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Abú Bakr al Bagdadi, el “califa” invisible del grupo Estado Islámico

Combinación de retratos del jefe del grupo yihadista EI, Abú Bakr al Bagdadi, del 12 de junio de 2017. La muerte del líder yihadista de 46 años fue "confirmada por altos responsables del EI" presentes en Siria, según el OSDH afp_tickers

Abú Bakr al Bagdadi, cuya muerte fue anunciada este martes por una ONG siria, era el hombre más buscado del mundo. Discreto, fue progresivamente ganando galones hasta convertirse en el indiscutible jefe del grupo yihadista Estado Islámico (EI), cuyo “califato” pierde cada día más terreno.

La muerte del líder yihadista de 46 años fue “confirmada por altos responsables del EI” presentes en Siria, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que no está en medida de decir cuándo, cómo y dónde murió.

En los últimos años han circulado frecuentes rumores e informaciones sobre la muerte de Al Bagdadi, pero jamás han sido confirmados.

En junio, Rusia afirmó que probablemente mató al jefe del grupo EI en un bombardeo aéreo realizado a finales de mayo cerca de Raqa, en Siria.

El “fantasma” o “califa Ibrahim”, como era llamado, hizo su única aparición pública en un vídeo grabado en una mezquita de Mosul y difundido en julio de 2014, cuando proclamó su “califato”. Llevaba barba gris, turbante y ropa oscura.

Mosul, que permaneció tres años bajo el yugo del grupo EI, fue reconquistado el lunes por las fuerzas iraquíes.

El pasado mes de noviembre, Al Furqan, un medio de comunicación afiliado al grupo EI, difundió un mensaje sonoro en el que un hombre al que identificaba como Al Bagdadi llamaba a sus tropas a resistir frente al avance del ejército iraquí en Mosul.

Se dice que Al Bagdadi pudo abandonar Mosul -segunda ciudad de Irak- a principios de 2017 y que fue visto en varios lugares cercanos a la frontera entre Siria e Irak.

Estados Unidos ofrecía 25 millones por su captura.

– Pasión por el fútbol –

Ibrahim Awad al Badri, su verdadero nombre, o Abú Bakr al Bagdadi era un niño “introvertido, no muy seguro de sí mismo”, relata a la AFP la periodista Sofia Amara, autora de un documental sobre su recorrido.

El hombre presuntamente nació en 1971 en Samarra, al norte de Bagdad.

Tuvo cuatro hijos con su primera esposa, entre 2000 y 2008, y otro con una segunda. Una de ellas lo describió como un “padre de familia normal”.

Este apasionado del fútbol soñaba con ser abogado, pero sus insuficientes resultados escolares no le permitieron seguir estudios de Derecho.

También contempló enrolarse en el ejercito, pero su mala vista se lo impidió.

Finalmente estudió Teología en Bagdad. En efecto, según un documento de los servicios secretos iraquíes, Al Bagdadi tenía un doctorado en Estudios Islámicos y fue profesor en la Universidad de Tikrit (norte).

Al Bagdadi se unió a la insurrección en Irak poco después de la invasión estadounidense de 2003 y fue presuntamente encarcelado en un campo de detención estadounidense en Bucca.

Esta inmensa prisión, donde se juntaban los dignatarios derrocados del régimen de Sadam Husein integrantes del movimiento yihadista sunita, sería llamada la “universidad de la yihad”.

Fue liberado en 2004 y se sumó a Abu Musab al Zarqaui, que dirigía una guerrilla sunita bajo la tutela de Al Qaida. Luego lo reemplazaría en la jefatura con el nombre de Abú Bakr al Bagdadi, en referencia a Abú Bakr, primer califa sucesor del profeta Mahoma.

A continuación, consiguió transformar este grupo en la más potente, rica y brutal organización yihadista del mundo, asentándose en Siria en 2013 y en Irak en 2014, ya con el nombre de Estado Islámico.

Sus éxitos militares y su propaganda cuidadosamente elaborada atrajeron a miles de partidarios de la yihad de todo el mundo.

– Religión de la guerra –

Su trayectoria difiere de la de Osama Bin Laden, que desarrolló Al Qaida gracias a su fortuna y a quien se le conocía internacionalmente mucho antes de los ataques del 11 de septiembre, principalmente por los numerosos vídeos en los que aparecía.

Al Bagdadi “evita ser el centro de atención y, en sus discursos, habla sobre su califato y sobre sus enemigos, no sobre sí mismo”, apunta un experto de Soufan Group.

En una grabación de mayo de 2015, Al Bagdadi exhortaba a los musulmanes a sumarse al “califato” o a librar la guerra santa en sus países. “El islam no fue nunca una religión de paz. El islam es la religión de la guerra”, sentenciaba.

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