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La reprimenda de la UE tendrá poco impacto en Suiza

Desde 1972, Suiza y la UE han firmado cerca de 120 acuerdos bilaterales. Reuters

Los ministros de Exteriores adoptaron este martes un informe sobre las relaciones entre Suiza y la Unión Europea (UE). Bruselas alza el tono a Berna, particularmente en torno a la fiscalidad de las empresas en los cantones. Según dos expertos, esto tendrá poca incidencia.

En el informe aprobado este martes por los ministros de Exteriores, se advierte un cierto hastío de la Unión Europea con respecto a Suiza, el alumno rebelde reprendido. El tono del texto es más severo que el asumido en 2008, año del ejercicio precedente.

“No es sorprendente que el Consejo de los Veintisiete aumentara el tono. El tono subió hace ya algún tiempo. Este verano, la ministra de Economía, Doris Leuthard, se vio severamente confrontada a las reivindicaciones de Bruselas”, destaca Dieter Freiburghaus, politólogo especialista de la Unión Europea.

Una nueva espina 

En el informe, el problema de la fiscalidad cantonal de las empresas reemplazó al de la fiscalidad del ahorro. Más presión sobre Suiza para el levantamiento del secreto bancario, con el intercambio automático de informaciones. Amén de un sermón sobre el sistema de contribuciones de las empresas en los cantones.

“La semana pasada, la UE decidió no hablar ya de intercambio automático de informaciones antes de 2017. Suiza ya no está con la soga al cuello, el secreto bancario fue salvado para los próximos años, queda la espina de la fiscalidad cantonal de las empresas”, anota René Schwok, catedrático del Instituto Europeo de la Universidad de Ginebra.

En línea de mira de la UE, los regímenes fiscales cantonales favorables a los holdings, asimilados a ayudas de Estado que entrañan una competencia desleal. Si en otros lugares, como en Jersey, paraíso fiscal en Inglaterra, los holdings gozan también de aligeramientos fiscales, Dieter Freiburghaus anota que el caso de Suiza, con las disparidades cantonales, es especial. “La Unión Europea reprocha ante todo a Suiza una subvención que deforma la competencia entre los emplazamientos”.

 Irritación

Un reproche que no es nuevo, ya que el tema ocupa a la UE desde hace cuatro años.  “Sobre lo esencial de los puntos, Suiza incurre en procrastinación, trata de ganar tiempo. Y la UE está un poco harta de ese diálogo que se prolonga”, acota René Schwok.

Así, los ministros de Exteriores de la UE, van en la misma dirección que aquellos de Finanzas, que exhortan a la Comisión Europea a convencer a Suiza de aplicar  el código de conducta que la UE adoptó en 1997 en el campo de la fiscalidad de las empresas.

“Un día u otro, Bruselas acabará ciertamente por doblegar a Berna. Sea que Suiza adopte el código de conducta, sea que haga concesiones. Será obligada a encontrar una solución. Por ejemplo, bajar la fiscalidad para las empresas suizas y aumentarla para las empresas extranjeras. En todos los casos, la dificultad será la de mitigar el problema de la falta de ganancias para los cantones”, estima René Schwok.

Así, los ministros de Exteriores de la UE, van en la misma dirección que aquellos de Finanzas, que exhortan a la Comisión Europea a convencer a Suiza de aplicar  el código de conducta que la UE adoptó en 1997 en el campo de la fiscalidad de las empresas.

“Un día u otro, Bruselas acabará ciertamente por doblegar a Berna. Sea que Suiza adopte el código de conducta, sea que haga concesiones. Será obligada a encontrar una solución. Por ejemplo, bajar la fiscalidad para las empresas suizas y aumentarla para las empresas extranjeras. En todos los casos, la dificultad será la de mitigar el problema de la falta de ganancias para los cantones”, estima René Schwok.

LA UE pretendería sacudir a esta Suiza que no avanza desde hace varios años. Pero, según ambos expertos, el país no tiene de qué inquietarse realmente. La Unión Europea no tiene prisa, sin contar que tiene muchos problemas internos que resolver. 

Así, los ministros de Exteriores de la UE, van en la misma dirección que aquellos de Finanzas, que exhortan a la Comisión Europea a convencer a Suiza de aplicar  el código de conducta que la UE adoptó en 1997 en el campo de la fiscalidad de las empresas.

“Un día u otro, Bruselas acabará ciertamente por doblegar a Berna. Sea que Suiza adopte el código de conducta, sea que haga concesiones. Será obligada a encontrar una solución. Por ejemplo, bajar la fiscalidad para las empresas suizas y aumentarla para las empresas extranjeras. En todos los casos, la dificultad será la de mitigar el problema de la falta de ganancias para los cantones”, estima René Schwok.

La UE pretendería sacudir a esta Suiza que no avanza desde hace varios años. Pero, según ambos expertos, el país no tiene de qué inquietarse realmente. La Unión Europea no tiene prisa, sin contar que tiene muchos problemas internos que resolver.

 Suiza tiene todavía un margen de maniobra para jugar algunas cartas en la partida de póquer que la opone a la UE. Tanto en el sistema de contribuciones de las empresas, como en la manera en que Suiza asimila el acervo comunitario, es decir el zoclo común de derechos y obligaciones que une al conjunto de los Estados miembro de la UE, el segundo nudo gordiano para la UE.

