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Decenas de miles de franceses salen a la calle contra la reforma laboral de Macron

Un sindicalista toma la palabra durante una protesta contra la reforma laboral el 12 de septiembre de 2017 en la ciudad francesa de Rennes afp_tickers

Más de 200.000 manifestantes marcharon este martes en Francia contra la polémica reforma laboral del presidente Emmanuel Macron, en la primera jornada de protestas que ponen a prueba su capacidad para transformar a la segunda economía europea.

Los sindicatos convocaron cerca de 200 protestas en todo el país contra este texto destinado a flexibilizar el mercado laboral, piedra angular del programa del mandatario centrista para doblegar un desempleo que alcanza casi el 10%.

El sindicato CGT cifró en alrededor de 400.000 los manifestantes que respondieron a su llamamiento en toda Francia, con 60.000 únicamente en París. La policía redujo la cifra en la capital francesa a 24.000. El Ministerio del Interior, por su parte, calculó que los participantes eran unos 223.000.

“Estoy aquí para manifestar contra un ataque al código laboral que nunca antes en la historia habíamos visto”, declaró a la AFP Evelyne Deurilla-Feer, que iba disfrazada con una caja de cartón gigante de kleenex con la inscripción “SALARIEX, usen, desechen”.

“El código laboral debe proteger a los empleados. ¿Y qué ha hecho Macron? Un código para proteger a los empresarios y a las empresas. ¡Es un escándalo!”, agregó indignada esta jubilada.

La movilización “tuvo cierto nivel” reconoció el portavoz gubernamental, Christophe Castaner, quien explicó a la cadena televisiva CNews que el Ejecutivo iba a “escuchar los temores para “dar respuestas.

La marcha en París fue interrumpida en varias ocasiones por enfrentamientos, a los que las fuerzas del orden respondieron empleando gas lacrimógeno y un cañón de agua.

Los manifestantes retomaron masivamente en sus lemas una polémica declaración de Macron, que la semana pasada advirtió que “no cederá nada” ante “los holgazanes, los cínicos o los extremos”.

En algunas pancartas se podía leer “Los holgazanes están en marcha” o “Macron, te jodiste, los holgazanes están en las calles”. En Marsella (sur del país), la policía contabilizó 7.500 manifestantes, mientras que los organizadores comunicaron la cifra de 60.000.

En el cortejo, el líder de la izquierda radical Jean-Luc Melenchon, quien se ha alzado como el principal opositor a Macron, prometió que “hará retroceder” al joven presidente de 39 años.

A las protestas se sumaron huelgas que afectaron el martes a los transportes. La Torre Eiffel permaneció abierta, pero los turistas podían subir únicamente hasta el segundo piso, debido a que una parte del personal estaba en huelga.

– Revisión del modelo social francés –

Primer gran desafío de su mandato, la reforma laboral de Emmanuel Macron pretende reforzar el papel negociador de las empresas sobre las condiciones laborales y limitar las indemnizaciones por despido improcedente.

El objetivo de Macron es dar más flexibilidad a las empresas para impulsar las contrataciones y frenar el desempleo. El paro en Francia afecta al 9,5% de la población activa, frente a un promedio de 7,8% en Europa.

Busca también ganarse la confianza de sus socios europeos, que exigen desde hace años reformas estructurales en Francia.

Para imponer sus cambios, Macron optó por el método acelerado de ordenanzas, que impide el debate sobre el contenido y apenas da margen para votar a favor o en contra. Los cinco decretos serán presentados ante la Asamblea Nacional, donde Macron tiene una holgada mayoría, antes de finales de 2017.

Los sindicatos estiman que esta reforma da todos los poderes a las empresas y recorta los derechos de los trabajadores, pero el frente sindical está dividido.

Dos de los principales sindicatos franceses, FO y CFDT, no secundaron el llamamiento de la CGT a la huelga, lo que levanta interrogantes sobre su capacidad a hacer retroceder a Macron.

La reforma del código laboral es una parte fundamental de la agenda del presidente y el primer paso de una revisión más general del modelo social de Francia, que incluirá otros cambios mayores en las prestaciones de desempleo y las pensiones.

Estas protestas se producen en un momento delicado para el mandatario centrista, cuya popularidad se ha desplomado desde que asumió el poder en mayo. Una encuesta reciente mostró que apenas el 40% de los franceses está satisfecho con su labor.

“El sentimiento de que esta reforma no es justa empieza a instalarse, lo que no es una buena señal” para Macron, observó Frederic Dabi, de la encuestadora Ifop.

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