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Alcaldes, celebridades y ONG acentúan la presión por un acuerdo sobre el clima

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo (centro), el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg (izq), el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach (dcha), y representantes locales, el 4 de diciembre de 2015 en París More than 150 world leaders are meeting under heightened security, for the 21st Session of the Conference of the Parties to the United Nations Framework Convention on Climate Change COP21/CMP11) from November 30 to December 11. afp_tickers

Centenares de alcaldes, estrellas de cine como Leonardo di Caprio o Robert Redford y numerosas oenegés presionaron el viernes en París para que las negociaciones sobre el clima no queden encalladas en laboriosas discusiones semánticas.

“Somos capaces de encarar los mayores desafíos, trabajando juntos”, declaró Di Caprio ante los responsables de casi mil ciudades congregados en la alcaldía de París.

Nueva York, Rio de Janeiro, Madrid, Accra, Sídney… las urbes de los cinco continentes dijeron presente en esta “cumbre” de instancias locales, en la que se comprometieron a que sus ciudades, en las que viven 600 millones de personas, funcionen hacia 2050 con un 100% de energías renovables.

Entre tanto en Le Bourget, a apenas cuatro estaciones de la línea de cercanías que cruza París de norte a sur, los negociadores de 195 países elaboraban un documento que se agrandaba y achicaba como un acordeón, según los corchetes que se iban poniendo o sacando como reflejo de intereses geopolíticos y económicos en los que se juega nada menos que el futuro del planeta.

El tiempo, sin embargo, apremia, dado que el sábado al mediodía (11H00 GMT) deben entregar un borrador a los ministros que a lo largo de la semana que viene tratarán de dar un contorno definitivo a un acuerdo que pretende limitar el calentamiento global a un máximo de 2º C respecto a los niveles de la era preindustrial.

– Líneas de fractura –

Las líneas de fractura son las tradicionales: la financiación, el carácter vinculante de un acuerdo y sus mecanismos de verificación.

La cuestión de la financiación opone los países del Norte industrializado, los mayores emisores históricos de gases de efecto invernadero (GEI), a los del Sur, los principales afectados por el calentamiento global.

Los industrializados se habían comprometido en 2009 a movilizar a partir de 2020 fondos públicos y privados por un total de 100.000 millones de dólares anuales, para ayudar a los países pobres a adaptarse a las consecuencias del calentamiento global y a asegurar su transición hacia energías verdes.

Pero la procedencia y la atribución de esos fondos son por el momento cosas poco claras u objeto de controversias.

El propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, tomó el jueves cartas en el asunto e instó desde Nueva York a los industrializados a “reconocer la responsabilidad que les corresponde”.

– Refugiados climáticos –

El calentamiento global acentúa la frecuencia y la intensidad de huracanes, sequías e inundaciones y amenaza la existencia misma de Estados insulares del Pacífico, a causa de la subida del nivel del mar.

Por eso, varios expertos recomendaron el viernes a los negociadores de París que el acuerdo incluya la noción de “refugiados climáticos”.

Según el Observatorio de Situaciones de Desplazamiento Interno (IDMC), una ONG noruega, en promedio unas 26 millones de personas debieron dejar sus tierras cada año entre 2008 y 2014 a causa de fenómenos climáticos o meteorológicos extremos.

La conferencia del clima se inauguró el 30 de noviembre en presencia de 150 jefes de Estado y de gobierno, que buscaban de ese modo exorcizar el fantasma del fracaso de la COP15 de 2009 en Copenhague.

También alentaba a cierto optimismo el hecho de que Estados Unidos y China, las dos mayores economías y los dos mayores contaminadores del planeta, hubiesen presentado metas de reducción de gases de efecto invernadero.

Pero las contribuciones que cada país se dijo dispuesto a hacer se revelaron insuficientes para limitar el calentamiento global a 2º, un tope que los países más amenazados quisieran reducir a 1,5ª.

“Los negociadores y los ministros tienen que estar a la altura del impulso dado por los jefes de Estado y de gobierno. Y por el momento, las cuentas no están dando”, dijo el viernes el ministro francés de Relaciones Exteriores y presidente de la COP21, Laurent Fabius.

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