El Salón del Automóvil de Fráncfort, marcado por el estigma del “dieselgate”
A pesar de jugosos beneficios y de un mercado europeo boyante, los fabricantes reunidos a partir del martes en el Salón del Automóvil de Fráncfort no se escaparán ni de la crisis del diésel ni del desafío del coche eléctrico autónomo.
Dos años después de que saliera a la luz la manipulación masiva en Volkswagen de sus motores diésel en pleno salón IAA, la 67ª edición de la gran feria del sector que, según la prensa, abrirá al público del 16 al 24 de septiembre, será “moderada”, consideró Stefan Bratzel, del instituto del automóvil CAM.
“Por un lado, la industria automotriz vive los mejores años de su historia, en términos de ventas y beneficios pero, por otro, se pregunta qué va a ocurrir en el futuro. El tema del diésel y de las emisiones contaminantes suscita mucho debate ahora, principalmente en Alemania, y ha creado un problema de imagen para la industria en su conjunto”, subrayó.
Volkswagen, el gigante de 12 marcas (Audi, Porsche, Seat, Skoda, Lamborghini…) se ha recuperado rápidamente del bofetón del “dieselgate”, que le costó caro. Convertido en número 1 en ventas mundial, ingresó unos 116.000 millones de euros en los seis primeros meses de 2017 y registró un beneficio neto de más de 6.000 millones de euros.
Sus compatriotas Daimler y BMW también registraron atractivos beneficios y sus ventas están en constante alza.
– “Incertidumbre” –
Por su parte, los constructores franceses dejaron atrás la crisis de 2008-2013 anunciaron resultados récord en el primer semestre: Renault publicó un beneficio neto de 2.400 millones de euros mientras que PSA (que incluye Peugeot, Citroën y DS) cerró el periodo con unas ganancias de 1.250 millones de euros, a la espera de incorporar a Opel y Vauxhall, que compró al estadounidense General Motors.
Las perspectivas son buenas para el resto del año, con alzas esperadas en el mercado del automóvil mundial pese al debilitamiento de Estados Unidos y un crecimiento más mitigado en China. Para el oeste de Europa, Ferdinand Dudenhöffer, director del centro de investigación automovilística CAR, vaticina un avance del 3%, un poco menos que en 2016.
“Los mercados francés y alemán siguen en crecimiento, eso sí, ligero porque son mercados maduros, pero a niveles altos (…) Reino Unido tose un poco, a causa del Brexit, pero, globalmente, en Europa tenemos un mercado que va muy bien”, explicó Flavien Neuvy, director del observatorio Cetelem de la industria automotriz.
Sin embargo, “el Salón estará marcado por toda la incertidumbre que hay en torno, no solo al diésel, sino también al motor térmico”, avisó. Francia y Reino Unido fijaron 2040 como fecha límite para los vehículos diésel y de gasolina, mientras que las emisiones contaminantes vinculadas con el automóvil se van combatiendo más y más en el Viejo Continente, donde acaban de entrar nuevas normas de homologación más estrictas.
– Tema de campaña –
En Alemania, la contaminación es un tema tratado en la campaña de las legislativas de finales de septiembre, mientras que la prohibición de circulación de vehículos diésel amenaza con imponerse en decenas de ciudades. La canciller alemana, Angela Merkel, que espera obtener un cuarto mandato, inaugurará el Salón el jueves.
Peter Fuss, especialista en el sector del automóvil en el gabinete EY, espera poder ver en el Salón “cómo reacciona la industria a esta amenaza sobre el diésel”.
Si bien algunas empresas presentarán sus proyectos en el campo de los vehículos eléctricos, como el BMW con un modelo de Mini previsto para 2019, un conjunto de nuevos 4×4 urbanos de motor convencional recordará el tamaño del desafío a enfrentar.
La federación alemana del automóvil, VDA, organizadora del Salón, prometió más de 300 innovaciones y espera unos 1.000 expositores, aunque grandes firmas del sector, como Nissan, Peugeot, Fiat, Tesla y Volvo no acudirán a la cita.
