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Berdimujamédov aspira a un tercer mandato como presidente de Turkmenistán

El presidente turkmeno, Gurbangulí Berdimujamédov (c), saluda a los periodistas en Nisa, a las afueras de Asjabad, el 5 de mayo de 2016 afp_tickers

El presidente autócrata de Turkmenistán, Gurbangulí Berdimujamédov, afrontará este domingo a ocho desconocidos, reducidos al papel de figurantes, en unas elecciones que deberían permitirle lograr su tercer mandato y dirigir siete años más este rico país de Asia Central.

El dirigente de 59 años se enfrentará a responsables regionales, al director de una refinería controlada por el Estado y al director de una empresa agroalimentaria.

Unos candidatos desconocidos que deberán repartirse las migajas dejadas por Berdimujamédov, esto es, “entre el 3 y el 6% de los votos”, vaticina Annette Bohr, una experta en la región del centro de análisis de política extranjera Chatham House, con sede en Londres.

El exdentista, que dirige el país desde 2006, prometió en las últimas semanas garantizar “la prosperidad en el tercer milenario de un Turkmenistán independiente y neutral”, en un campaña electoral sin sobresaltos.

En Asjabad, la capital, algunos electores aseguran conocer un poco a los demás candidatos. “Son buena gente, pero, ¿serán capaces de dirigir nuestro país con eficacia? No está muy claro”, estima Nurnepes Jodyamurádov, un jubilado de 64 años que votará por el actual presidente.

El voto del domingo en este país de cinco millones de habitantes llega meses después de una reforma constitucional que, en septiembre, extendió de cinco a siete años el mandato presidencial y suprimió la edad límite fijada para los candidatos.

Los analistas consideran estos cambios como una señal de que el presidente aspira a un reinado vitalicio, como su excéntrico predecesor, Saparmurat Niazov.

– Estatuas de oro –

Conocido como ‘Turkmenbachi’ o ‘Padre de los Turkmenos’, este último murió de un ataque al corazón en 2006, a los 66 años de edad.

Berdumujamédov retomó el culto a la personalidad instaurado por Niazov.

Se pueden ver estatuas de oro de los dos hombres en las calles de la capital, donde los ingresos generados por los hidrocarburos han permitido la construcción de inmensos palacios de mármol blanco que contrastan con la pobreza imperante en otras regiones del país.

En un informe reciente, la ONG Human Right Watch (HRW) consideró que el presidente turkmeno había tomado “algunas pequeñas medidas para revertir ciertas decisiones nefastas” de Niazov, aunque lamentó que hubiera conservado el carácter represivo del régimen anterior.

Aunque los turkmenos tengan ahora acceso a internet, un servicio prohibido bajo el mandato de Niazov, las autoridades controlan estrictamente su uso y el Gobierno trata de impedir el acceso a las televisiones extranjeras que la población ve por satélite, informa HRW.

“Los electores no pueden opinar sobre las elecciones de forma abierta y sin miedo”, agrega la organización.

Para Annette Bohr, el sistema turkmeno consiste en “financiar a un pequeño círculo entre las élites y los servicios de seguridad”. “No cambia mucho que el hombre en lo alto del sistema sea Berdimujamédov u otro”, opina.

Turkemenistán, que tiene la cuarta mayor reserva mundial de gas, intenta dar una imagen de prosperidad pese a no haber conseguido diversificar su economía y sigue dependiendo mucho de sus exportaciones hacia China.

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