«El Islam no es positivo para las mujeres»
Es lo que sostiene la escritora y periodista suiza Mireille Vallette, autora del libro ‘¿Islamofobia o legítima desconfianza?’ que genera polémica. Militante feminista y miembro del Partido Socialista, considera positivo el resultado del referéndum que prohíbe la construcción de minaretes en Suiza.
Mireille Vallette recibió a swissinfo.ch en un céntrico café de Ginebra para analizar los resultados de la votación del pasado 29 de noviembre y explicar su rechazo a lo que considera como “penetración del integrismo en Suiza”. Entrevista.
Habituados a escuchar un discurso crítico hacia el Islam en boca de hombres de la derecha nacionalista, las observaciones de una mujer de izquierdas y feminista poseen un interés particular.
swissinfo: ¿Cuando comienza su lucha contra el integrismo islámico?
Mireille Vallette: La primera vez que abrí los ojos a esta realidad fue en 1979, gracias a la Revolución Iraní. Entonces militaba yo en el Movimiento de Liberación Femenino (MLF) y una colega periodista logró entrevistar al ayatola Jomeini en su retiro francés. Las exigencias a las que tuvo que someterse para poder hablar con el líder religioso me hicieron ver que el Islam fundamentalista no podía ser positivo en absoluto para la condición de la mujer. Por tanto, como feminista comencé a tomar distancia de ellos y estudiarles con atención.
swissinfo: ¿Y cuál es la relación con Suiza?
M.V.: En varias ocasiones he entrevistado a pensadores y líderes islámicos integristas sobre cuestiones muy concretas como pueden ser sus posturas sobre la poligamia, la desigualdad en la herencia entre hijos e hijas, el derecho a la apostasía (renuncia al Islam) o la generalizada falta de reacción musulmana ante el terrorismo islamista. Jamás obtuve respuestas satisfactorias. Pero tampoco obtuve respuestas del Partido Socialista, cuya dirección se oculta ante estos problemas. Ello me ha hecho tomar cada vez más distancia de las élites políticas, que no escuchan a la gente.
swissinfo: A su entender, ¿por qué ocurre tal fenómeno?
M.V.: Porque una reivindicación de base del socialismo y la izquierda es la defensa de los derechos del inmigrante. De todos los inmigrantes, sin excepción ni filtros de ninguna clase. Ello explica el apoyo ciego de las élites de izquierda europeas a la inmigración árabe y musulmana. Pero lo cierto es que hay miles de musulmanes moderados en Suiza y Europa bajo la presión integrista, un hecho que debe ser denunciado. Me preocupa que nadie se plantee seriamente la necesidad de saber lo que ocurre en estas sociedades paralelas que se están formando dentro de Europa.
swissinfo: ¿A qué se refiere con “sociedades paralelas”?
M.V.: Pienso que el Islam en Suiza penetra poco a poco con su lógica todas las estructuras que hasta ahora se mantenían como esencialmente laicas: la escuela ante todo, luego la salud, el ocio, etc. El Islam se infiltra en todo el espacio que se le permita ocupar, imponiendo su ley y prohibiendo toda disensión o crítica a su respecto, por razonada y sensata que sea. Cuando adquieran la masa crítica que les permita influir políticamente, lo harán. No le quepa la menor duda.
swissinfo: ¿Es por estas razones que llega usted a escribir su libro?
M.V.: Mi libro ha sido descalificado por algunos como un panfleto, pero otros analistas piensan que debería haber sido una lectura obligatoria para los periodistas encargados de cubrir el referéndum del 29 de noviembre. En general, los medios de comunicación se limitaron a interrogar a los mismos portavoces islámicos de siempre: Tariq Ramadan, Hafid Ouardiri y otros integristas, quienes son, en realidad, los responsables últimos del resultado de la votación de los ciudadanos suizos. Esta gente no se posiciona jamás de manera clara y progresista. En los debates afirman no apoyar la violencia islamista, pero siempre parecen estar dispuestos a comprenderla.
swissinfo: ¿Cómo analiza el resultado de la votación del 29 de noviembre?
M.V.: Lo que ha ocurrido es una chispa de esperanza en un paisaje en el que las élites favorecen el oscurantismo. Se ha liberado la palabra. Es evidente que un resultado del 58% a favor no pudo abarcar sólo a los votantes de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha nacionalista), sino que muchas feministas, socialistas, centristas y otras fuerzas moderadas han querido pasar un mensaje inequívoco a la clase política y a los integristas musulmanes.
swissinfo: ¿Por qué a la clase política?
M.V.: Porque el abismo existente entre la opinión pública europea y las élites políticas, mediáticas y culturales es muy preocupante. En cuanto a Suiza, es posible que las numerosas iniciativas para anular la voluntad popular prosperen, dadas las grandes presiones e intereses en juego, pero eso sería un arma de doble filo.
swissinfo: ¿Por qué?
