“La Epopeya del Reportaje”: Robert Capa

Keystone / Laurent Gilieron

Veinte años de historia a través de una lente talentosa y comprometida. La retrospectiva de la obra del fotógrafo se perfila como una de las más visitadas en los últimos tiempos del Musée de l'Elysée, en Lausana, Suiza.

Nacido en Budapest en 1913 con el nombre de Endre Ernö Friedman, el laureado fotógrafo sería más que un testigo, un actor de los grandes hechos que sacudieron al mundo desde la Guerra Civil Española hasta la Guerra de Indochina, en cuya “cobertura” informativa perdería la vida.

Entre su vasto legado -70 mil negativos- su hermano, Cornell Capa, y su biógrafo, Richard Whelan, hurgaron para seleccionar las 160 gráficas de la exposición “La Epopeya del Reportaje”, que presenta el Musée de l’Elysée desde el 25 de enero y hasta el 16 de abril, en la ciudad de Lausana.

“Sin duda, Capa es el fotógrafo más grande del Siglo XX. Fue el primero en asumir la fotografía como un acto de compromiso, a la manera en que los cineastas, los periodistas o los escritores abordan sus profesiones”, comenta a swissinfo, Daniel Girardin, conservador de ese centro cultural.

El entrevistado subraya la fuerza en la obra del fotógrafo, una fuerza que emana de su compromiso. Perseguido por sus ideas políticas de izquierda o como consecuencia de su condición de judío, “Capa sabe darle sentido a su trabajo porque vive lo que hace”.

Y la gran intensidad de lo que vivió e hizo quedó plasmada en las gráficas que captó a través del mundo, desde sus primeras tomas en Copenhague, durante una conferencia de León Trotsky, hasta sus últimas imágenes, en Indochina, reveladas después de su muerte.

La lente de Capa captó la crudeza de la guerra. Sus fotografías no son de los héroes coronados al fin de la batalla ni de los muertos que quedan en el campo al término de los enfrentamientos.

El estuvo en el sitio preciso y en el momento justo: “Cerca, porque decía que sólo así se podía lograr la fotografía y cerca para estar en la medida de comprender a la gente”, aduce Girardin.

Su labor lo llevó por los horrores de la guerra fratricida que enlutó a España en 1936 y a través del espanto de la Segunda Guerra Mundial en tierras de Italia, Gran Bretaña, Francia y Alemania.

En su obra figuran escenas de la entrega de territorio palestino a Israel tras la Gran Guerra, de una China enfrentada con Japón y de ese México de 1940 afanado en consolidar su estabilidad política.

Fotógrafo de Guerra por excelencia, Capa captaba con un humanismo equiparable a su talento, las devastadoras facturas que los enfrentamientos imponían a la población civil.

“El deseo más ferviente del fotógrafo de guerra es estar desempleado”, solía decir.

Pero si bien la lente de Capa estaba especializada en la violencia, no se redujo sólo a eso. Entre sus gráficas se encuentra aquella otra parte de su vida al lado de los famosos: de Picasso, Matisse, Hemingway, Bogard, Bergman, Houston.

Su obra da testimonio del intenso dolor que le causara la pérdida de su compañera, Gerda Taro; de su andar por el mundo en condición de perseguido y de su preocupación por la independencia y libertad de sus “compañeros de armas”: la creación de la agencia fotográfica Magnum.

La retrospectiva que presenta el Musée de l’Elysée, y que según las estimaciones será visitada por unas 20 mil personas -uno de las más altas afluencias del último lustro- da cuenta de todas esas facetas del artista que, a los 25 años, era consagrado como el fotógrafo más grande del mundo y que, medio siglo después de su muerte, se mantiene en ese sitio de honor.

Marcela Aguila