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Clinton y Sanders protagonizan un áspero debate entre demócratas

Hillary Clinton gesticula junto a Bernie Sanders durante el debate entre precandidatos presidenciales demócratas celebrado el domingo 17 de enero en Charleston (sureste de EEUU) afp_tickers

La ex secretaria de Estado Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders protagonizaron el domingo un extenso pugilato verbal en el cuarto debate entre los aspirantes del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de este año en EEUU.

Clinton y Sanders, junto al ex gobernador de Maryland Martin O’Malley, protagonizaron un debate fundamental para sus aspiraciones, ya que en escasas dos semanas se realizará en Iowa la primaria que marca el arranque de las elecciones partidarias.

Ante la necesidad de marcar posiciones, Clinton y Sanders exhibieron divergencias en prácticamente todos los temas, desde la política sobre posesión de armas hasta los impuestos, pero que tuvo el momento más crítico en la visión de cada aspirante sobre el servicio de salud pública.

Clinton, que en todo el debate buscó afirmarse como la continuidad de la presidencia de Barack Obama, criticó la propuesta de Sanders de renovar todo el sistema, alegando que ello significaría “destruir” el modelo vigente que el país ha llamado Obamacare.

Apenas dos horas antes del inicio del debate, el comité de Sanders divulgó un nuevo y completo programa de reforma del sistema público de salud, y por lo tanto sus aspectos centrales no pudieron ser discutidos en detalle.

– El escenario se convierte en ring –

“Desmontar todo lo que hicimos (con la aprobación del Obamacare) y empezar de nuevo… Creo que ésa es la dirección equivocada”, disparó Clinton.

En respuesta, Sanders opinó que la atención médica “debería ser un derecho” de cada ciudadano.

“¿Porqué nosotros gastamos tres veces más que los británicos, que tienen un sistema universal, y tenemos 29 millones de personas sin seguro médico?”, se preguntó.

En el centro de la discusión se encuentra una idea que parecía esencial para los demócratas: el diseño de un sistema de seguro médico público y universal, que ponga a un costado a los poderosos seguros privados.

En toda la discusión, la ex secretaria de Estado acusó a Sanders de haberse beneficiado del apoyo del ‘lobby’ de los fabricantes de armas, de no tener una estrategia clara para enfrentarse al grupo yihadista Estado Islámico y hasta de haber criticado a Obama en 2011.

Mientras se desarrollaba el debate, el comité de campaña de Clinton disparaba constantemente una lluvia de correos electrónicos sobre cada punto tratado, y prácticamente todos ellos contenían ataques directos a Sanders.

La estrategia de Clinton fue mostrarse como la candidata capaz de unificar al país, y por ello se esforzó en recordar las veces en que, como senadora, buscó acuerdos con dirigentes de la oposición Republicana.

– El papel del dinero –

Sin embargo, Clinton tuvo por delante a un Sanders en excelente forma: el senador utilizó datos concretos y hasta la ironía para sus demoledores ataques a Clinton durante todo el debate.

Sanders, que considera a los mayores bancos del país los responsables por “corromper” la política, recordó a Clinton que ella misma recibió más de medio millón de dólares por conferencias a los directivos de una de esas gigantescas entidades bancarias.

“Yo nunca recibí dinero por hacer un discurso ante Goldman Sachs”, le espetó Sanders a Clinton. Esos bancos, dijo Sanders, tienen demasiado poder económico y deben ser atacados frontalmente.

El carismático senador confirmó que su programa incluye un aumento de los impuestos a las clases medidas, pero aseguró que eso sería compensado por unos gastos notablemente inferiores en la atención a la salud.

La aspereza en las acusaciones cruzadas entre los dos principales aspirantes presidenciales del campo demócrata se explican por las tendencias entre los afiliados al partido a apenas dos semanas del inicio de las primarias.

Aunque encabeza las preferencias a nivel nacional, Clinton podría perder en las dos primeras primarias: el 1 de febrero en Iowa, donde aparece empatada con Sanders, y el 8 de febrero en New Hampshire, donde Sanders tiene una cómoda ventaja.

En este escenario, la dirigencia del Partido Demócrata teme que se repita lo ocurrido en 2008, cuando Clinton parecía imparable en la campaña hasta que, en el inicio de las primarias, perdió en Iowa ante el entonces poco conocido senador Barack Obama.

Por su parte, O’Malley buscó afanosamente salir de su aparente ‘techo’ entre los electores, que desde el inicio de la campaña se mantuvo entre el 3% y el 4%.

Poco antes del debate, un portavoz de su comité de campaña había adelantado que O’Malley se negaba de forma terminante realizar ataques a los otros dos candidatos, y que utilizaría el debate para presentar sus proyectos.

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