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El TLP, el partido islamista radical con poder de mando en Pakistán

Simpatizantes y seguidores del partido extremista Tehreek-e-Labaik Pakistán (TLP) bloquean una carretera durante una protesta contra la decisión judicial de absolver a la cristiana Asia Bibi, en Karachi el 31 de octubre de 2018 afp_tickers

Llamó a asesinar a jueces del Tribunal Supremo, alentó motines en el ejército e incluso prometió aniquilar Holanda con armas nucleares. El partido extremista Tehreek-e-Labaik Pakistán (TLP) multiplica las provocaciones y dicta las reglas a los gobiernos.

La semana pasada, el grupo consiguió paralizar el país durante tres días en protesta contra la absolución de la cristiana Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemia en 2010.

Encabezado por el clérigo Khadim Husain Rizvi, este partido convirtió la blasfemia, un tema muy delicado en Pakistán, en un arma política que le permitió doblegar a dos gobiernos sucesivos.

Se teme que el TLP fomente la radicalización de parte de la población en un país donde hace apenas dos años concluyó una guerra contra el terrorismo que fue larga y sangrienta.

– ¿De dónde viene? –

El TLP comenzó como un movimiento que pedía la liberación de Mumtaz Qadri, un guardaespaldas que en 2011 asesinó al hombre al que supuestamente debía proteger, el gobernador de Punyab Salman Taseer, porque había llamado a reformar la polémica ley sobre la blasfemia.

Tras la muerte por ahorcamiento de Qadri en 2016, el TLP se transformó en partido político. En las elecciones legislativas de julio pasado, sus candidatos obtuvieron más de 2,23 millones de votos que le otorgaron dos escaños de diputados provinciales.

El partido islamista surgió del movimiento musulmán barelvi, procedente a su vez del sufismo, muy popular en todo Pakistán, sobre todo en Punyab, la provincia más poblada.

Su programa gira en torno al tema de la blasfemia y se presenta como un protector del islam. Sus partidarios están dispuestos a cualquier cosa con tal de defender el honor del profeta Mahoma y a sus detractores los consideran enemigos de la religión.

“Demostraron que podían matar y morir por su causa”, afirma el editorialista Khurshid Nadeem.

– Principales fechas –

En noviembre de 2017, el TLP, hasta entonces desconocido, logró bloquear las principales carreteras de acceso a la capital, Islamabad, durante tres semanas para protestar contra una enmienda al código electoral porque consideraba que equivalía a modificar la ley sobre la blasfemia.

La intervención de la policía para desalojarlos se saldó con siete muertos. El TLP consiguió la dimisión del ministro de Justicia, como consta en un acuerdo firmado directamente con el ejército paquistaní.

Seis meses más tarde, un hombre que afirmó pertenecer al movimiento disparó al ministro del Interior y lo hirió. El TLP se distanció del incidente.

Durante la campaña electoral, su líder Razvi declaró que haría “desaparecer a Holanda de la faz de la Tierra” si era elegido, en represalia por un concurso de caricaturas de Mahoma organizado por el diputado islamófobo Geert Wilders que acabó siendo anulado.

El partido recobró fuerza con la llegada al poder del primer ministro Imran Khan en agosto. Un asesor económico del gobierno, con una trayectoria profesional brillante, fue despedido por ser ahmadi, una minoría religiosa con creencias consideradas blasfemas en Pakistán.

Volvió a saltar a la palestra tras la absolución de la cristiana Asia Bibi el 31 de octubre. Sus miembros bloquearon durante tres días las principales carreteras del país. Los jefes llamaron a matar a los jueces que emitieron el veredicto y exhortaron al ejército a amotinarse. El gobierno se vio obligado a firmar un acuerdo con el TLP, considerado por muchos como una capitulación.

“Para los políticos paquistaníes es más fácil desafiar los tribunales que a manifestantes violentos que pretenden ser los verdaderos representantes del islam”, comenta Omar Waraich, de Amnistía Internacional.

– ¿Representa un peligro? –

Los talibanes, combatidos durante años, eran minoritarios pero la corriente barelvi es una de las principales del país, lo que hace temer una radicalización masiva.

“Se focalizan especialmente en Punyab y en Sindh (sur) y ya radicalizaron a gran parte de la sociedad” de estas dos provincias, afirma el analista Amir Rana.

El ejército paquistaní también duda en actuar porque teme que una intervención desemboque en una erupción de violencia.

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