M.V.: Porque el peligro sería la deslegitimización de la clase política. O sea, que el pueblo ya no reconozca a los políticos como sus representantes. Y ese es un precio muy alto a pagar en Berna. Me preocupa mucho que la gran pregunta que parece hacerse el Consejo Federal (gobierno) sea acerca de cómo anular el resultado del referéndum, en vez de interrogarse seriamente sobre cuáles son las verdaderas motivaciones que han llevado al pueblo suizo a pronunciarse de esta manera. Hay un paternalismo y un desprecio de la voluntad popular que me parecen muy graves.
swissinfo: ¿Puede dar un ejemplo?
M.V.: Piense en el caso de Christophe Darbellay (presidente del Partido Demócrata Cristiano) quien abogó tras el arrollador resultado del referéndum por medidas estrictas y un mayor control de la inmigración musulmana. Pues bien, Darbellay se vio obligado a desdecirse y a pedir perdón públicamente. Fue un linchamiento político en toda la regla, puesto que nadie puede alzar la voz contra el Islam en Europa.
swissinfo: ¿Qué responde a los observadores que alegan que los musulmanes de Suiza están bien integrados?
M.V.: Está por ver que el fundamentalismo no ocupe un enorme espacio en Turquía. Y creo que los alemanes pueden dar testimonio de la ‘integración’ turca, sin olvidar a qué corriente política adhiere el actual primer ministro de Turquía. Lo cierto es que incluso los turcos moderados están bajo el poderoso influjo de los fundamentalistas.
swissinfo: Usted es una combatiente feminista de primera hora.
M.V.: Como feminista no puedo tolerar una religión que diaboliza el cuerpo de la mujer y justifica los castigos físicos o la poligamia. De hecho, me cuesta entender que una mujer occidental pueda tolerar y avalar estas prácticas. Pero lo más increíble es que comenzamos a tolerar ritos y prácticas incluso antes de que los musulmanes nos lo pidan. Es una forma de autocensura marcada por la omnipresente corrección política.
swissinfo: ¿Y qué opinan las demás feministas?
M.V.: La militancia feminista de hoy es profundamente académica y está alejada de la realidad de la calle. Además, muchas feministas son igualmente socialistas, lo que las lleva a tener una visión idealizada y angélica de la inmigración.
swissinfo: Hay voces que claman por una ‘alianza de civilizaciones’…
M.V.: Creo que la Alianza de Civilizaciones, propugnada por el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, el primer ministro turco Erdogan y Suiza, es una iniciativa muy peligrosa. Pone en planos de igualdad realidades que no lo son, e intenta convencer a los pueblos de Europa de que sus ideas sobre el Islam están equivocadas, en contra de toda evidencia razonable. A base de dinero, quieren cambiar nuestras ideas y nuestra educación.
swissinfo: ¿Teme usted por Suiza a partir de esta decisión?
M.V.: No creo en un estallido de violencia o en un boicot generalizado del mundo musulmán contra Suiza, pero sí creo que la decisión del pueblo suizo llevará a los musulmanes moderados de este país a acercarse aún más a los integristas. He aquí el gran peligro para la democracia.
Rodrigo Carrizo Couto, Ginebra, swissinfo.ch
Esta escritora, periodista y activista, de 58 años, vive en Ginebra y tiene doble nacionalidad francesa y suiza. Tras una carrera de periodista, trabaja hoy en la Administración.
Se define como “mujer de izquierdas y atea”. Es autora de ‘¿Islamofobia, o desconfianza legítima?’, publicado por la editorial Favre con prefacio de Charles Poncet. El subtítulo de la obra es ‘Igualdad de sexos y democracia: los suizos ante el integrismo islámico’.
En su libro, Vallette denuncia la estrategia de los integristas para ocupar cada vez más espacio público en Suiza y analiza lo que considera un “doble discurso” de líderes islámicos como Tariq Ramadan o el ex portavoz de la mezquita de Ginebra Hafid Ouardiri.
Igualmente critica a instituciones como la ONU, a la que acusa de “filoislamismo” y de “cortar nuestros derechos y libertades”.
El pasado 29 de noviembre, el pueblo suizo se pronunció con un 58% de votos y un 55% de participación ciudadana a favor de inscribir la prohibición de edificar minaretes en las mezquitas de Suiza.
La iniciativa es fruto de una propuesta del partido de la derecha nacionalista UDC, que representa al 29% de ciudadanos suizos, y es mayoritario en el Parlamento, y la minoritaria Unión Democrática Federal (UDF).
En Suiza viven unos 400.000 musulmanes, en su mayoría provenientes de Turquía, Albania y la antigua Yugoslavia.
El resultado del referéndum causó conmoción en toda Europa y el mundo árabe–musulmán, atrayendo sobre Suiza una atención mediática sin precedentes.
Numerosas iniciativas intentan invalidar el resultado del voto popular, de momento sin resultados.
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