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“Los hiperbóreos”, o cómo abordar la historia de Chile con humor negro

Marionetas, animaciones en “stop motion” y personajes reales… todo mezclado con humor negro. Este cóctel original es la base de “Los hiperbóreos”, de los chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña, un filme presentado en Cannes que gira en torno a una polémica figura histórica, el escritor nazi Miguel Serrano.

Los dos directores, ambos nacidos en 1980 y que se autodenominan “cabezas de animadores dirigiendo una película de actores”, mezclan sin rubor tomas de personajes de carne y hueso con técnicas teatrales, marionetas y otros procesos del cine de animación, en esta cinta proyectada en la sección paralela de la Quincena de Cineastas.

Una apuesta arriesgada que cuenta el periplo de la actriz Antonia Giesen, interpretada por ella misma, para encontrar la grabación de una película perdida. 

La búsqueda la sumerge en un mundo fantástico, con decorados de cartón piedra al estilo del cineasta pionero francés George Méliès, y la lleva hasta Miguel Serrano, un poeta, pensador y exdiplomático chileno nazi (1917-2009).

La idea inicial surgió del libro de Roberto Bolaño “La literatura nazi en América”, que aunque no menciona a este siniestro personaje de la historia chilena, sí que está presente como “una especie de fantasma”, dice a la AFP Cristóbal León.

Se trata de una figura “llena de contradicciones”, con textos buenos y malos, y “con muchos elementos que lo convierten en un monstruo difícil de tomar”, abunda.

Serrano les sirve para ahondar en la historia reciente de su país, un tema que ya estaba presente en su primer largometraje, “La casa lobo”, una cinta de animación sobre Colonia Dignidad, un antiguo enclave alemán fundado por un veterano nazi.

– “Realidad política supercandente” –

De hecho, “Los hiperbóreos” fue escrita en el calor del estallido social de 2019, las protestas que sacudieron el país para reclamar más justicia social, explican los directores, que trabajan juntos desde hace más de una década.

“Nosotros crecimos en dictadura, pero ese momento fue muy agitado, se despertaron fantasmas del pasado, de represión, de violencia”, asegura León. “Es imposible, para nosotros, hacer arte sin que se cuele por todos los poros esa realidad política supercandente”.

Para Cociña, “la fantasía, la ciencia ficción, el miedo y el terror, se nos mezclan mucho con lo político” a la hora de concretizar esos momentos históricos.

El cineasta, que no tenía más de 10 años cuando terminó la dictadura en Chile, recuerda que uno de sus miedos de niño era que se lo llevaran los carabineros.

El uso del humor negro les sirve a los directores para plantear sus historias de una forma original, que interpela.

“Si hay algo en el proceso creativo que te hace reír, en general es porque algo te sorprendió y era algo que no estabas esperando. El humor tiene que ver con eso. Si es esperable, es muy aburrido”, admite Cociña.

El artista también cuenta que en el rodaje, un proceso complejo que se llevó a cabo durante una exposición del mismo tema, los participantes se sorprendían de ver algunas propuestas para el montaje que parecían malas pero que ellos confiaban en que iban a funcionar.

“Las ideas que los otros dicen como una broma son las mejores. A veces la peor idea es la que se ve mejor”, zanja.

es/jz/mb

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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