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En Murten, las murallas mejor conservadas de Suiza

La guía de la Oficina de Turismo de Murten, Béatrice Magnin en el casco antiguo de la ciudad, con vista al lago. swissinfo.ch

Es uno de los atractivos de esta ciudad, en cuyo corazón se respira la calidez de su gente y la esencia de su pasado medieval.

Entre bellos paisajes agrícolas y viñas se halla esta ciudad a orillas del Lago de Murten, en el cantón Friburgo.

Temprano, los surfistas con sus tablas se preparan para sus pericias, mientras los primeros botes y algunos yates inician sus recorridos lacustres que conducen a través de sendos canales a los lagos de Neuchâtel y de Biel. Estamos en la llamada Región de los Tres Lagos, en la planicie helvética.

Suave arena en la cancha de volleyball, piscinas y verdes prados invitan a planificar los pasatiempos del periodo estival. Cuesta arriba, en el centro de Murten, el ritmo lo marcan sus habitantes.

Un café mañanero en alguna de las confiterías está en el itinerario de Beatrice Magnin, guía de la Oficina de Turismo de Murten. Nuestro encuentro se produce bajo un sol esplendido.

“En verano es visitada permanentemente por el turismo. Gente que viene de Suiza y de los países vecinos, incluso de lugares lejanos de todas partes del mundo. Vemos turistas japoneses, chinos, estadounidenses, sudamericanos, atraídos por la ciudad que se presenta bellamente a orillas del lago, rodeada de una muralla, dando como resultado una unidad pura que no hay que perderse”. Esta es la inicial invitación que lanza Magnin frente a una vista del lago esplendida desde el mirador, a un costado de la Iglesia Francesa.

Muratum… Murten…

Vestigios celtas dan testimonio de los primeros asentamientos en la región. La primera mención del lugar ha sido registrada en el año 515 d. de C., cuando el rey Segismundo de Borgoña ofreció, entre otros bienes, la finca Muratum a la nueva abadía de San Mauricio, en el Valais.

Casi siete siglos después, los Condes de Zähringen reconocieron la posición estratégica del lugar.

“La región de Murten era un punto comercial importante. En la época romana también destacó. El asentamiento se convirtió después en una ciudad de la familia Zähringen, fundada en 1170”, explica Magnin.

Justo a espaldas de la villa amurallada, la guía comenta: “Nos encontramos en la entrada de la ciudad, rodeada por una muralla con doce torres, antes eran catorce. Se trata de la muralla mejor conservada de toda Suiza”, asegura Magnin.

Gran parte de esta edificación data de la época de la ocupación de los Saboya, iniciada en 1291 y que casi por dos siglos marcó la frontera contra los Hasburgo y contra los Confederados… hasta que tuvo lugar un histórico combate un año después de que Murten jurase fidelidad a Friburgo y Berna, creadas también por los Zähringen:

“Aquí se produjo un enfrentamiento que influenció en mucho la historia de Europa: la Batalla de Murten”, subraya con tono de orgullo la guía suiza.

Escenario de una histórica ofensiva

En 1476, Murten fue teatro de una de las derrotas de Carlos “El temerario”, duque de Borgoña, contra la defensa de los miembros de la Antigua Confederación Suiza; lucha encabezada por Adrian von Bubenberg (héroe cuyo nombre llevan hoy día varias calles y plazas de las urbes helvéticas).

La segunda de tres batallas que dieron la victoria a los suizos, doblegando así a una de las potencias europeas más poderosas militarmente, lo que les valió a los Confederados la reputación de invencibles y abrió la historia mercenaria suiza en los campos de guerra europeos.

“Cada 22 de junio se celebra este triunfo con la fiesta de la Solennität (del latín: sollemnis: festejado anualmente) donde los niños participan, bailan y cantan. Las chicas se visten de blanco y llevan flores; y los chicos tienen el uniforme de cadete -camisa blanca, pantalón gris y boina azul- y desfilan acompañados de música, de tambores y con la participación de representantes del gobierno comunal, cantonal y de otros pueblos aledaños”, agrega nuestra guía.

Influencia bernesa

Murten quedó bajo la administración de sus dos ciudades hermanas, aunque el peso del protestantismo parecería haberla inclinado un poco más hacia Berna, dejando una huella en el ámbito lingüístico (actualmente tres cuartos de la población hablan alemán) y arquitectónico.

La Puerta de Berna (de 1778) -realizada con los planes del contramaestre del famoso ‘Zytglogge’ de la hoy capital helvética- y los soportales son ejemplo de ello.

Al entrar por esa puerta “nos encontramos en la calle principal de Murten. Vea su belleza adornada con las flores en sus ventanas. Se reconoce su parecido con la también bella ciudad de Berna. No obstante, Murten es un poco más suave, diría yo, ya que la ciudad fue hecha con piedras claras, transportadas, por cierto, vía lacustre.”

