos días en Argel a argelinos hispanohablante seguidores de este género literario que mantienen vivo «resistentes minorías» en el mundo, manifestó la poetisa gallega en entrevista con EFE. «La poesía siempre seguirá siendo minoritaria porque exige un cierto esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer en estos tiempos de inmediatez y prisa», consideró Castaño en el Instituto Cervantes de Argel, donde participó en una semana literaria incluida una velada con la poetisa argelina, Samira Negrouche (Argel, 1980). A partir de su libro «La segunda lengua», edición bilingüe gallego–castellano, Castaño compartió en la capital argelina con el público local sus métodos en la composición de versos y también la importancia de la traducción en su obra, que «le permite descubrir los poemarios». Apasionada de Alejandra Pizarnik, Marguerite Duras, César Vallejo, Juan Rulfo y Federico García Lorca, pero también de Chus Pato, Olga Novo, Miriam Reyes y Silvia Penas, no se pierde a sus contemporáneos de otros países, como el japonés Yasuhiro Yotsumoto, el chino Xi Chuan o el croata Marko Pogacar. «La poesía es un lenguaje polifacético porque cuenta lo que se dice, lo que no se dice, cómo se dice, cómo suena lo que se dice, qué aspecto visual tiene… es la literatura en su más pura y concentrada esencia, así que solo debería llamársele ‘hermana pobre’ en términos de mercado, algo que poco importa en materia de creación artística», defendió esta escritora «enganchada» a este género desde los siete años» al escuchar a Gloria Fuertes en televisión. Espacio de encuentro con el lector «Los poemarios son los últimos libros que buscan los lectores en las bibliotecas», expresó Castaño en el café literario que acogió la capital argelina desde el pasado miércoles hasta este sábado. «Lo que amo de la poesía es que para ella 3+2 no siempre es 5; no hay una única opción tiránicamente correcta. Ella sí se abre a los matices, la escala de grises, los claroscuros, las ambigüedades, incluso las contradicciones o, lo que es mejor, la capacidad de que más de una respuesta sea correcta a la vez», valora. Por ello, busca que sus poemarios «tiendan la mano» a la audiencia para que esos significados se terminen de colmar gracias a un ‘lector activo’ que los complete», expresa esta galardonada con la Crítica Española, el Espiral Mayor, el Ojo Crítico y el Novacaixagalicia. «Así concibo la poesía como un maravilloso espacio de encuentro, del autor o autora al lector o lectora, a través de los espacios y los tiempos. El poema deja de ser de quien lo ha escrito para que quien lo lee lo traslade a su terreno: su vida, sus circunstancias, sus necesidades, su condición», asume sobre sus versos. Mujeres en la poesía «Está demostrado que aquello que no se nombra no existe», afirma esta poetisa en referencia a la ausencia de nombres femeninos en este ámbito, «podemos verlo en ejemplos como la ‘salud mental’ el ‘bullying’. Haberles puesto nombre, pronunciarlas en alto ha sido el primer paso para atajar estos problemas». Así cambió en la literatura, «ese discurso que durante siglos estuvo en manos masculinas», cuando «la mujer pasó de ‘objeto pensado’ a ‘sujeto pensante’». «Ya no es aquello a lo que se canta, ahora la propia mujer también quiere cantar por sí misma y eso es toda una revolución. Que su voz sea protagonista activa y que revelen por sí mismas aquello que les molesta, las hiere, también aquello a lo que aspiran o incluso desean es toda una declaración de intenciones y un paso desde luego empoderador», celebra. Lenguaje vivo La capacidad «sanadora, consoladora, catártica» de la poesía proviene de dar salida a todas las «impresiones, fantasías, corazonadas, pálpitos», cual «herramientas para pensar el mundo de otro modo», por lo que para Castaño la poesía «juega un importante papel en el conocimiento y la experiencia humana». Y es su propuesta frente a los «clichés, lugares comunes y estereotipos que abocan a seguir comulgando con verdades asumidas sin la más mínima crítica, máximas poco contrastadas, creencias que no se ponen en tela de juicio, ideas ‘de segunda mano’ y eslóganes que nos ahogan». En su escritura explora nuevas combinaciones de palabras, la resignificación, la renovación del sentido hasta «nuevas formas de decir» que implican «nuevas formas de entender el mundo y vivir la vida», en un pensamiento tan logocéntrico como el humano. «La poesía como testigo de su época» supone uno de sus credos por lo que hay que «hablar con honestidad y dejar que se expresen los valores, preocupaciones, inquietudes o sueños» del momento. «En materia artística no soy tan nostálgica del pasado o conservadora, y me gusta permanecer atenta a las innovaciones y nuevos caminos de exploración, pues de veras creo que hablan por su tiempo y que dan cuenta de lo que en realidad nos aflige, deseamos o nos subleva», reivindica. EFE lz-lfp/amg (foto)