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Con su olor a azufre, Diebold se instala en Ginebra

Diebold busca deshacerse de su filial que fabrica máquinas para votar.

Acusada en Estados Unidos durante la campaña de George Bush en 2004, a causa de las máquinas para votar de una de sus filiales, la firma Diebold estableció su sede europea en Ginebra.

Pese a que la polémica sigue abierta del otro lado del Atlántico, Ginebra y ‘Location Switzeland’, la agencia suiza de asistencia a las inversiones extranjeras, celebran el arribo.

Diebold Incorporated acaba de abrir en Ginebra su sede para Europa, África y Oriente Medio. Esta empresa de Ohio está especializada en los sistemas de transacción y seguridad informática.

En un comunicado, ‘Location Switzerland’, la agencia que asiste a las firmas del continente americano que se establecen en Suiza, estima que “la llegada de Diebold contribuye a reforzar el ya impresionante núcleo de empresas del sector de las tecnologías de la información y la comunicación en la región de Ginebra”.

Lo anterior confirma el estatuto de Suiza como “uno de los principales polos europeos en el campo de la tecnología, de la confidencialidad y la seguridad informáticas”, precisa a swissinfo, Mario Brossi, consejero de ‘Location Switzerland’.

Las máquinas de la controversia

Pero en Estados Unidos, Diebold es una compañía controvertida, justamente por haber hecho vacilar el concepto de ‘seguridad informática’. Todavía hoy, la firma trata de salir de una polémica con resabios políticos.

En 2001, Diebold quiso aplicar su peritaje en materia de ventanillas bancarias automáticas en las máquinas electrónicas para el voto. Su responsable de entonces, que reunió fondos para George Bush, se jactó de poder hacerlo ganar en Ohio, estado crucial para el presidente estadounidense en búsqueda de un segundo mandato en 2004.

El propio director general debió dimitir, acusado de fraude en la Bolsa. Pero continuó la inquietud en torno a la fiabilidad de las máquinas para el voto electrónico de Diebold, hasta tal punto que California renunció a utilizarlas y Maryland va a abandonarlas para regresar a las boletas en papel.

“¡Bagatela!”

“¡Desaconsejo fuertemente la compra de su sistema de voto, es bagatela!”, afirma Alan Dechert, un informático que fundó la organización ‘Open Voting Consortium’.

Hoy, Diebold trata desesperadamente de separarse de su filial especializada en las máquinas para votar. Tras retirar la marca Diebold de las propias máquinas, cambió el nombre de la filial de ‘Diebold Election Systems’ a ‘Premier Election Systems’.

Una cruz para Diebold

“Modificamos la filial para venderla, explica Michael Jacobsen, portavoz de Diebold, cuya sede mundial se encuentra en Ohio. Hicimos varios intentos para venderla y rápidamente, pero no lo logramos, por eso la mantenemos a distancia”.

Michael Jacobsen añade que el grupo forma un nuevo consejo de administración para Premier Election, “para comunicar de manera muy visible que no se trata de una actividad fundamental para nuestro mantenimiento”.

Pero reconoce que es “difícil predecir cuánto tiempo vamos a quedarnos como propietarios de esa empresa”.

El portavoz de Diebold afirma que la cruz de las máquinas para votar no perjudica su reputación en Europa, aunque admite que la controversia concierne a “asuntos extremadamente políticos”. Jacobsen minimiza el impacto subrayando que “esas actividades representan el 5% de nuestra cartera y están centradas en Estados Unidos”.

Al desnudo

Mario Brossi, de ‘Location Switzerland’, no parece tampoco preocupado por la reputación sulfurosa de Diebold.

“La tecnología para el voto electrónico está en desarrollo y cualquier máquina está sujeta a un mal funcionamiento”, dice. Interrogando sobre la relación de Diebold con la administración Bush, considera que “debemos hacer la distinción entre un gobierno con el cual algunos pueden estar en desacuerdo y las empresas que hacen bien las cosas”.

Pero, para Alan Dechert, “no hay duda alguna de que la reputación de Diebold está empañada”.

“Antes era una empresa famosa, pero su reputación sufrió mucho porque el voto electrónico y todo lo que se relaciona con las elecciones está expuesto a las miradas, y Diebold fue puesta al desnudo”, estima el informático.

Para intentar proteger esa reputación, por otra parte, algunos empleados de Diebold no hallaron nada mejor que piratear el pasado mes de agosto la enciclopedia en línea wikipedia, suprimiendo críticas sobre las famosas máquinas para el voto electrónico y los lazos de la sociedad con la administración Bush.

swissinfo, Marie-Christine Bonzon, Washington
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Diebold emplea más de 15.000 colaboradores en cerca de 90 países. En 2006, anunció un volumen de negocios de 2 mil 900 millones de dólares.

Tras el inicio de sus actividades en Ginebra en marzo de 2007, la sede para Europa, África y Oriente Medio de Diebold contempla el reclutamiento de una treintena de profesionales en áreas tales como: venta y publicidad, finanzas, tesorería, gestión de la cadena logística, recursos humanos e informática.

15 puestos se destinarán al mercado local, el resto de los empleados provendrán de diferentes partes de Europa.

“La decisión de Diebold constituye un desarrollo importante para Ginebra”, celebra Pierre-François Unger, ministro cantonal de economía y salud.

“Con nombres tan diversos como HP, EA, TakeTwo, Iomega, Lexmark, Oracle, VeriSign, así como el CERN y la UIT, el cantón se confirma como uno de los sitios más dinámicos para el desarrollo del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en Europa, subraya Pierre Jaquier, responsable de la Oficina de Promoción Económica del cantón de Ginebra.

Según ‘Location Switzerland’, las TIC ocupan el 5º lugar en la creación de empleos en Suiza y el sector genera el tercer mayor volumen de negocios, después de la industria farmacéutica y las finanzas.

Diebold eligió Ginebra “debido a su infraestructura de primer plano en los campos de las telecomunicaciones y los transportes, de su mano de obra multilingüe y polivalente y sus recursos en materia de formación”.

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