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La democracia directa con viento en popa

Un vistazo al sistema de democracia directa en Suiza. Simon Opladen/swissinfo

Disipar los numerosos malentendidos que rodean el sistema político suizo. Es el ambicioso objetivo de la “Guía de la democracia directa en Suiza”.

Uno de sus autores, Bruno Kaufmann, explica el modernismo y la popularidad de la democracia participativa. Entrevista.

Bruno Kaufmann es presidente de ‘Initiative and Referendum Institute Europe’ (IRI), basado en Amsterdam y fundado en el 2001. En su calidad de presidente participó en la redacción de una guía sobre la democracia directa.

Este investigador residente en Suecia evalúa positivamente el sistema político suizo que permite a los ciudadanos intervenir en las decisiones del Gobierno.

swissinfo: Suiza y su democracia directa ocuparon los títulares de la prensa a raíz de una controvertida exposición en París. El artista Thomas Hirschhorn críticó algunos aspectos del sistema democrático helvético. ¿Qué piensa usted?

Bruno Kaufmann: Sin conocer mucho de esta exposición, diría que siempre es necesario cuestionar la voluntad popular.

Esta historia permitió reactivar el debate acerca de lo que quieren los ciudadanos suizos, la forma de expresar sus anhelos y sobre el funcionamiento de las instituciones de democracia directa.

swissinfo: Contrariamente a Thomas Hirchhorn, usted en su guía destaca los buenos aspectos del este sistema político.

B.K.: Hemos buscado un equilibrio. El libro muestra que la democracia directa funciona todos los días y que no conduce hacia la anarquía.

En cambio expresamos dudas acerca de la pertinencia del sistema en el otorgamiento de la ciudadanía suiza a los extranjeros. En algunas comunas, es en efecto la población que decide si tal o cual persona tiene derecho a la nacionalidad suiza.

Nuestro estudio interroga la incapacidad de Suiza para conciliar la democracia directa con un enfoque más activo y abierto de la cuestión europea.

swissinfo: Usted rechaza sin embargo la idea propagada que el sistema es extremadamente lento y que los ciudadanos no tienen siempre la competencia requerida para votar algunos temas

B.K.: Es uno de nuestros puntos centrales. La democracia directa no es un ejercicio donde ciertos pueblos tendrían más facilidad que otros. Los ciudadanos adquieren sus habilidades practicando esta forma de democracia. “Se aprende poniendo las manos en la masa”.

Es esencial mostrar que si ciertas decisiones toman más tiempo en un sistema de democracia directa, necesariamente no es una mala cosa. La lentitud puede ser una ventaja. Evita correr en una dirección para irse de nuevo luego en la dirección opuesta.

swissinfo: ¿Cuáles son según usted las ventajas y los méritos principales del sistema suizo?

B.K.: No existe un estilo suizo único. La democracia directa varía de una región a otra, incluso de una comunidad a otra.

Pero podemos, sin embargo, decir que el sistema suizo es maravillosamente favorable a los ciudadanos. Es una forma de gobierno que permitió a numerosas minorías vivir juntos y resolver problemas sin llegar a guerras.

Además, la democracia directa parece tener un impacto positivo sobre el bienestar. La gente tiene una percepción muy clara de lo que es necesario para la comunidad. El ciudadano individual es más que un simple consumidor, está más conciente de las necesidades de la sociedad en la cual vive.

swissinfo: usted vivió numerosos años en Suecia. ¿ No tiende un poco a idealizar la democracia tal, como se la practica en Suiza?

B.K.: Todo depende de la perspectiva que usted escoge. Si usted vive en Suiza, está acostumbrado a las votaciones regulares y posiblemente estará más propenso a ver los problemas vinculados a la democracia directa.

Pero usted puede además no ver que estos problemas son mucho más serios en las democracias donde los ciudadanos son consultados distintamente menos a menudo.

swissinfo: Pero usted sabe que sólo una monoría de ciudadanos que participa en las votaciones, generalmente cerca del 40%…

B.K. Es un argumento que se escucha a menudo. Pero este promedio es comparable a la de los países donde sólo se vota una, dos tres o cuatro veces, mientras que los suizos tienen la posibilidad de votar varias veces por año.

El 20% de los suizos vota regulamente y el 20% no vota nunca. Los demás son ciudadanos que acuden a las urnas cuando el tema les interesa o les afecta directamente.

En promedio, se puede decir que los suizos están mucho más implicados en el proceso de toma de decisión política que los ciudadanos de otros países.

swissinfo: Su libro ofrece una serie de ensayos bien presentados, con cifras y gráficos. ¿A qué publico está destinado?

B.K.: Los politólogos y otros investigadores encontrarán por primera vez, una lista en inglés de referéndum realizados en Suiza. Además un análisis de los sistemas de democracia directo de 32 países europeos.

Pero el libro está destinado también a cualquiera persona que se interese a la democracia directa o trabaje en ese campo. Que se trate de funcionarios gubernamentales, políticos o ciudadanos.

No es un panfleto por o contra la democracia directa. Queremos solamente ofrecer una documentación sobre esta forma de gobierno, sabiendo que más de 250 millones de personas de 10 países deberán próximamente votar sobre la nueva constitución europea.

La democracia ditrecta no es una idea exótica o pasado de moda. Es un concepto eminentemente moderno.

swissinfo: Se puede considerar la publicación como un ejercicio de relaciones públicas a favor de suiza?

B.K.: No, Tomamos Suiza como ejemplo porque es una antigua tradición de democracia directa. Pero establecemos un vínculo con otros países, con el fín de situar el debate en un contexto más amplio.

swissinfo: Urs Geiser
(Traducción: Alberto Dufey)

La guía sólo ha sido publicada en inglés, por el Instituto de Iniciativas referendarias de Amsterdam.

Desde la creación de Suiza moderna en 1848, el pueblo ha sido llamado 531 veces a las urnas para votaciones federales.
14 iniciativas populares han sido aceptadas, 159 rechazadas.
19 contraproyectos del Gobierno o del Parlamento han sido aceptados, 14 rechazados.
215 referéndums han sido aceptados, 121 rechazados.
Además de estas votaciones, el pueblo elige ambas cámaras del Parlamento cada cuatro años y participa en las votaciones y las elecciones a nivel de los cantones y los municipios.

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