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En la región indonesia de Aceh, mujeres azotan a las mujeres que violan la sharia

Una mujer se dispone a recibir su castigo en público a manos de la policía de la sharia el 10 de diciembre de 2019 en Banda Aceh, Indonesia afp_tickers

Cuerpo y rostro escondido, caña de mimbre en la mano, la mujer avanza, levanta el brazo y azota a la condenada arrodillada. Es la última recluta de una nueva brigada femenina encargada de flagelar a las mujeres en Aceh en virtud de la sharia.

Al principio, la mujer, vestida con una túnica y pantalones marrones, vacila un poco antes de golpear. Tiene que ser animada y finamente encuentra el valor necesario.

La condenada es una mujer soltera y fue arrestada en una habitación de hotel con un hombre. Vestida de blanco, con la cabeza inclinada hacia abajo, no se mueve. Sólo sus manos juntas tiemblan, signo del sufrimiento soportado.

Zakwan, investigador en jefe de la policía religiosa -la Wilayatul Hisbah- está satisfecho con su recluta. “Su técnica es buena”, dice a la AFP.

Aceh, en el extremo norte de la isla de Sumatra, es la única región de Indonesia que aplica la ley islámica, la sharia. Esta provincia muy conservadora goza de una relativa independencia desde un acuerdo concertado con Yakarta en 2005 para poner fin a un conflicto de varias décadas con los rebeldes independentistas.

A pesar de que el presidente de Indonesia, Joko Widodo, y las organizaciones de defensa de los derechos humanos piden el cese de la flagelación, ésta sigue siendo la regla.

En Aceh, donde el velo es obligatorio para las mujeres, se castiga el adulterio y las relaciones sexuales fuera del matrimonio o con una persona del mismo sexo.

El consumo de alcohol y el juego también están prohibidos. Así como el cine, con el fin de evitar comportamientos “no islámicos”. En caso de transgresión, son 10 golpes por un gesto de afecto en público, 40 por beber alcohol, más de 100 en caso de una relación homosexual o con un menor.

Hasta ahora, era habitual ver a los verdugos golpear a las mujeres en público, frente a multitudes que toman fotografías y vídeos con sus teléfonos.

– Sin piedad –

En los últimos años aumentó el número de mujeres condenadas por delitos religiosos y Aceh decidió crear una brigada femenina de verdugos, como en Malasia.

En la actualidad, ocho de ellas se dedican a la flagelación, al igual que una decena de hombres. Por razones de seguridad, las autoridades no autorizaron a la AFP a interrogarlas.

“Las entrenamos para estar seguros de que tienen la capacidad física y saben cómo realizar correctamente la flagelación”, con el brazo tendido para limitar las heridas, explica Zakwan, que, como muchos indonesios, sólo lleva un nombre. Y “tenemos que adoctrinarlas para que entiendan mejor su papel y no tengan piedad de las que violan las leyes de Dios”, agrega.

El año pasado, 43 hombres y 42 mujeres fueron condenados oficialmente a azotes por delitos religiosos únicamente en Aceh. Anteriormente, los castigos se dirigían principalmente al consumo o a la venta de alcohol, al juego, y los castigados eran sobre todos los hombres.

En los últimos tiempos, las autoridades prestan más atención a los gestos de afecto en público, el adulterio y las relaciones sexuales prematrimoniales, lo que significa que hay más mujeres castigadas.

Este verano, el Consejo de Ulemas de Aceh emitió una ‘fatua’, un edicto religioso, en el que se prohibía un popular videojuego por insultar al Islam. También están prohibidos los partidos de fútbol femeninos porque no hay estadio para las mujeres.

En Aceh, donde viven 220.000 personas, las distracciones para los jóvenes son escasas. Paseos por la ciudad o por las playas. Pero la policía religiosa está en todas partes. Sus patrullas recorren los espacios públicos, los restaurantes, los cafés, vigilan a la población día y noche y actúan basándose en denuncias.

La AFP pudo ver recientemente como agentes de esta particular policía se acercaban a una pareja sentada en la playa y les daban una reprimenda. O como un grupo de hombres y mujeres, que se encontraban en una cafetería alrededor de las 03H00 de la mañana, fueron detenidos, sospechosos de haber violado la legislación sobre la separación entre hombres y mujeres solteros.

Amnistía Internacional pide regularmente que se abandone la flagelación. “Golpear con una vara es un castigo inhumano y degradante que puede constituir un acto de tortura”, declaró a la AFP su director ejecutivo, Usman Hamid. Sin embargo, esta práctica cuenta con el amplio apoyo de la población de la provincia de Aceh, donde un 98% de sus cinco millones de habitantes son musulmanes.

“Se necesitan castigos más severos, como la lapidación, no sólo la flagelación en Aceh”, dice por ejemplo Saiful Tengkuh, un residente.

La provincia de Aceh previó una vez la decapitación para los crímenes más graves. El gobierno central vetó el proyecto.

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