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Cantos de lealtad a los líderes de los niños de Corea del Norte

Las capacidades musicales de los niños son notables. Durante una hora de espectáculo, interpretaron números cuidadosamente orquestados, intercalados de mensajes políticos. En la imagen, en plena actuación en su escuela de Sinuiju, el 1 de diciembre afp_tickers

Vestidos con trajes de colores, maquillados y muy sonrientes, los niños de la escuela primaria de Sinuiju, en Corea del Norte, cantan enérgicamente, al término de su espectáculo, “No podemos vivir sin ti, Padre”, una oda al dirigente Kim Jong Un.

Estos niños de cinco y seis años habían entonado justo antes “La voz de mi corazón”, una canción en honor del Partido de los Trabajadores de Corea que gobierna en el país desde la creación de este en 1948.

Las capacidades musicales de los niños son notables. Durante una hora de espectáculo, interpretaron números cuidadosamente orquestados, intercalados de mensajes políticos.

Se vio incluso cantar a niñas vestidas como futbolistas, para recordar que Corea del Norte es una fuerza que importa en materia de fútbol femenino.

Entre los cantos figuraban también “No tenemos nada que envidiar”, así como otros sobre el tema “Nuestro país es el mejor”.

Desde su más tierna infancia, los niños norcoreanos aprenden a respetar a los dirigentes del país.

Los visitantes, nada más llegar a la escuela primaria de Sinuiju, localidad situada en la frontera con China, se encuentran con una pintura mural que representa al fundador de Corea del Norte Kim Il Sung y a su hijo y sucesor Kim Jong Il, rodeados de jóvenes en actitud de adoración.

En Corea del Norte se conoce a ambos como “los Grandes líderes” y sus retratos cuelgan de las paredes de todas las aulas, casas y oficinas.

Kim Jong Un, el tercero de la dinastía gobernante, tiene el título de “Líder Supremo”.

“Enseñamos a los niños desde pequeños a conocer a nuestros grandes líderes y al líder supremo”, explica a la AFP la directora de la escuela, Kang Sun Hui.

– “Clases revolucionarias” –

“Lo más importante es que los niños conozcan y admiren al partido, al líder y a la nación. Le conferimos mucha importancia a la lealtad”, añade.

Este colegio de Sinuiji es un ejemplo. Se enseña arte, caligrafía y música, así como una disciplina extrema.

Desde que llegan, los pequeños norcoreanos asisten a “clases revolucionarias”, una parte esencial del programa.

Al principio, dedican dos horas por semana a estudiar la infancia de los dos mayores de la dinastía Kim.

En último año del instituto, hay alrededor de cinco clases semanales dedicadas a la materia.

Este año, 39 alumnos de los 750 que asisten a la escuela primaria habían sido elegidos para participar en los Juegos de Grupo, estos espectáculos de propaganda que integran danza y canto, para los que se entrenaron intensivamente en Pyongyang.

El dirigente Kim Jong Un asistió seis veces a su espectáculo, en particular acompañado del presidente surcoreano Moon Jae-in, el eje de las conversaciones entre Pyongyang y Washington.

“Los niños estaban tan felices de ver al Líder Supremo asistir a su espectáculo que lloraban mientras cantaban”, contó Kang.

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