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El abatido mulá Mansur, líder de los talibanes afganos y opuesto a negociar

El líder de los talibanes afganos, el mulá Akhtar Mansur, en una imagen del 3 de diciembre de 2015 afp_tickers

El líder de los talibanes afganos, el mulá Akhtar Mansur, abatido este fin de semana por un dron estadounidense, lideraba la insurrección islamista desde julio de 2015, tras el anuncio de la muerte de su predecesor, el misterioso mulá Omar.

Considerado inicialmente favorable a las negociaciones de paz con el Gobierno afgano, el mulá Mansur, una vez convertido en líder de los talibanes, rehusó sentarse en la mesa de negociaciones.

Para muchos observadores, Mansur era la opción evidente para suceder al mulá Omar. Los orígenes de ambos líderes se cruzaban. Los dos nacieron a principios de los años 1960 en la provincia de Kandahar, en el corazón del país pastún y origen de la rebelión talibán que gobernó Afganistán de 1996 a 2001.

Al igual que el mulá Omar, quien huía de las cámaras, las entrevistas y las apariciones públicas, su sucesor apareció en muy pocas fotos. En éstas, se podía ver a un hombre con una poblada barba negra y un turbante en la cabeza.

El mulá Mansur pasó gran parte de su juventud en Pakistán, como millones de afganos que huían de la guerra. A lo largo del tiempo, el nuevo líder talibán entabló vínculos con los servicios secretos paquistaníes, el ISI, a los que Kabul acusa regularmente de haber creado y alimentado la insurrección talibán.

A mediados de los años 90, cuando los talibanes controlaban la mayor parte del país, se convirtió en ministro de la Aviación Civil en el Gobierno de los islamistas.

Volvió a huir a Pakistán en 2001, cuando los talibanes fueron expulsados del poder por una intervención militar internacional liderada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre.

El mulá Mansur supo navegar entre los diferentes sectores que componen el movimiento talibán: la ‘shura de Quetta’, la dirección de los talibanes en Pakistán, los talibanes instalados en Catar y los comandantes sobre el terreno en Afganistán. Y logró incluso pasar por delante del mulá Yaqub, uno de los hijos del molá Omar, quien para muchos era el favorito para suceder a su padre, a pesar de tener únicamente 26 años.

Los inicios de Mansur como jefe fueron complicados. Algunos lo acusaron de haberlos engañado habiendo ocultado durante más de un año la muerte de mulá Omar o de no respetar el proceso normal de sucesión. Sin embargo, logró consolidar rápidamente su poder. Bajo su dirección, el movimiento talibán se reforzó, obligando a las fuerzas gubernamentales a evitar una expansión de la insurrección.

Los talibanes tomaron brevemente en septiembre el control de la ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán, su victoria más espectacular en 14 años de revuelta. También llevaron a cabo atentados contra embajadas, edificios de la ONU o de la OTAN en pleno centro de Kabul o en sus alrededores. En un reciente mensaje, Mansur llamaba a los talibanes a prepararse a llevar a cabo “ataques decisivos” durante su habitual ofensiva de primavera.

Los servicios afganos de inteligencia confirmaron el domingo que el mulá Akhtar Mansur murió en un ataque de un dron estadounidense en Pakistán. El Pentágono había dicho previamente que Mansur fue objetivo el sábado de un ataque aéreo estadounidense en Pakistán y se limitó a afirmar que “probablemente” estaría muerto. Este lunes, el presidente estadounidense, Barack Obama, confirmaba el fallecimiento.

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