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¿Una isla desierta en Bangladés para los rohinyás?

La isla bangladesí de Bhashan Char, antes conocida como Thengar Char, propuesta para relocalizar a los refugiados rohinyás, en una imagen de enero de 2015 afp_tickers

Decenas de miles de rohinyás que han llegado a Bangladés huyendo de la violencia en Birmania podrían verse obligados a instalarse en una isla desierta, según un polémico proyecto de Dacca.

Bangladés trata de obtener el apoyo de la comunidad internacional a su plan de desplazamiento de los refugiados rohinyás a la isla de Bhashan Char, recientemente denominada así y antes conocida como Thengar Char.

Aunque la idea circula desde hace dos años, la ola masiva de nuevas llegadas la ha vuelto de actualidad.

Unos 370.000 rohinyás, minoría musulmana perseguida en el oeste de Birmania, se han refugiado en Bangladés desde finales de agosto.

Esta marea humana, desencadenada por un nuevo ciclo de violencia entre el ejército y la nueva rebelión rohingyá, incrementa en unos 370.000 el número de refugiados de esta comunidad apátrida que ya se encontraban en los miserables campamentos de refugiados del sureste de Bangladés.

Desbordadas, las autoridades locales buscan desesperadamente dónde localizar a los que llegaron, que son una carga suplementaria para esta pobrísima nación del sur asiático.

Las autoridades ya están buscando un espacio para construir un nuevo campamento de refugiados con capacidad para 250.000 personas en la región de Cox’s Bazar, cerca de la frontera birmana. Pero esa capacidad podría ser insuficiente.

Por lo tanto, el gobierno aceleró los trabajos de adecuación de Bhashan Char. Esta isla aluvional situada a la entrada del golfo de Bengala se formó hace diez años, con las arenas traídas por el río Meghna. Y ni siquiera figura en los mapas.

Bangladés sueña con transformar este lugar en campamento de refugiados para recibir a centenares de miles de rohinyás. Pero el desafío es inmenso: todo queda por hacer.

– Inundaciones –

Los dirigentes de la comunidad rohinyá y las organizaciones de defensa de derechos humanos se oponen con virulencia a este proyecto de desplazamiento y denuncian el aislamiento del lugar y las condiciones naturales hostiles de ese lugar deshabitado.

Bhashan Char está a una hora de navegación de Sandwip, isla habitada más cercana y a dos horas de Hatiya, una de las islas más grandes de Bangladés.

Una o dos veces por año, la pequeña isla sufre inundaciones cuando hay grandes mareas, según un responsable de la policía regional. Solo la utilizan algunos pescadores y granjeros que llevan ahí a pastar a su ganado.

La isla requiere “una enorme inversión en infraestructuras antes de que pueda ser habitable”, declaró a la AFP el funcionario policial.

La presencia en la isla de la marina bangladesí, que participa en las obras de adecuación, ha logrado el desplazamiento de los piratas que delinquen en la región.

El ejército “ya instaló dos helipuertos y está construyendo carreteras y un albergue”, indicó Mahbub Alam Talkukder, responsable de la administración regional.

En una reunión el domingo con diplomáticos y responsables de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores bangladesí solicitó ayuda a la comunidad internacional para el transporte de los rohinyás a Bhashan Char.

Una relocalización forzada sería “muy compleja y comprometida”, según una agencia de la ONU.

Considerados extranjeros en Birmania, donde el 90% de la población es budista, los rohinyás son considerados apátridas aunque vivan en el país desde hace generaciones.

No tienen acceso al mercado de trabajo ni a escuelas y hospitales y el aumento del nacionalismo budista de los últimos años ha incrementado la hostilidad en su contra.

Para los refugiados que ya están en Bangladés, la atroz miseria de los campamentos situados alrededor de Cox’s Bazar sigue siendo preferible a la vida en una isla desierta en el golfo de Bengala.

“Huí de mi pueblo en (la región birmana de) Rajin para evitar la muerte a manos de los birmanos”, indicó a la AFP Ayubur Rahman, joven de 26 años que huyó antes de la última ola de violencia. “No quiero ir a la isla”, dijo. “Prefiero quedarme aquí”, añadió.

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