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Las ONG se enfrentan a una ardua batalla para acceder a la ONU

El Consejo de Derechos Humanos en Ginebra
Conseguir la acreditación es la única manera de que las ONG tengan acceso directo a la ONU y trabajen eficazmente en ella. Su contribución es inestimable en el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra (como muestra la foto). Keystone / Salvatore Di Nolfi

Para muchas ONG, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas —con sede en Ginebra— que el lunes inició su periodo de sesiones de primavera, es la plataforma definitiva para sus actividades de defensa. Pero la opacidad del organismo con sede en Nueva York a menudo complica poder acceder al Consejo.

Las reuniones del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra —el máximo órgano de derechos humanos de la ONU— son una oportunidad para que las organizaciones no gubernamentales (ONG) defiendan en la escena internacional las causas que apoyan. Para asistir en persona a las sesiones del Consejo y hacer declaraciones ante sus miembros, los grupos de la sociedad civil —antes de nada— tienen que obtener del Comité de ONG de la ONU —un órgano poco conocido y con sede en Nueva York— una acreditación denominada estatus consultivo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, ECOSOC.  

El trabajo del Comité de ONG consiste en garantizar que en los procesos de la organización pueda participar una amplia gama de ONG y aporten su experiencia a la ONU. Sin embargo, entidades de la sociedad civil, expertos independientes, algunos diplomáticos e incluso funcionarios de la ONU muestran sus críticas y, de hecho, sostienen que algunos de sus miembros hacen justo lo contrario.

“Se supone que la ONU debe abrir sus puertas a las organizaciones de derechos humanos, no cerrarlas”, explica Meena Varma, directora ejecutiva de la Red Internacional de Solidaridad Dalit (IDSN, por sus siglas en inglés). IDSN es una pequeña ONG de Copenhague que trabaja para eliminar la discriminación por motivos de casta de las personas dalit. Esta ONG tiene el triste récord de haber tenido que esperar 15 años para obtener su acreditación.

Tácticas injustas

“La mayoría de los Estados miembros que aspiran a ser elegidos parte del Comité de ONG, por desgracia, actúan como guardianes que buscan bloquear a determinados grupos de la sociedad civil, en vez de facilitar su participación en la ONU”, afirma Maithili Pai, que en el Servicio Internacional para los Derechos Humanos (ISHR, por sus siglas en inglés) —ONG con oficinas en Nueva York y Ginebra— aboga por el acceso de la sociedad civil a la ONU.

El Comité de ONG —que celebra dos sesiones al año para examinar las solicitudes de las ONG— lo componen 19 Estados miembros, elegidos por periodos de cuatro años y con posibilidad de mandatos sucesivos. Pero muchos de sus miembros no ven con agrado el trabajo de los grupos de la sociedad civil. El espacio cívico nacional de 11 de los miembros del comité está “cerrado” (en China, Cuba y Eritrea, por ejemplo) o “reprimido” (como en India, Pakistán o Turquía), según el grupo sin ánimo de lucro CIVICUS. 

El método que quienes forman el comité utilizan para bloquear las demandas de las ONG es muy simple. “La táctica sencillamente consiste en plantear una pregunta. Si la ONG no está en Nueva York para responderla, su petición automáticamente se aplaza hasta la siguiente sesión”. Esa ha sido la estrategia utilizada: 105 preguntas y 15 años”, expone Meena Varma de IDSN. Solo los grupos con dinero suficiente se pueden permitir enviar representantes a Nueva York.     

Es evidente que hay razones para investigar a las ONG antes de concederles el pase. Un supuesto grupo de la sociedad civil podría, por ejemplo, estar controlado por un gobierno o una milicia. También podría querer promover causas que van contra la Carta de la ONU o los derechos humanos. Pero la cuestión es que, para silenciar a las ONG legítimas y protegerse de las críticas a sí mismos y a sus aliados, algunos países se valen de la discrecionalidad de las normas del comité, argumentan quienes no aprueban este proceder; que, al mismo tiempo, dicen que cualquier miembro del comité —sin tener que rendir cuentas— puede bloquear a una ONG haciendo cualquier pregunta.

Entre las “tácticas injustas” que utiliza el comité —según Pai, de la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos— está el hecho de hacer preguntas repetitivas o exigir, por ejemplo, que una ONG que ha enviado a un miembro a la sede de la ONU para responder en persona a las preguntas del comité tenga que presentar también la respuesta por escrito. Y esto aplaza su demanda hasta la siguiente sesión del comité, meses después. Otra maniobra consiste en preguntar sobre los planes futuros. Una cuestión que puede repetirse una y otra vez, indefinidamente.  

