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Arrepentidos de Boko Haram intentan rehacer su vida en Níger

Un exmiembro del grupo yihadista Boko Haram, durante una ceremonia con ocasión del final de su formación de desradicalización y de reinserción profesional, el 7 de diciembre de 2019, en el campo de Goudoumaria, en Níger afp_tickers

En medio de las dunas del desierto nigerino emerge el campo de Goudoumaria, rodeado de alambradas, muros y sacos de arena, donde arrepentidos del grupo yihadista Boko Haram aprenden cómo volver a recuperar sus vidas, con formaciones profesionales y programas de deradicalización.

Desde 2017, el campo acoge a exmiembros arrepentidos del grupo islamista Boko Haram, cuya insurrección que comenzó en 2009 en Nigeria se extiende actualmente a los países vecinos.

En el campamento se celebra la primera promoción de exyihadistas en ser liberados. Unas 110 personas, incluidos 47 nigerianos, se disponen a abandonar este lugar después de haber seguido un programa de desradicalización y una formación profesional.

“Echo mucho de menos la música, casi he olvidado bailar”, confiesa moviendo el cuerpo Madou Ari, de 25 años, que ha pasado tres años en el seno de Boko Haram.

Jefes tradicionales, funcionarios nigerianos, diplomáticos occidentales, personal de la ONU, que apoya financieramente la iniciativa, se desplazaron para este momento, considerado ejemplar, y que se presenta como solución ante el crecimiento de grupos yihadistas en la región.

El Sahel es víctima de ataques cada vez más frecuentes, relacionados a la organización Estado Islámico (EI) o a diferentes facciones de Boko Haram.

En Níger, 71 soldados murieron el 10 de diciembre, en un ataque en Inates, cerca de la frontera con Malí, el más mortífero de la historia del país, que fue reivindicado por el EI.

Los arrepentidos de Boko Haram, exultantes de felicidad, visten camisetas blancas con el escudo de armas de Níger y la mención “Me comprometo por la paz”.

A los pies de los imponentes muros del campo, exmilicianos demuestran las destrezas adquiridas en unos meses: mecánica, fontanería, carpintería, costura o soldadura.

– Cambiar el kalashnikov por un soplete –

“Con Boko Haram vivimos un infierno. Ahora, soñamos con un futuro mejor”, relata Ibrahim Maina.

Con un casco de soldador en la cabeza, este excombatiente yihadista cambió su kalashnikov por un soplete. Desea abrir un taller de soldadura.

“Pido perdón a toda mi familia, a todo Níger y a toda la gente de África. Ahora deseo vivir en paz. Boko Haram me engañó. Me dijeron que era la yihad pero en realidad no hacían nada de eso”, afirma.

Sentada delante de una máquina de coser, Boussam Chetima, una adolescente de 17 años, sigue traumatizada, después de haber sido “secuestrada” y haber “pasado un año cautiva”.

“Día y noche, buscaba cómo escapar. Cuando se presentó el momento, hui”, asegura.

Colocándose el velo rojo que cubre su delgada silueta, Chetima afirma que solo quiere “vivir en paz, fundar un hogar y vivir gracias a la costura que he aprendido aquí en el centro”.

Mara, de 22 años, se debate entre volver a su casa o rehacer su vida en otra parte. “¿Cómo voy a mirar a mi familia a los ojos? La gente me había disuadido de ir con Boko Haram”, explica.

Para probar que realmente han pasado página, los arrepentidos prestaron juramento colectivamente al Coran. Durante su estancia en Goudoumaria, recibieron una “formación religiosa” de seis meses con sermones sobre “la práctica del islam moderado”.

“A partir de este momento […], son totalmente libres de sus movimientos”, dijo a la AFP Shaibu Samna, el fiscal de la República en Niamey, presente en la ceremonia de promoción.

– “Gente normal” –

Para que puedan volver con sus familias, “hemos lanzado un llamado a las comunidades donde serán reinsertados para que les acepten”, asegura el ministro nigerino del Interior Mohamed Bazoum.

“Deben ser considerados gente normal y no deben sufrir por su pasado”, aboga Issa Lemine, gobernador de la región de Diffa.

Los 110 arrepentidos recibirán herramientas de trabajo para montar sus propios talleres, y serán llevados a sus pueblos de origen, indicó Mohamed Bazoum.

En total, más de 240 exmiembros de Boko Haram, incluidos mujeres y niños, se encuentran en Goudoumaria después de haberse entregado a las autoridades.

Este movimiento de redención comenzó a finales de 2016. Las autoridades de Diffa pusieron a disposición de los detenidos “medios de comunicación”, como el teléfono, para que puedan “llamar a sus camaradas”.

“Estamos dispuestos a garantizarles la vida y a crear las condiciones de su reinserción socioeconómica”, prometió el presidente nigerino Mahamadou Issoufou.

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