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La batalla del Brexit no terminó, May deberá ahora convencer al Parlamento

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, durante una conferencia de prensa en 10 Downing Street en Londres, el 14 de noviembre de 2018 afp_tickers

Lograr un acuerdo sobre el Brexit con la Unión Europea no fue fácil y la batalla no está aún ganada. La primera ministra británica Theresa May deberá ahora lograr la aprobación de un Parlamento donde ha sido criticada por todos los bandos.

Tras la aprobación el miércoles por el ejecutivo del acuerdo alcanzado entre Londres y Bruselas y la próxima cumbre europea, la Cámara de los Comunes debe ratificar el texto, probablemente a mediados de diciembre.

El Partido Conservador de May (315 diputados) y sus aliados del pequeño partido unionista norirlandés DUP (10) suman una estrecha mayoría en una cámara con 650 diputados, 7 de los cuales, del partido republicano irlandés Sinn Fein, boicotean las sesiones.

Las negociaciones con Bruselas se vieron complicadas por la necesidad de calmar las críticas de los diferentes grupos políticos británicos, pero el hecho de que May anuncie ahora que tiene un acuerdo no garantiza que logre la luz verde del parlamento.

Los diputados conservadores están muy divididos. Tanto los euroescépticos como los proeuropeos amenazaron con rechazar el acuerdo, lo que llevó a May a buscar apoyos entre los diputados del opositor Partido Laborista.

La primera ministra conservadora ya llamó en el pasado a los legisladores a actuar “por el interés nacional” y en privado advirtió a su partido de que no puede predecir qué ocurriría si su acuerdo de Brexit es rechazado.

Una derrota podría tener muy graves consecuencias, desde el colapso del gobierno de May hasta la posibilidad potencialmente catastrófica de que Reino Unido simplemente abandone el bloque sin acuerdo, arriesgándose al caos económico y legal.

“Agárrense que vienen curvas”, dijo un diputado a la AFP.

– Aritmética parlamentaria –

Los conservadores euroescépticos, liderados por el diputado Jacob Rees-Mogg y el exministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson, no ha dejado de criticar la forma en que May encaró la negociación del Brexit.

“No está usted cumpliendo con el Brexit por el que votó la gente y hoy perderá el apoyo de muchos diputados conservadores y de millones de votantes”, le lanzó el euroescéptico Peter Bone el miércoles en una sesión parlamentaria el miércoles por la mañana.

Unos 50 legisladores dieron su respaldo a un grupo bautizado Stand Up 4 Brexit (Alzarse en defensa del Brexit) opuesto al plan de May y hasta 70 son miembros del euroescéptico European Research Group de Rees-Mogg.

También varios conservadores proeuropeos amenazaron con rechazar el acuerdo, conscientes del riesgo pero con la esperanza de desencadenar un segundo referéndum que permita acabar con el Brexit.

En el otro lado del espectro político, se espera que el Partido Laborista, principal formación de oposición, vote contra el acuerdo buscando la convocatoria de elecciones anticipadas con el anhelo de volver al poder.

Sin embargo, algunos diputados laboristas afirmaron que podrían respaldar al gobierno, especialmente aquellos que representan a zonas industriales amenazadas con graves consecuencias en caso de Brexit sin acuerdo.

Una legisladora laborista sugirió que hasta 45 de sus compañeros podrían apoyar el acuerdo, lo que podría bastar para anular a los rebeldes conservadores. Otros consideran no obstante que su estimación es demasiado optimista.

El pequeño Partido Unionista Democrático (DUP) norirlandés, cuyos diputados permiten a May tener mayoría en la Cámara de los Comunes, también jugará un papel clave.

Su rechazo a todo acuerdo que consideran desventajoso para la provincia británica de Irlanda del Norte casi dio al traste el pasado diciembre con un acuerdo preliminar sobre algunos términos claves del divorcio.

En una fecha aún por determinar, los diputados deberán votar un paquete que incluye los términos de la salida británica de la UE y unas líneas generales sobre la futura relación comercial entre Reino Unido y los 27.

Muchos rebeldes conservadores critican aspectos del divorcio como la factura de 39.000 millones de libras (51.000 millones de dólares, 44.000 millones de euros).

Pero les satisface obtener el compromiso de Bruselas con un futuro acuerdo comercial y pueden sopesar si sus promesas de un futuro mejor para Reino Unido valen el sacrificio.

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