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Denuncian complicidad desde Pemex en robos de combustible en México

Un cartel marca el acceso a un centro de distribución de combustibles de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), el 4 de enero de 2017 en Guadalajara afp_tickers

El robo de combustible en México, delito al alza que involucra al crimen organizado y ha disparado la violencia en el centro del país, requiere de alta tecnología y es factible solamente con información filtrada desde Pemex, la estatal que lo administra, sostuvo este miércoles un investigador.

Esta actividad ilícita, conocida popularmente en México como “huachicol”, ha desatado cruentos enfrentamientos entre autoridades, bandas organizadas y miles de familias que viven de esta práctica, especialmente en el estado de Puebla, vecino de la capital.

“No es alguien artesanalmente haciéndolo, es muy alta tecnología, con conocimiento de cómo está lo que está circulando en ese ducto que sólo -y no hay otra manera- proviene de adentro… de gente de Pemex”, afirmó Manuel Llano, responsable de la organización civil CartoCrítica.

Tan solo este mes, 10 personas murieron en Puebla, entre ellos un Marino, tras dos fallidos operativos para capturar a “El Bukanas”, señalado como uno de los principales líderes del saqueo de ductos, secuestros y trasiego de drogas en la zona.

Petróleos Mexicanos (Pemex), la gigantesca empresa que controla el sector energético en México, dijo a la AFP a inicios de junio que los robos le han costado unos 2.410 millones de dólares, sin precisar en qué lapso ha sufrido esta pérdida económica.

Consultada por la AFP sobre los comentarios del especialista, Pemex reiteró la postura manifestada por su director general de que ni la empresa ni su sindicato de trabajadores están involucrados en el robo de combustible.

– Ductos alternativos –

Llano, principal responsable de elaborar un mapa de la vasta red de ductos de hidrocarburos que atraviesa el territorio mexicano, sostiene que los llamados “huachicoleros” cuentan con información técnica precisa para cometer el delito.

Describió que los criminales conocen bien la ubicación de los ductos y utilizan un mecanismo similar a una abrazadera gigante que cierra y corta el tubo sin generar pérdida de presión, permitiéndoles instalar válvulas para drenarlo, lo que supone que reciben datos de quienes bombean el combustible.

“Han construido hasta ductos alternativos, sus propios ductos para el robo de combustible que van directo a una bodega”, añadió.

Según cifras oficiales, el número de tomas clandestinas pasó de un total de 2.612 en todo 2013 a 6.873 en el 2016. Tan sólo en el primer trimestre de este año, el gobierno había contabilizado 2.683.

El estudio, elaborado por CartoCrítica y la fundación Heinrich Böll Stiftung, se elaboró recopilando información pública, como las convocatorias para licitaciones de Pemex y la también estatal Comisión Federal de Electricidad, así como estudios de impacto ambiental de diversos proyectos de hidrocarburos.

Pese a ello, cuando las organizaciones solicitaron esta información al gobierno les fue negada por motivos de “seguridad nacional”, precisó Llano.

El estudio arrojó que en México existen 68.843 kilómetros de ductos, lo que “equivale a darle la vuelta a la tierra 1,7 veces”, precisó Llano. Del total, un 94% son terrestres y el 4% restante son submarinos.

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