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El ejército de Macedonia, guardián de las puertas cerradas de Europa

Soldados macedonios vigilando el corredor de seguridad en la frontera entre Grecia y Macedonia en Gevgelija, el 15 de marzo de 2016 afp_tickers

En un día de lluvia torrencial, los soldados del ejército de Macedonia inspeccionan la zona fronteriza con Grecia para buscar a los migrantes que intentan desesperadamente entrar en este pequeño país y seguir su camino hacia al norte.

Cerca de la ciudad de Gevgelija, en una zona llena de viñedos, varios vehículos blindados avanzan con dificultad a causa del barro. Al otro lado de la frontera, los soldados pueden ver el campo de tiendas y casas improvisadas donde se hacinan los migrantes que quieren cruzar.

“Es duro para nosotros pero también para ellos. Veo a los niños del otro lado y entiendo que es duro, yo también tengo dos hijos”, explica Marko, de 34 años, uno de los soldados de la patrulla. “Tenemos que hacer nuestro trabajo y proteger el país”, asegura.

Macedonia, un pequeño país de dos millones de habitantes que perteneció a Yugoslavia y ahora aspira a entrar en la UE y la OTAN, ha desplegado desde agosto a su ejército en las fronteras para controlar a los migrantes e impedir las entradas clandestinas en su territorio.

La semana pasada, con el cierre de la llamada ‘ruta de los Balcanes’, cerca de 43.000 migrantes quedaron bloqueados en Grecia. Más de 10.000 están instalados en el campo de Idomeni, en el norte de Grecia, en la frontera con Macedonia, donde viven en condiciones miserables.

“No logro entender cómo un pequeño país como el mío se ha convertido en el principal punto de defensa de Europa, que ha sido incapaz de encontrar una solución para toda esta gente que sufre”, afirma otro soldado de 42 años que no quiere desvelar su nombre.

– Tensión en la frontera –

A la espera de una solución y de los resultados de las negociaciones entre la UE y Turquía, los migrantes llevan a cabo acciones desesperadas.

El lunes, 1.500 personas del campo de Idomeni lograron entrar brevemente de manera ilegal en Macedonia antes de ser interceptadas por el ejército. Tres afganos, entre ellos dos mujeres, una de ellas embarazada, murieron ahogados en el intento.

“No sabemos lo que podría pasar si los migrantes se abalanzaran hacia nosotros, nerviosos, con hambre y frío. La tensión es grande”, dice Milan, de 29 años, un soldado de una unidad de infantería mecanizada.

Los soldadoss, que una periodista de AFP pudo acompañar, se desplazan en vehículos blindados con armas automáticas que solo están autorizados a utilizar en caso de legítima defensa.

La tensa situación en la frontera ha provocado algunos incidentes y en febrero la oenegé Human Rights Watch (HRW) denunció el uso por parte de los soldados de gases lacrimógenos contra los que intentaban entrar. El pasado lunes varios migrantes dijeron ser víctimas de brutalidad, algo que las autoridades niegan.

Por su parte el ministro macedonio de Defensa, Zoran Jolevski, asegura a AFP que hace falta una estrategia global para resolver la crisis migratoria.

“Me gustaría muchísimo que la situación se calmara y poder retirar al ejército de la frontera”, indica el ministro, que apunta a que su país se está comportando como “un socio creíble de la comunidad internacional”.

Varios países de la Unión Europea (UE), como Eslovenia o Hungría, han mandado policías para apoyar al ejército macedonio y Bruselas ha dado diez millones al país para que pueda hacer frente a la crisis.

Sin embargo el presidente macedonio, Gjorge Ivanov, dijo recientemente al periódico alemán Bild que su país ha tenido que gastarse 25 millones de euros “para pagar los errores de la UE” sin recibir “ni un céntimo” a cambio.

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