Acuerdo ’24 horas’

 En efecto, en su informe, la Unión Europea pide otra vez a Suiza asimilar  automáticamente las novedades del acervo comunitario como lo hacen los países miembros del Espacio Económico Europeo (EEE), por ejemplo Noruega e Islandia. Un punto sobre el cual Suiza no quiere ceder, en nombre de la soberanía estatal y de la autonomía.

En un informe aparecido finales de octubre, el Consejo Federal (Gobierno) propone por otra parte resolver esta cuestión estableciendo un modelo de acuerdo del tipo de aquel denominado “24 horas”.

Este acuerdo plantea que Suiza efectúe esa asimilación, como lo desea la UE. Pero, el país puede someter tales novedades a su Parlamento y hasta utilizar los mecanismos de la democracia directa. En caso de rechazo, la UE puede tomar medidas de represalias, pero deben ser proporcionales y sometidas a un tribunal independiente.

Salvar las apariencias

“Este acuerdo con un texto ambiguo permitiría salvar las apariencias. En los próximos meses el objetivo de Suiza será vender este modelo a la UE. Por el momento ésta se opone, pero si Suiza cede sobre el sistema cantonal de contribuciones, posiblemente será más flexible sobre el acuerdo ’24 horas’”, subraya René Schwok.

El acuerdo ‘24 horas’ podría diseñar el futuro de las relaciones entre Suiza y la UE. Y permitiría encontrar una nueva solución para continuar sobre la vía bilateral que, como lo subraya el informe (pero esto no es nuevo), llegó a sus límites bajo la forma actual.

 En posición de fuerza

Según los dos especialistas, las respuestas en cuanto al futuro de las relaciones entre la UE y Suiza no se darán antes de 2011, año de elecciones federales.

“En años electorales como 2011, Suiza coloca regularmente el expediente de la Unión Europea en el congelador porque el tema es incómodo para todos los partidos, excepto para el partido de la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora)”, subraya Dieter Freiburghaus.

Finalmente, ambos expertos concluyen en que el informe tendrá poca incidencia en Suiza. Sobre todo porque, según René Schwok, el país está en una posición de fuerza con relación a 2008.

“Suiza tiene actualmente una muy buena situación financiera y económica, mientras que varios miembros de la UE están en mala posición. Y la UE la necesita para desempeñar el papel de ‘banquero’”.

Divergencias. Al reaccionar al informe de la UE, el Ministerio suizo de  Exteriores estima que “los acuerdos bilaterales existentes funcionan bien en su conjunto”, pero que en vista de la intensidad de las relaciones bilaterales entre Suiza y la UE, es normal que diversos asuntos concretos relativos a la aplicación de esos acuerdos deban ser discutidos regularmente.

Fiscalidad. Sobre la cuestión del sistema cantonal de contribuciones, Berna afirma haber propuesto soluciones constructivas, que “sin embargo fueron rechazadas por al menos un Estado miembro de la UE”. Subraya que Suiza se muestra también constructiva en otros campos de la política fiscal, como el de una eventual revisión del acuerdo bilateral sobre la fiscalidad del ahorro”.


Acuerdos bilaterales. Suiza recuerda que el Consejo Federal decidió el 18 de agosto mantener sus relaciones con la UE teniendo como base acuerdos bilaterales sectoriales. También subraya que un grupo de trabajo informal Suiza-UE ha sido instituido con el fin de estudiar “las reglamentaciones institucionales horizontales de futuros acuerdos con la UE”. La solución deberá “tener en cuenta la soberanía de ambas partes y el buen funcionamiento de sus instituciones respectivas”, añade el documento helvético.

Febrero de 2009: El banco UBS es autorizado por Berna para dar a los Estados Unidos la identidad de 255 clientes a los que ayudó a evadir a las autoridades fiscales de EE UU, en una violación del secreto bancario.  

Marzo de 2009: En el blanco de la OCDE, Berna decide suavizar el secreto bancario mediante la adopción de normas sobre el intercambio de información.  

Abril 2009: El G-20 coloca a Suiza en un  lista “gris” de paraísos fiscales que están dispuestos a hacer esfuerzos en el intercambio de información.  

Agosto de 2009: Suiza y EE UU alcanzaron un acuerdo sobre UBS, con el que los estadounidenses renuncian a obtener la identidad de 52.000 titulares de cuentas. La asistencia administrativa se concede en 4.450 cuentas.  

Septiembre de 2009: Después de haber firmado 12 acuerdos revisados de doble imposición, Suiza es retirada de la lista “gris” de la OCDE. 

Noviembre 2009: El Gobierno propone al Parlamento presentar los nuevos acuerdos de doble imposición a un referéndum facultativo. La UE aplaza hasta el año 2010 un proyecto sobre la fiscalidad del ahorro que implica un intercambio automático de información.  

Posición oficial de Suiza: Suiza se mantiene firme en rechazar el intercambio automático de información. La asistencia administrativa se otorga en cada caso a las demandas concretas y justificadas. El intercambio de información se limita a los impuestos comprendidos en los acuerdos de doble imposición.  

con la colaboración de Alexander Kuenzle

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