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El ejército israelí enardece los ánimos de los palestinos con la venta de asnos

Un niño palestino camina junto a un asno el 19 de julio de 2016 en una carretera de la ciudad de Tubas, en la Cisjordania ocupada, junto a un cartel en el que se lee "zona de tiro, prohibido entrar" afp_tickers

“Se venden 40 asnos”, se lee en un anuncio publicado en la prensa palestina. Nada anormal si no fuera que lo firma el ejército israelí, acusado de haberlos confiscado a agricultores de la Cisjordania ocupada.

Las autoridades israelíes aseguran que recogen los animales vagabundos por el bien de la seguridad pública.

Pero, según los palestinos, persiguen un objetivo muy distinto: multiplican los decomisos y las destrucciones para obligarlos a abandonar el valle del Jordán, estratégico para sus tierras agrícolas y sus reservas de agua.

Los animales se subastarán si sus propietarios no los reclaman, precisa el anuncio en árabe del mando militar del territorio palestino ocupado por Israel desde hace casi 50 años.

Para Arif Daraghmeh, jefe del consejo de los pueblos de Al Maleh, que reagrupa a 26 aldeas del valle del Jordán, los propietarios no se han manifestado porque el ejército les exige el pago de multas de hasta 2.000 séqueles, más de 470 euros, por asno.

El Cogat -el órgano del Ministerio de Defensa israelí encargado de los territorios ocupados- asegura que se trata de “medidas (aplicadas) desde hace años para capturar a animales que erran sin vigilancia y constituyen un peligro”.

Gracias a ellas, “los accidentes de tráfico han bajado un 90%”, declara a la AFP. Y las multas, dice, “no son más que los gastos de captura y de cuidado de los animales”.

Este tipo de avisos en la prensa no son corrientes. Es el tercero en dos años; antes no los había habido, asegura Daraghmeh. Pero las incautaciones de animales no son nada nuevo.

– ‘Zonas de disparo’ –

Las cabras de Sliman Becharat, de 60 años, instalado bajo una lona de yute, se encuentran en “la zona de cuarentena” israelí instalada a lo largo de la frontera jordana hace 20 años.

Tanto él como Daraghmeh denuncian la finalidad “altamente estratégica” de estos decomisos. “Confiscando los animales y el material agrícola y destruyendo casas, refugios para animales y demás, los israelíes quieren presionar a los palestinos para que se vayan del valle del Jordán”, que se extiende en un tercio de Cisjordania, asegura Daraghmeh.

Porque -explica- “el que controla el valle controla la frontera (con Jordania) y los accesos al agua y a las tierras agrícolas, dos elementos vitales para los palestinos que viven de los cultivos y la ganadería.

Es el caso de Yusef, que vigila sus 80 reses sin perder de vista la carretera por la que pasan los vehículos militares israelíes. Detrás de él, una inscripción en hebreo, árabe e inglés proclama en un bloque de cemento: “zona de disparo, prohibido entrar”.

El ejército israelí ha transformado el 18% de Cisjordania en una zona de entrenamiento, informa la ONU. Sin embargo 6.200 palestinos siguen viviendo en ella.

En la gobernación de Tubas, donde reside Yusef, más de 800 personas se han quedado con su ganado en estas “zonas de tiro”. Según él, el ejército puede expulsarlo en cualquier momento de su casa e incautarse de sus animales.

“Los soldados embarcan las reses diciéndonos que nos hallamos en una zona militar cerrada”, cuenta Yusef, agitando su vara para que el ganado, de costillas prominentes, avance. “O bien pasan con sus tanques y nada sobrevive, ni un huevo de pájaro oculto ni una cría de gacela”.

Yusef asegura haber perdido decenas de reses, confiscadas o muertas de sed por falta de acceso al agua.

– Batalla por el agua –

Y es que a orillas del Jordán, la inmensa mayoría de los habitantes de la llamada ‘zona C’ – que abarca el 90% del valle- no están conectados al servicio de agua y deben comprarla a precio de oro, informa la ONU.

Está “virtualmente prohibida” para los palestinos y “reservada al ejército israelí, o bajo jurisdicción de las colonias”, donde viven 9.500 israelíes, explica la ONU.

El consumo de agua en algunos lugares “es de sólo 20 litros diarios por persona, o sea un quinto de las recomendaciones de la OMS”, la Organización Mundial de la Salud, lamenta la ONU.

La ‘zona C’ representa más del 60% de Cisjordania. Desde los acuerdos israelo-palestinos de Oslo (1993), este sector se encuentra bajo control único del ejército israelí y no de la Autoridad Palestina.

Un tubo en una colina rocosa desvía el agua usada antes para los animales “hacia una colonia”, afirma Yusef, resentido. “Antes bebíamos agua de la fuente. Ahora los colonos se bañan en ella”.

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