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Milagros Mumenthaler: una cineasta que cruza corrientes entre Suiza y Argentina

Milagros Mummenthaler en el último Festival Internacional de Cine de Viena (Viennale), en octubre.
Milagros Mumenthaler en el último Festival Internacional de Cine de Viena (Viennale), en octubre. © Viennale/Alexander Tuma

Aclamada en los festivales de Toronto, San Sebastián y Nueva York, la última película de Milagros Mumenthaler marca el triunfal regreso de la directora suizo-argentina al circuito internacional tras una ausencia de nueve años. Swissinfo entrevistó a la directora en la Viennale, el evento de cine más importante de Austria.

Han pasado 14 años desde que una película suiza ganó el Leopardo de Oro, el máximo galardón del Festival de Cine de Locarno. Aunque argentina de nacimiento y de origen, la cineasta suizo-argentina Milagros Mumenthaler -ganadora en 2011 por el film Abrir puertas y ventanas– posee ambos pasaportes: su familia se mudó a Ginebra cuando era niña y vivió allí hasta la edad adulta.

Más allá de aquella victoria en Locarno, el recorrido de Mumenthaler como destacada cineasta internacional ha permanecido estrechamente vinculado a su país europeo de adopción, incluso mientras trabajó y produjo sus películas en el volátil, pero célebre país latinoamericano famoso por su tradición cinéfila.

Esta doble nacionalidad significa que no se siente del todo en casa en ninguno de los dos países. «Algunos críticos argentinos han dicho que Las corrientes es más bien una película europea», comenta entre risas a Swissinfo durante la entrevista tras el estreno del filme en la ViennaleEnlace externo, en octubre. «En Argentina no soy cien por ciento argentina, y tampoco me siento muy suiza, donde no vivo desde hace muchos años. Estoy anclada en Buenos Aires por mi hijo».

Tras una pausa inusualmente larga, la nueva obra de Mumenthaler -que sigue a una diseñadora de moda argentina de clase alta cuya vida se desestabiliza tras un viaje decisivo a Suiza para recibir un premio- tuvo su estreno helvético el 2 de noviembre en el Festival Internacional de Cine de GinebraEnlace externo. La directora cuenta que fue allí donde entró por primera vez en el mundo del cine, como voluntaria de 16 años en lo que entonces se llamaba Tous Écrans.

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Anatomía de una caída

Las corrientes  debe su origen a uno de esos viajes determinantes a Suiza. En 2016, Mumenthaler regresó a Locarno con La idea de un lago. De camino a casa tras el festival, se detuvo en Ginebra y comenzó a hablar con amigos y familiares sobre una imagen que la perseguía: la de una mujer que, movida por un impulso, salta desde un puente de la ciudad hacia las turbulentas corrientes que fluyen debajo.

Es con esa imagen enigmática con la que se abre Las corrientes. Lina, una diseñadora de moda argentina interpretada por Isabel Aimé González-Sola, está en Suiza para recibir un premio. En los primeros instantes de la película, arroja el galardón a la papelera de la habitación del hotel.

Desde la distancia, en un único plano secuencia, la vemos cruzar un puente sobre el Ródano, trepar la barandilla central y dejarse caer al agua. El hecho de que la escena transcurra en una sola toma, sin trucos de edición que oculten la caída, convierte la apertura en un momento aún más crudo e impactante.

«A veces estás lleno de miedo cuando te asomas a un balcón», dice la directora al recordar los orígenes de esa imagen. «Supongo que, en ese momento, me descubrí pensando: ‘quiero saltar’. No para morir, sino para volar. Nunca estuve cerca de hacerlo, pero sé que muchas personas tienen sus fragilidades y que, en esos momentos, pueden desconectarse mentalmente. No son indecisas en la vida [como yo], y quizá por eso actúan siguiendo ese impulso».

Lina es una de esas personas. Tras la caída de la protagonista al agua, Mumenthaler pasa directamente a una escena posterior en la que Lina cruza empapada el vestíbulo del hotel, envuelta en una manta térmica. Su lucha desesperada en el río, la incierta llegada a la orilla y la abrumadora conciencia de la magnitud de su roce con el olvido quedan elididas, y sólo más adelante la película las revela en detalle. La creadora parece querer preservar la rareza del momento sin ofrecer explicaciones psicológicas, manteniéndonos ligeramente desorientados al inicio del relato.

