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Aguas turquesas e iglesias blancas para hacer olvidar el drama migratorio en Grecia

La ministra de Turismo griega, Elena Kountoura, en la Feria Internacional de Turismo de Berlín el 9 de marzo de 2016 afp_tickers

En la Feria de Turismo de Berlín, los profesionales griegos tratan de hacer olvidar la tragedia de los migrantes y recentrar al público en la imagen arquetípica del país: iglesias blancas, sol y playas de aguas turquesas.

“Pensamos que 2016 va a ser todavía mejor que el año pasado, ya que si bien hubo algunos problemas en algunas islas, ahora se ha vuelto a la estabilidad”, aseguró a la AFP la ministra de Turismo griega, Elena Kountoura, que viajó a Berlín para asistir a uno de los grandes eventos mundiales del sector.

La ministra afirma que se tomaron medidas a nivel europeo y las llegadas de refugiados bajaron, aunque en el terreno la realidad parece más contrastada.

En Grecia, el turismo es un sector tanto lucrativo como vital para la debilitada economía del país. Los ingresos representan hasta un 20% del Producto Interno Bruto (PIB) y uno de cada cinco trabajadores se desempeña en esta área.

La vida en las islas griegas, desde Corfú a Santorini, depende de la llegada de vuelos chárter procedentes de turistas de Alemania y del Reino Unido que buscan un poco de sol.

Sin embargo, las islas del Egeo oriental, situadas a pocas millas marítimas de las costas turcas, se han transformado en la principal puerta de entrada de los refugiados que huyen de la guerra y de la miseria en Siria, en Irak y en Afganistán.

Más de 122.000 personas llegaron a Grecia por el Mediterráneo desde principios de 2016, según cifras de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). El año pasado, más de 840.000 personas llegaron a las islas griegas en precarias embarcaciones. Un tsunami humano que sacudió la vida de los isleños y los confrontó al drama de los naufragios.

– Solidaridad –

En algunas islas, familias con niños pequeños sobrevivían en paupérrimas condiciones, una realidad que contrasta con el boyante Salón del Turismo en Berlín. En las islas, especialmente en Lesbos, los hoteleros fruncen el ceño cada vez que el teléfono suena. A menudo son turistas que llaman para anular su reservas.

Según la consultora Euromonitor, muchas líneas de cruceros decidieron no parar más en Mitilene. Las reservas en la capital de la isla de Lesbos registraron una caída del 90%, mientras que en el archipiélago de Dodecaneso, en la isla de Kos, el desplome fue del 40%.

En Berlín, el alcalde de Kos, Giorgos Kiritsis, insiste en la dimensión europea de la crisis, aunque reconoció el impacto negativo que tuvieron las imágenes de la ola migratoria.

“El año pasado nos quedamos completamente sorprendidos por la magnitud de los flujos”, explicó a la AFP. Ahora buscan promover la isla mediante una campaña de marketing online y a través de las redes sociales. Las autoridades intentan ahora que el centro de acogida para registrar a los migrantes no sea instalado en Kos.

Sin embargo, la imagen de Grecia podría salir beneficiada de la crisis, ya que frente a la apatía de muchos países, los griegos dieron pruebas de su solidaridad y humanismo. Una colecta organizada en Atenas reunió toneladas de víveres para los refugiados.

Los habitantes de la isla, entre los que destacan una anciana y un pescador, fueron nominados al Premio Nobel de la Paz. “Las historias que muestran a los habitantes acogiendo a los refugiados, dándoles comida y abrigo a los refugiados, son una buena oportunidad para atraer a los turistas”, aseguró en Berlín Taleb Rifai, secretario de la Organización Mundial de Turismo, perteneciente a la ONU.

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