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“Welcome to Manbij”: Francotiradores, coches bomba y minas

Combatientes kurdos y árabes avanzan en el bastión de Manbij, del grupo yihadista EI el 23 de junio de 2016 en Siria afp_tickers

En Manbij, un bastión yihadista en Siria, combatientes árabo-kurdos permanecen apostados detrás de los muros de las casas destruidas para eliminar a los francotiradores antes de continuar su avance en esta ciudad, apoyados por la aviación de la coalición dirigida por Estados Unidos.

“Nos hemos sumido en una guerra callejera”, asegura Marvan Roj Ava, un combatiente kurdo de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), con un pañuelo verde en la cabeza y un arma en las manos, mientras avanza en la entrada de la ciudad entre cascotes y cadáveres de yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

Las FDS, que entraron el jueves en Manbij, intentan reconquistar desde el 31 de mayo esta ciudad situada en la provincia septentrional de Alepo para privar a los yihadistas de un enclave estratégico en su abastecimiento de armas y hombres desde la vecina Turquía.

El equipo de la AFP ha sido el primero en poder entrar con estos combatientes en los barrios del oeste, aunque tuvo que partir antes del anochecer a petición de las FDS a causa de la intensidad de los combates.

“Welcome to Manbij”, un pequeño panel azul que daba la bienvenida en inglés a los visitantes, seguía intacto a la entrada de la ciudad. Pero, enfrente, otro letrero instalado probablemente tras la toma de la ciudad en 2014 reza: “En la región del EI, tú, tu dinero y tu honor son preservados”.

– Alertar a los aviones –

Los barrios occidentales se encuentran totalmente desiertos. Carcasas de vehículos bloquean las calles laterales y todas las vías están cubiertas de cartuchos.

“Hay violentos combates entre nuestras fuerzas y Dáesh [acrónimo en árabe del EI]”, añade el combatiente kurdo. “La primera fase marcada por el asedio de la ciudad terminó y ahora vamos a avanzar progresivamente”.

La prudencia preside cualquier avance posible, máxime cuando los yihadistas diseminaron artefactos explosivos por la ciudad, apostaron francotiradores y cuentan con atacantes suicidas dispuestos a actuar.

Para evitar los disparos de los francotiradores, los combatientes se desplazan en un vehículo blindado, apodado “Escorpión”, dentro del cual viajan los dos periodistas de la AFP.

Otros toman posiciones detrás de los muros de las casas destruidas para vigilar los movimientos de los yihadistas. En ocasiones, uno de los combatientes advierte por el walkie-talkie del emplazamiento del francotirador, a quien atacan rápidamente a través de los agujeros de las paredes o de las cortinas.

Un poco más allá, en una de las casas de la entrada de la ciudad, otros combatientes señalan en un mapa el emplazamiento de los yihadistas para enviar las coordenadas a los aviones de la coalición internacional que sobrevuelan el sector.

El papel de estos aviones ha sido crucial durante la batalla de Manbij. El mando estadounidense informó de más de 230 ataques aéreos contra los yihadistas desde el inicio de la ofensiva. Consejeros militares estadounidenses y franceses ayudan además a la FDS en el terreno.

– Túneles y coches bomba –

En esa casa rodeada de olivos, un combatiente afirma tener informaciones del interior de Manbij, donde “los yihadistas prepararon un gran número de coches bomba para lanzarlos contra las FDS”.

El EI “excavó incluso túneles para evitar los bombardeos de la coalición”, agrega, rechazando desvelar su identidad.

Sea cómo sea, el mando militar de las FDS Ali Kobané confía en vencer. “Dáesh se vino abajo, por eso recurren a coches bomba”, dijo en kurdo. “Pero nuestros camaradas son pacientes y pueden afrontarlos”.

“Ya no tienen otros medios para defenderse y nuestras fuerzas tienen experiencia ahora en hacer explotar los coches bomba antes de que se acerquen a nosotros”, afirma el combatiente Marvan Roj Ava.

Las FDS, en su mayoría compuestas por fuerzas kurdas, llegaron a tomar un centenar de localidades y aldeas alrededor de Manbij y a sitiar la ciudad, privando a los yihadistas de su principal ruta de aprovisionamiento entre la frontera turca y Raqa, su capital de facto en Siria situada más al este.

En el pueblo de Um al Safa, situado en la carretera que lleva a Manbij, se instalaron tiendas improvisadas para las familias que huyeron de los combates de la ciudad, donde siguen bloqueados decenas de miles de civiles, según una ONG.

Allí, un niño corre con un panfleto lanzado por los aviones de la coalición en la mano. “La voluntad del pueblo sirio romperá las cadenas del terrorismo”, asegura ese trozo de papel. Al lado del texto figura un águila rompiendo cadenas, dibujada con los colores de la bandera siria de la rebelión.

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