«La gente es misteriosa. Tengo un hijo, e incluso él es un misterio para mí», dice. «A veces siento que sé mucho sobre él, pero en realidad no sé qué está pensando. Esa es una parte importante [de hacer cine] para mí. Nunca quiero dar un porqué. No es interesante ofrecer un diagnóstico de mis personajes».

Escena de "Las Corrientes".
Escena de «Las corrientes». © Viennale

Un elemento literario 

Cuando se le pregunta por el intervalo de nueve años entre su película anterior y esta nueva, Mumenthaler subraya lo crucial que es para ella el proceso de escritura: una labor lenta de componer la historia y luego el guion. Añade que, después de ese trabajo, sigue siendo muy difícil sacar adelante una película independiente hoy en día, especialmente para alguien introvertida que obtiene gran parte de su inspiración de la lectura silenciosa de novelas.

«Rodar siempre es una pesadilla para mí», dice sin tapujos, después de explicar que gran parte del placer del cine proviene de sus dos momentos más solitarios: la escritura y el montaje. «[Durante la producción de una película independiente] estás obligado a correr contra el tiempo; te someten a una presión intensa que no ayuda en absoluto».

Más que el cine, es la literatura lo que impulsa su deseo de filmar. «El acto de leer es lo que más me inspira», dice. «Ya sea La señora Dalloway de Virginia Woolf -y no Las olas, pese a la similitud del título, aclara-, o Joyce Carol Oates, Natalia Ginzburg, Samanta Schweblin, María Negroni… Estas escritoras son las que alimentan mi trabajo».

La historia de una compleja transformación interior en una heroína de clase alta, desgarrada existencialmente, y con un título que sugiere un mundo interno borrascoso agitándose bajo la superficie, hace que Las corrientes recuerde, en algunos aspectos evidentes, a una novela de Henry James o Edith Wharton. Pero Mumenthaler es, ante todo, una cineasta: una estilista visual hasta la médula. «Me encanta escribir, pero mis guiones están literalmente llenos de descripciones [de imágenes]».

Como en sus filmes anteriores, una gran parte de Las corrientes se cuenta sin diálogo: delicados desplazamientos de cámara articulan las escenas y hacen que el relato fluya sin recurrir a explicaciones directas. «Escribo largas historias previas para mis personajes -quizá ese sea mi costado literario-, pero al final siempre intento que el guion respire de manera orgánica a través de las imágenes».

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La libertad avanza, el cine retrocede 

Swissinfo se reunió con Mumenthaler la tarde del 27 de octubre de 2025. Esa misma mañana, el mundo despertó con la noticia de que Javier Milei, el presidente argentino que se autodefine como anarcocapitalista, había logrado una sorpresiva victoria arrolladora en las elecciones de medio término de su partido, La Libertad Avanza, consolidando el respaldo a un programa de recortes drásticos del gasto público.

«Argentina es un país resiliente», suspira Mumenthaler cuando el tema inevitablemente sale a la superficie. «Como pueblo, atravesamos grandes altibajos. Pero sí: están literalmente matando la industria del cine. Los cineastas argentinos ya están migrando a España, Uruguay, México. Mis amigos que trabajan en producción han empezado a manejar para Uber».

El 7 de noviembre, Las corrientes se estrenó en Argentina en Fuera de campoEnlace externo, un festival organizado «a partir de la iniciativa de un grupo autogestionado de directores, productores, críticos y trabajadores del cine» y que se celebra en paralelo al Festival Internacional de Cine de Mar del PlataEnlace externo, que durante años fue el principal certamen cinematográfico del país, hasta que fue intervenido y desmantelado por la administración Milei.

«Después [de Viena y Ginebra], llevamos la película allí» para su estreno nacional. «Es bueno resistir», concluyó la cineasta.

Más de 20 salas argentinas proyectan Las corrientes desde su lanzamiento comercial el 13 de noviembre.

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Editado por Virginie Mangin. Adaptado del inglés por Norma Domínguez. Revisado por Carla Wolff.

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