Al término de su última sesión, en febrero, el Comité de ONG aprobó las peticiones de 214 grupos y aplazó las de otros 296. Cerró 49 solicitudes de ONG que, en dos sesiones consecutivas, no respondieron a las preguntas del comité. Más de la mitad de las peticiones examinadas (321) ya se habían aplazado antes.  

Al cabo de un tiempo algunas ONG pueden rendirse. Otras, simplemente, no tienen recursos para presionar en favor de su credencial y atender una y otra vez las peticiones del comité. “Estaba totalmente preparada para que aplazaran otros 15 años nuestra acreditación. Estoy segura de que [los miembros del comité] esperaban que en algún momento nos diéramos por vencidos”, reconoce Varma.

Soluciones alternativas

Conseguir la acreditación es la única forma que las ONG tienen para acceder directamente a la ONU y trabajar en ella eficazmente. Su contribución en el Consejo de Derechos Humanos es inestimable. Sin las ONG, cuestiones como la discriminación, las nuevas tecnologías o el medioambiente no ocuparían un lugar tan destacado en la agenda del Consejo. Los grupos de la sociedad civil suelen trabajar sobre el terreno, donde recaban información valiosa que los Estados miembros no pueden aportar. También desempeñan un papel crucial en el seguimiento de las decisiones del Consejo.   

Para aquellas ONG que no pueden acreditarse existe una solución alternativa:  ponerse en contacto con una ONG que sí tiene acceso y esté dispuesta a compartir con ellas su turno de palabra. Aunque no es una fórmula mágica, significa que a estos foros solo pueden acceder las ONG que están bien conectadas. Las ONG de base y las que no tienen recursos suficientes quedan relegadas. 

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A pesar de que les han rechazado la solicitud en dos ocasiones, el Congreso Mundial Uigur (WUC, por sus siglas en inglés) —ONG con sede en Múnich que defiende los derechos de la minoría musulmana uigur de China— ha podido acceder a las reuniones de la ONU gracias precisamente a sus contactos con otras organizaciones. Según su presidente, Dolkun Isa, el WUC no puede acreditarse debido a la influencia que China tiene en la ONU. Ya que Pekín considera que el WUC es un grupo “terrorista” y “separatista”. Afirmaciones que rechaza su presidente. 

No obstante, Dolkun Isa se enfrenta a más dificultades. “El problema es que, a veces, a las ONG que nos facilitan una acreditación les amenazan con retirarles la suya”, cuenta. En 2018, China pidió que se retirara la credencial de la Sociedad para los Pueblos Amenazados (STP, por sus siglas en inglés), una ONG alemana a través de la cual el WUC accedía a la ONU. La STP pudo mantener su acceso, pero este incidente muestra hasta qué punto están dispuestos a llegar los países para bloquear a los grupos que desaprueban.

Algunas ONG que solicitan acreditarse no abogan contra las prácticas injustas del comité por el temor a sufrir represalias en su país y en la ONU, dice la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos.

Salida

En los últimos años Estados Unidos y Reino Unido han defendido una nueva forma de ayudar a los grupos que consideran que el Comité de ONG bloquea de manera injusta.

En diciembre de 2022, Estados Unidos impulsó que el Consejo Económico y Social de la ONU —compuesto por 54 países y del que el Comité de ONG depende— votara a favor de que nueve grupos de la sociedad civil —la Red Internacional de Solidaridad Dalit, entre ellos— lograran su acreditación aunque el comité no lo aprobara.

Algo que no gustó nada a algunos miembros del comité. Pero, si se tiene en cuenta que unas 300 ONG están a la espera —según Pai— esta no es una solución eficaz, ya que, afirma, “Si este es el único método en el que confiamos, tardaremos una eternidad”.

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Para la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos, una solución mejor sería que el Comité de ONG adopte reformas, que probablemente dependan de una composición que incluya a más países que acepten la participación de la sociedad civil. El Servicio Internacional para los Derechos Humanos ha abogado por que más países de este tipo se presenten a las elecciones. Durante las votaciones, los escaños se dividen en regiones geográficas, que suelen presentar listas no competitivas, lo que significa que los comicios no se disputan. 

Dada la influencia de Pekín, Dolkun Isa —del WUC— no cree que un mayor número de miembros o de votos en el ECOSOC ayude a su organización a conseguir una acreditación. “China utiliza su poder económico y diplomático para presionar a los países de África, Oriente Medio y América Latina. En la ONU, las democracias son una minoría. La mayoría de los Estados miembro son gobiernos autoritarios”.

Adaptado del inglés por Lupe Calvo

>>> Vídeo explicativo sobre el funcionamiento del Consejo de Derechos Humanos de la ONU:

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