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Alemania invoca la “amistad” para desactivar la crisis con Turquía

El ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en Berlín el 8 de marzo de 2017 afp_tickers

Berlín intentó desactivar este miércoles la crisis diplomática con Turquía al invocar la “amistad” entre ambos países, tras una semana de guerra de palabras por la anulación de mitines electorales pro-Erdogan en Alemania.

“No hay alternativa al diálogo, esta es la única forma, paso a paso, de poder volver a una relación normal de amistad entre los alemanes y los turcos”, dijo el ministro alemán de Exteriores, Sigmar Gabriel, al término de un encuentro con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu.

Los dos hablaron por separado. El ministro turco acogió con frialdad las palabras de Gabriel y dijo que le corresponde a “Alemania decidir si Turquía es amiga o no” de Turquía.

Como ya lo hiciera la víspera en Hamburgo, Cavusoglu consideró que Alemania intenta inferir en asuntos turcos tras la prohibición en una semana de cuatro mítines a favor del ‘sí’ en el referéndum del 16 de abril para reforzar los poderes del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

En otros países de Europa, la ambición turca de querer hacer campaña para el ‘sí’ en el referéndum está también mal vista.

El cantón suizo de Zúrich declaró por su parte que la visita de Cavusoglu prevista este domingo no era bienvenida y pidió al Gobierno federal helvético que tomara medidas “para que el evento no tenga lugar”.

“Teniendo en cuenta las discusiones extremadamente controvertidas sobre la llegada de representantes turcos en Alemania” las autoridades “esperan manifestaciones masivas” en Suiza si llega Cavusoglu, advirtieron las autoridades del cantón suizo, que rehusaron convertirse en “responsables” de la seguridad.

También la ciudad holandesa de Róterdam anunció otra anulación de un evento con Cavusoglu.

El domingo, el ministro de Exteriores austríaco, Christian Kern, opinó que la Unión Europea (UE) debería prohibir en su seno los mítines organizados por los dirigentes turcos en la campaña para este referéndum.

– Un asunto interno –

Ankara considera que la anulación sucesiva de manifestaciones en Alemania y en otros países europeos como un intento para favorecer el no a Erdogan.

El gobierno alemán negó cualquier intento de injerencia y rechazó la responsabilidad en la anulación de esos actos que se deben, según Berlín, a decisiones de las autoridades locales que alegan motivos de seguridad o de logística.

En Alemania viven 1,4 millones de turcos, la mayor diáspora turca en el mundo.

Esta no es la única fuente de tensión entre Ankara y Berlín. Alemania denunció con vehemencia el arresto la semana pasada del corresponsal germano-turco del periódico Die Welt, Deniz Yücel, acusado de “propaganda terrorista”.

Ankara reprocha por su lado a Alemania de cobijar “terroristas”, sean estos simpatizantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización “terrorista” según Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos, o presuntos golpistas implicados en el fallido golpe de julio pasado.

Berlín registró los últimos meses miles de pedidos de asilo de ciudadanos turcos, en particular decenas de diplomáticos y militares.

– Comparaciones históricas –

Aunque Sigmar Gabriel quiso tender una rama de olivo a Ankara, también amonestó a los responsables turcos -y ante todo a su jefe de Estado- que acusaron a Alemania de recurrir a métodos de los “nazis”, al suprimir esos mitines.

“Dejé claro una vez más que las comparaciones con la época nazi y las invectivas sobre la democracia y los derechos humanos en Alemania deben proscribirse”, dijo Gabriel.

Sin embargo, para Alemania, Turquía sigue siendo un socio ineludible, especialmente para frenar el flujo de llegadas a Europa de solicitantes de asilo.

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