A diferencia del aspecto grisáceo de los edificios de arenisca de Berna y Friburgo, las fachadas de Murten (e incluso su Puerta de Berna) están hechas de piedra caliza blanca y amarilla de la cordillera del Jura, dando mayor luminosidad al entorno.

“Las casas son menos altas que las de Berna y lo que aquí destaca es que están prohibidos los letreros luminosos en las fachadas.”

Los comercios dan vida a esta arteria principal, otrora llamada Calle de los Ricos, la ‘Reichengasse’, “de una amplitud típica de la época Zähringen”.

Música, vino, pescado y la ‘fondue’

Siguiendo el entorno de la muralla se llega a la Iglesia Alemana, donde un vitral representa la Batalla de Murten y en cuyo órgano se celebran conciertos a medio día del segundo domingo de mes, en la época estival.

“Los organistas famosos vienen aquí gustosos, pues argumentan la buena acústica de la iglesia… y al término de esa media hora de concierto, al visitante lo espera el mercado de pulgas”, añade Béatrice Magnin.

Por el costado exterior del templo, la guía asciende por unas escalerillas al pasillo de la muralla medieval, desde donde se aprecia una vista magnífica.

Al descender, una pausa en el recorrido sobre la calle principal, en el restaurante “Gifthüttli”, como lo conocen los nativos, permite disfrutar a la sombra de una viña silvestre que hace las veces de parasol.

El ambiente invita al consumo de alguna especialidad local de pescado acompañada de un copa de vino del vecino monte Vully… si el clima no es tan grato, una buena ‘fondue moitié-moitié’ hará entrar en calor.

Sobre la Rathausgasse se puede visitar el castillo (realizado por Pedro de Saboya en 1255) donde cada verano se celebra el Festival de Música Clásica ‘Murten Classics’. Los restaurantes sobre la misma acera ofrecen sus especialidades y un vista magnífica del lago.

En esa calle, Béatrice Magnin cierra nuestro encuentro con una historia, salida casi de cuento.

“Nos encontramos en la Rathausgasse, que por poco fue rebautizada como la Calle del Elefante: En el año 1866 llegó un circo a Murten. Las carpas se instalaron en la periferia y los animales fueron llevados a los establos del hotel Weisses Kreuz, sobre esta calle…

El elefante de Murten… en Berna

“Por la noche un elefante macho enloqueció, mató a su cuidador y escapó. Corría sin control. Rápidamente se colocaron barricadas con carros de heno y se llamó a los guardias de la ciudad, pero sus municiones no resultaron efectivas, por lo que debió traerse un cañón de Friburgo.

“A las once de la mañana del otro día, el elefante fue muerto justo enfrente del hotel. La gente se comió su carne. Un hotelero de Neuchâtel quiso comprar parte de ella, pero llegó tarde. La administración comunal tuvo la intención de exponer al elefante disecado y renombrar esta calle, pero las discusiones al respecto no condujeron a nada y finalmente los berneses regatearon el precio de los restos del mamífero…

“y si al visitar el Museo de Historia Natural de Berna se encuentra usted con un esqueleto de elefante, se trata del elefante de Murten, que, en realidad, nos pertenece.”, aún defiende la guía.

swissinfo, Patricia Islas Züttel

Ciudad situada a 453 metros sobre el nivel del mar, con una superficie de 1202 hectáreas, pertenece al cantón suizo de Friburgo y se califica como frontera entre la parte francófona y germanófona de Suiza.

Población: 5.800 habitantes. 80% de ellos de nacionalidad suiza, el 20%, extranjeros.

El 73% de la gente en Murten habla alemán; 14%, francés. La escuela puede ser realizada en alguno de estos idiomas, con aprendizaje a partir del tercer año de la otra lengua local.

El 54% de la población es de confesión protestante, 34% católica, y el resto profesa otra o ninguna religión.

La Oficina de Turismo local ofrece visitas guiadas de la ciudad en varios idiomas. Se debe solicitar con antelación la visita guiada en español.

El Museo de Historia de Murten posee una rica colección sobre los 6000 años de historia de la ciudad y de la religión (abierto de abril a octubre).

El lago de Murten tiene en verano temperaturas agradables para nadar y realizar otros deportes acuáticos. Alrededor de 10.000 turistas acampan en los alrededores lacustres en el periodo estival.

Conciertos de órgano en verano en la Iglesia Alemana (de mayo a septiembre)

La muralla, con una vista a los techos del casco antiguo.

El monte Vully y sus vinos.

Manifestaciones durante todo el año entre las que destacan el carnaval al finalizar el invierno, a partir de mayo y hasta septiembre el mercado de pulgas, funciones de cine a cielo abierto y el festival de música clásica en verano y el marcado navideño a mediados de diciembre.

Murten ofrece muchas posibilidades de excursión en barco, a pie, en patines o en bicicleta.

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