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Brasil vuelve a crecer, en un mar de incertidumbres políticas

El presidente brasileño, Michel Temer, durante un foro de inversión en Sao Paulo, Brasil, el 30 de mayo de 2017 afp_tickers

Brasil volvió a crecer después de dos años de severa contracción económica, aunque todavía es prematuro decir si el gigante –que nada en un mar de incertidumbres políticas- salió de la peor recesión de su historia o si tendrá una rápida recaída.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil registró en el periodo enero-marzo una expansión de 1% respecto al trimestre anterior, en coincidencia con las anticipaciones de los analistas.

Se trata del primer resultado positivo después de ocho trimestres de contracción, subrayó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). En octubre-diciembre de 2016, había retrocedido 0,5%.

Respecto al primer trimestre de 2016, el PIB de la principal economía latinoamericana se contrajo un 0,4%, y en el acumulado de cuatro trimestres, la contracción llega a 2,3%. Unos datos que mejoran pese a todo de forma notoria los resultados de los dos últimos años, con derrumbes del PIB de 3,8% en 2015 y de 3,6% en 2016.

El gobierno recibió la noticia con euforia: “¡Acabó la recesión!”, tuiteó el presidente Michel Temer. “¡Es un día histórico!”, lo siguió su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles.

“Aún queda camino por recorrer hasta alcanzar la plena recuperación económica, pero estamos en la dirección correcta”, agregó Meirelles, quizás en referencia a un futuro inmediato que se anuncia plagado de obstáculos o teniendo en cuenta que, para muchos economistas, la salida de la recesión se define por dos trimestres seguidos de crecimiento respecto al trimestre anterior.

Los datos de estos últimos días podrían apuntalar el optimismo: el IBGE reveló el miércoles un ligero pero inesperado retroceso del desempleo que azota al país (13,6%, o 14 millones de personas), en tanto que la inflación, que estaba desbocada hace dos años (10,67% en 2015) se sitúa ahora por debajo de la meta oficial de 4,50%.

Las estimaciones del mercado prevén un crecimiento del PIB en torno al 0,5% este año. aunque todavía no han tenido tiempo de incorporar plenamente el factor de incertidumbre que se instaló hace dos semanas, con la divulgación de una grabación en la que se oye a Temer conversando con un empresario sobre la supuesta compra del silencio de un exdiputado preso.

Es “el principio del fin” de la recesión, terció Carlos Langoni, expresidente del Banco Central y director del Centro de Economía Mundial de la Fundación Getúlio Vargas.

“Es un despegue aún inseguro, aún tímido y desequilibrado”, diagnosticó en una entrevista con la AFP, en referencia al papel determinante del agronegocio en el buen resultado.

– Agricultura y exportaciones, los motores –

Las actividades agropecuarias, que representan menos del 6% del PIB brasileño, tuvieron un crecimiento trimestral de 13,4%; la Industria, que asegura casi un cuarto del PIB, creció un 1%; y el sector Servicios, el más importante (casi un 70% del PIB) y el que más empleos procura, permaneció estancado (0%).

Por el lado de la demanda, las cosas son menos brillantes: el consumo de las familias retrocedió 0,1%, los pedidos gubernamentales se contrajeron 0,6% y a de bienes de capital cayó 1,6%

El sector externo fue otro gran motor del trimestre, con un aumento de 4,8% de las exportaciones y de 1,8% de las importaciones.

Langoni mantiene su apuesta “por un crecimiento modesto en 2017, en torno a 0,5%”. Aunque “en un escenario extremo de profundización de la crisis política, podría haber un crecimiento nulo del PIB, con estancamiento”, admite.

Mauro Rochlin, profesor de macroeconomía de la FGV de Rio de Janeiro, cree que el despegue se debe en parte al bajísimo nivel al que había llegado la economía brasileña.

“Habíamos llegado a un nivel tan bajo que las empresas empezaron a revisar sus condiciones de producción. El precio de la mano de obra cayó y Brasil se convirtió en un activo más barato. Eso ayuda a que las empresas dejen de recortar inversiones”, dijo Rochlin a la AFP.

Las previsiones están de todos modos supeditadas ahora a la evolución de la crisis política.

– Incertidumbre política –

Los mercados temen que la agitación política comprometa el avance de polémicas reformas, como la del régimen de jubilaciones y de la legislación laboral.

La semana pasada, la agencia de calificación financiera Standard and Poor’s indicó que podría rebajar la nota de riesgo soberano de Brasil por temores de “parálisis política”.

Y este jueves la Bolsa de Sao Paulo cerró en baja de 0,67%, pese a la eurforia oficial por el dato del PIB.

“Existe un choque político que perturba y genera incertidumbres”, dice Langoni, para quien ello se vio ya el miércoles cuando BCB redujo su tasa básica en un punto porcentual, a 10,25%, y no en 1,25% como esperaban hasta hace poco los analistas, eniendo en cuenta el constante reflujo de las expectativas inflacionarias.

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