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La continuidad de Asad en Siria ya no es un tabú para los occidentales

El presidente de Siria, Bashar al Asad, responde a las preguntas de un periodista de Al Manar en Damasco el 26 de agosto de 2015 afp_tickers

Los dos fieles aliados de Damasco, Rusia e Irán, aparecen este domingo en posición de fuerza para imponer a los países occidentales su estrategia de hacer de la lucha contra los yihadistas en Siria la prioridad absoluta, manteniendo así en su puesto al presidente Bashar al Asad.

La víspera de la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas, los presidentes ruso, Vladimir Putin, e iraní, Hasan Rohani, movieron fichas, en sendas entrevistas televisivas, para imponer su visión de la gestión del conflicto sirio frente a unos estadounidenses y europeos conmovidos por la crisis de los refugiados y la amenaza terrorista.

Putin, que se reunirá el lunes en Nueva York con su par estadounidense Barack Obama al margen de la Asamblea de la ONU (el primer encuentro entre ambos en dos años) reveló de esa manera la nueva coalición que pretende instalar para combatir a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

“Propusimos cooperar con los países de la región”, dijo a la cadena CBS. “Intentamos establecer una suerte de marco de coordinación, desearíamos tener una plataforma común para una acción colectiva contra los terroristas”, señaló.

Moscú está a la ofensiva hace varias semanas en el frente sirio, reforzando considerablemente su presencia militar en el feudo gubernamental del noroeste del país y multiplicando las iniciativas. Este domingo, en Bagdad, Putin anunció que Irak, Rusia, Irán y Siria habían decidido crear un centro de inteligencia en la capital iraquí para luchar con mayor eficacia contra el EI.

El presidente ruso descartó, en sus declaraciones a CBS, que su país prevea enviar tropas terrestres a Siria “por el momento”, pero que reforzará su respaldo a Asad.

Moscú “no participará en ninguna operación terrestre en territorio sirio o de ningún otro país. En fin, al menos no lo prevemos por el momento”, señaló.

– Hechos consumados –

Las iniciativas rusas preocupan a Estados Unidos y sus aliados europeos, que parecen estar cada vez más obligados a reaccionar ante los hechos consumados de las acciones de Moscú, en momentos en que su propia estrategia militar contra el EI parece derrapar.

“Estamos intentando comprender cuáles son las intenciones de Rusia y de Siria y de tratar de ver si hay una manera de encontrar una salida benéfica”, reconoció el domingo un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense.

Washington y unos 60 países europeos y árabes sunitas forman parte desde hace un año de una coalición militar que ha lanzado miles de ataques aéreos contra bastiones del EI en Siria e Irak.

Francia, que participa en esta coalición, llevó a cabo el domingo sus primeros bombardeos en Siria, atacando un campo de entrenamiento del EI en Deir Ezzor (este). El presidente francés, François Hollande, dijo el domingo que su país había actuado en situación de “legítima defensa” y que podrían realizarse nuevos ataques “en las próximas semanas”.

Sin embargo, todas estas acciones no impidieron al EI reforzar sus posiciones ni mellaron su poder de atracción: según agentes de inteligencia estadounidense citados por el New York Times, cerca de 30.000 yihadistas extranjeros, muchos de ellos occidentales, viajaron a Irak y Siria desde 2011 para sumarse a filas del Estado Islámico, el doble de las estimaciones precedentes, un año antes.

Ante este panorama, Rusia e Irán han reforzado su tesis de que el gobierno de Asad es el único escudo real contra el avance del yihadismo.

– Hacia la permanencia de Asad –

Explotando la nueva situación y las idas y venidas de los occidentales -que durante largo tiempo reclamaron la partida del presidente sirio- el jefe de Estado iraní afirmó que existe actualmente un amplio consenso para mantener en el poder a su aliado de Damasco.

“Pienso que hoy todo el mundo acepta que el presidente Asad debe permanecer (en el poder) con el fin de combatir a los terroristas”, destacó Rohani a CNN.

El mensaje está comenzando a ser escuchado. Washington, Londres, Berlín y París ya no plantean desde hace varias semanas la exigencia de la partida de Asad.

La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, dijo incluso que se debe conversar con el presidente sirio, y su ministro de Relaciones Exteriores defendió el domingo la creación de un gobierno de transición en Siria para salir del actual bloqueo.

“Si podemos reunir a los actores principales de la región, Europa, Estados Unidos y Rusia (…) bajo un denominador común (…), lo que significa (…) que se iría hacia la constitución de un gobierno de transición, esto ya sería mucho”, declaró Frank-Walter Steinmeier a la cadena de televisión ARD.

Incluso Estados Unidos moderó su postura. Una semana atrás, el secretario de Estado John Kerry concedió que el calendario de la partida de Asad era negociable.

París y Londres repiten que el actual presidente sirio no puede formar parte del “futuro” del país pero siguen siendo muy poco claros en cuanto a cuándo y cómo se produciría su partida.

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