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El Gobierno de Donald Trump, ante su primera crisis

El entonces presidente electo de EEUU, Donald Trump (izq.), con su consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn en el complejo de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), el 21 de diciembre de 2016 afp_tickers

El Gobierno del presidente Donald Trump intentaba este martes capear el temporal de su primera crisis ante la intempestiva renuncia de su consejero de Seguridad Nacional, en medio a crecientes llamamientos a una investigación completa de lo ocurrido.

En la noche del lunes, el general retirado Michael Flynn presentó su carta de renuncia -que fue aceptada de inmediato- para tratar de apaciguar la espectacular crisis derivada de una conversación que mantuvo en diciembre con un diplomático ruso.

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo el lunes que la confianza de Trump en Flynn se había “erosionado al punto que el presidente sintió que debía hacer un cambio” y por ello “pidió al general Flynn su renuncia”.

De acuerdo con Spicer, Trump estaba “muy preocupado al saber que el general Flynn había ocultado información al vicepresidente”, Mike Pence, sobre su diálogo con el diplomático ruso.

En esa conversación, Flynn charló con el embajador ruso en Washington sobre las sanciones que EEUU aplicaría contra Rusia, pero no informó adecuadamente del tenor del diálogo a Trump ni a Pence.

En su carta de renuncia, Flynn confesó haber transmitido “sin querer al vicepresidente electo y a otros información incompleta sobre sus conversaciones telefónicas con el embajador de Rusia” en Washington, Sergei Kislyak.

– Búsqueda de una salida –

De inmediato, Trump nombró a otro general retirado, Joseph Kellogg, para ocupar interinamente el puesto de consejero de Seguridad Nacional, añadió la Casa Blanca.

Kellogg es uno de los tres favoritos para quedarse de forma definitiva con el cargo.

Los otros dos son el vicealmirante Robert Harward, un excomandante adjunto del Comando Central estadounidense y el general retirado David Petraeus, exdirector de la CIA.

Petraeus había renunciado a la conducción de la CIA tras la polémica provocada al haber compartido información secreta con una amante, una periodista que escribía un libro sobre él.

Por ese escándalo, Petraeus fue condenado a dos años de libertad condicional, una pena que vence en abril.

Este lunes, el presidente de la Cámara de Representantes (cámara baja del Congreso), Paul Ryan, dijo que Flynn renunció porque Trump se lo exigió.

“No podemos tener un Consejero de Seguridad Nacional que da informaciones incompletas al vicepresidente y a otros. Por eso pienso que el presidente hizo lo correcto al pedirle la renuncia”, apuntó.

Para agravar el cuadro, fuentes oficiales dijeron al diario Washington Post que en enero la entonces secretaria interina de Justicia, Sally Yates, había informado a la Casa Blanca sobre el contenido de la conversación entre Flynn y Kislyak.

De acuerdo con esas fuentes, Yates alertó a unos funcionarios de la Casa Blanca que la situación dejaba a Flynn expuesto a chantajes por parte de la inteligencia rusa.

– Petición de investigación –

En este escenario, este martes se multiplicaban las presiones para que se realice una investigación completa sobre el incidente para determinar la responsabilidad de la Casa Blanca.

Nancy Pelosi, líder de la bancada del partido Demócrata en la Cámara de Representantes, pidió una investigación porque “los estadounidenses merecen saber la extensión de la influencia financiera, política y personal de Rusia sobre el presidente Trump”.

A su vez, el legislador conservador Roy Blunt, integrante de la Comité de Inteligencia en la Cámara de Representantes, defendió que el comportamiento de Flynn sea investigado “exhaustivamente”.

En tanto, el titular de ese comité, el legislador Devin Nunes, apuntó que era necesario saber porqué agentes de la inteligencia estadounidense interceptaron una llamada telefónica de Flynn y luego pasaron la transcripción a la prensa.

“Espero que el FBI me explique qué está pasando, y espero también que tengan una buena respuesta”, comentó.

Para la senadora Demócrata Elizabeth Warren (a quien Trump suele llamar irónicamente ‘Pocahontas’), lo ocurrido “no es normal. Trump debe a los estadounidenses un informe completo” de sus relaciones con Rusia.

En un mensaje en Twitter, Trump criticó este martes las “filtraciones ilegales” de su casa de Gobierno.

“La verdadera historia aquí es por qué hay tantas filtraciones ilegales en Washington. ¿Estas filtraciones ocurrirán cuando yo tenga que tratar con Corea del Norte?”, escribió el mandatario.

Todo el escándalo que condujo a la caída de Flynn y la crisis surgida de esa situación ocurre en un contexto en que las relaciones de Washington y Moscú están en el centro de la polémica.

Cuando Flynn habló con Kislyak, el presidente Obama preparaba la aplicación de sanciones contra cinco funcionarios rusos y había determinado la expulsión de 35 diplomáticos de territorio estadounidense.

En ese momento, Washington acusaba directamente a Rusia de injerir en las elecciones presidenciales de noviembre.

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