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En el puerto egipcio de Rosetta quedan los sueños rotos de los migrantes que naufragaron

El migrante egipcio Sameh Mohamed Ahmed Abdel Dayem, de 18 años, en una cama de un hospital de Rosetta, Egipto, el 21 de septiembre de 2016 afp_tickers

“Sólo yo sobreviví y hubiera preferido morir con ellos”, dijo Mohamed, que vio morir a su mujer y a su hijo en el naufragio de un barco de migrantes frente a las costas egipcias, mientras soñaban con llegar a Europa buscando un futuro mejor.

Al igual que otros cientos de miles de personas que se lanzaron al mar Mediterráneo en 2016 para huir de la guerra o de la miseria, Mohamed Metwali emprendió una peligrosa travesía.

Este egipcio de 27 años se encontraba a bordo de un barco pesquero que naufragó el miércoles a 12 kilómetros de la costa de Rosetta, en el norte de Egipto.

Ahora sus familiares han muerto y él está hospitalizado en Rosetta, donde yace atado a la cama hospitalaria, ya que está en detención.

La embarcación, que se dirigía a Italia, transportaba a cerca de 450 migrantes, según los testimonios de varios supervivientes.

Oficialmente 163 personas sobrevivieron al drama, 42 murieron y decenas están todavía desaparecidas.

“Arriesgué mi vida, la de mi mujer y de mi hijo para ofrecerles una vida mejor”, agregó con los ojos llorosos Metwali.

Se había comprometido con los traficantes a pagar 5.000 euros, una vez que llegaran a Italia, ahí estaba “dispuesto a trabajar de lo que fuera”.

Otro superviviente llora en silencio.

“Éramos cerca de 400. Yo estaba con mi mujer y mis tres hijos. Ahora todos están muertos”, contó Badr Abdel Hafez.

– ‘Vi la muerte’ –

Delante del hospital y el puesto de la policía de Rosetta, el miércoles por la noche seguían llegando familiares buscando a los desaparecidos.

“Gracias a Dios, su nombre no está aquí”, dijo un hombre fuera de la morgue.

En la comisaría, más de 150 supervivientes, la mayoría hombres jóvenes, están en detención. En su mayoría son egipcios, pero también hay sudaneses, somalíes y sirios.

Los policías les reparten agua y vestimenta.

“Todo se hizo más caro aquí. No podía ahorrar para casarme. Quería partir a Italia para conseguir dinero”, contó Mohamed Ahmed, estudiante de 17 años, que muestra un rostro cansado y enrojecido. Para hacer el viaje, invirtió 2.000 euros.

Según él, había cientos de personas en la cámara frigorífica del barco.

“Sólo mi amigo y yo logramos escapar” dijo.

Sumaya contó que pagó 2.000 dólares para reunirse con su marido en Europa.

“Había mucha gente en la cámara de frío. El barco volcó y se quedaron atrapadas. Al menos unas 100 personas”, contó la mujer de 34 años.

“No lo volvería a hacer. Vi la muerte con mis propios ojos”, contó.

Temprano por la mañana, en una playa de Rosetta, en la desembocadura del Nilo, decenas de personas se congregaron, algunas de ellas leyendo el Corán, a la espera de noticias de sus familiares desaparecidos, constató un periodista de la AFP.

Más de 300.000 migrantes y refugiados han atravesado el Mediterráneo para llegar a Europa.

Cerca de 10.000 han perecido en el viaje desde 2014, de los cuales cerca de 3.200 han muerto desde principios de 2016, según la misma fuente.

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