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Europa, obligada a revisar su defensa común ante la llegada de Trump

Una mujer examina dos 'matryoshka', muñecas tradicionales rusas de madera, con los retratos de Donald Trump y Barack Obama, en una tienda de regalos en Moscú, el 8 de noviembre de 2016 afp_tickers

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el viernes puede obligar a los europeos a impulsar su defensa común ante posibles cambios y el riesgo de quedar marginados en la escena internacional, señalaron analistas y responsables políticos.

“La Unión Europea debería tomar la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos como una importante llamada de atención para mejorar su política exterior y de seguridad”, aseguran los analistas Stefan Lehne y Heather Grabbe, en una nota reciente del Instituto Carnegie.

Las últimas declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, calificando de “obsoleta” a la OTAN y asegurando que “otros países dejarán” la UE tras Reino Unido, parecen haber surtido efecto entre los dirigentes europeos, que apelan a la unidad.

“Los europeos tenemos nuestro destino en nuestras propias manos”, respondió el lunes la mandataria alemana Angela Merkel, que días antes advertía de la ausencia de “garantías eternas” en la relación con Estados Unidos. La UE “debe en el futuro asumir más responsabilidades en el mundo”, estimó.

Tras casi 70 años de cooperación transatlántica en el seno de la OTAN, surgida de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, los analistas consideran que la alianza sigue siendo importante tanto para Europa como para Estados Unidos, aunque perciben un cierto “desinterés” por parte de Washington.

Para Vivien Pertusot, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), el próximo presidente estadounidense parece no estar “muy interesado” en Europa, si bien rechaza la idea de que vaya a “retirarse del mundo”. Trump avanza hacia “una mayor selección” en los asuntos de política exterior, como Rusia, China o la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), apunta.

En esta línea, los expertos del Instituto Carnegie consideran que, aunque Washington se comprometa con Europa, lo hará “probablemente con algunos países a título individual”. “Cuando un dirigente se oponga a su agenda, el Gobierno de Trump podría intentar jugar a poner a un europeo contra otro”, advierten.

– “Autonomía estratégica” en la UE –

La UE, 22 de cuyos miembros forman parte también de la Alianza Atlántica, considera a la organización como un garantía de defensa, máxime frente a una Rusia más amenazadora desde la anexión en marzo de 2014 de la entonces ucraniana península de Crimea.

Ante las reiteradas críticas de los mandatarios estadounidenses a su escasa contribución económica, los miembros de la Alianza, entre ellos los europeos, se comprometieron en 2014 a aumentar su gasto militar hasta al menos el 2% del PIB, cifra que sólo alcanzan Estados Unidos, Reino Unido, Estonia, Grecia y Polonia.

El comportamiento de la Rusia de Vladimir Putin, con quien Trump mantiene una aparente cercanía, tuvo consecuencias tanto “en los debates institucionales en el seno de la OTAN” como “en el gasto del presupuesto de defensa, que aumentó en toda Europa este año”, apunta Pertusot.

“Si el presidente Trump cuestiona la decisión europea, los Estados miembros de la UE tendrán que considerar ampliar su autonomía estratégica potenciando la defensa colectiva en la UE”, asegura el investigador del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga.

Francia y Alemania, junto a Italia y España en menor medida, lideran los esfuerzos en el bloque europeo para avanzar hacia una mayor cooperación en materia de defensa, uno de los objetivos incluidos en la Estrategia Global del ejecutivo comunitario, que aboga por contar con una “autonomía estratégica” en paralelo a la OTAN.

Esta iniciativa, propiciada por la responsable de la diplomacia europea, Federica Mogherini, genera división entre los países europeos, muchos de los cuales prefieren priorizar la Alianza Atlántica.

Para los analistas, esta organización transatlántica no va a desaparecer con la llegada de la nueva administración Trump. “Tanto la OTAN como la UE se han adaptado al contexto estratégico de pos-Guerra Fría numerosas veces”, apunta Arteaga, para quien, “en el peor de los casos”, podría ocurrir como a mediados de los 80.

Entonces, explica el analista español, “los europeos reactivaron la Unión Europea Occidental porque la administración [de Ronald] Reagan llegó a acuerdos unilaterales con el Kremlin y los europeos consideraron que se iba a producir la desvinculación americana”.

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