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Exboxeador de “chalecos amarillos” es condenado a un año de prisión semiabierta

La abogada defensora, Laurence Leger (I), habla con el abogado de la acusación, Jean-Philippe Morel, el 13 de febrero de 2019 en un tribunal de París, antes de la apertura del juicio del exboxeador profesional Christophe Dettinger afp_tickers

Un exboxeador que se tornó célebre durante las protestas de los “chalecos amarillos” al golpear a dos policías, fue sentenciado este miércoles a un año de prisión en régimen semiabierto y 18 meses en condicional.

El juez del caso desestimó un pedido de la fiscalía por una pena mayor, y explicó que Christophe Dettinger, excampeón nacional de peso semicompleto, tendrá condiciones de trabajar durante el día mientras cumple la pena.

Asimismo, al exboxeador se le prohibió residir en París durante seis meses y se le condenó a indemnizar a sus víctimas, con 2.000 y 3.000 euros respectivamente.

Dettinger, de 37 años, es mantenido bajo arresto desde que se presentó voluntariamente a una comisaría en enero. Este miércoles, parecía visiblemente cansado, y exhibía un fino bigote y el pelo corto.

El pasado 5 de enero, durante una protesta de los “chalecos amarillos”, Dettinger fue filmado cuando lanzaba una serie de puñetazos a un agente de la policía durante la represión a la protesta sobre uno de los puentes sobre el Sena, en París.

En la confusión, también se puede ver a Dettinger derribando otro agente con una patada.

Las escenas se convirtieron en una sensación inmediata, y este miércoles fueron repetidas en la corte.

Dettinger -un coloso de casi dos metros de estatura, padre de tres hijos y sin ningún antecedente policial- pidió disculpas por lo ocurrido.

Frente a él sólo acudió al juicio uno de los dos gendarmes agredidos. Su colega, que sigue de baja médica, “no está en estado” para venir a la corte, explicaron sus abogados.

– “¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum! –

“Estaba buscando a mi mujer y vi a gendarmes golpeando con porras a ‘chalecos amarillos’. ¡Pum!, ¡Pum! !Pum!”, dijo, imitando el ruido de los golpes. “No entendía qué pasaba. Vi a una mujer en el suelo, una patada y una porra en el aire, fue ahí cuando me abalancé sobre el policía y lo golpeé”, contó muy tranquilo.

“¿Estaba usted enfadado?”, le preguntó la presidenta de la corte. “Estaba defendiendo a la mujer que estaba en el suelo. Cuando veo una injusticia, actúo. Todo pasó muy rápido”, respondió el exboxeador.

Prosiguió entonces un debate para saber si uno de los policías pateó o no a una mujer en el suelo. Esta última, de contextura pequeña y cabello fucsia, confirmó ante la corte que “recibió golpes”.

“Sentí una cólera extrema que me inundó”, dijo Dettinger, que señaló no obstante sentir mucha “vergüenza” por su acto, que “lamenta”.

“Quise reparar una injusticia y creé otra”, añadió el boxeador, que es funcionario del ayuntamiento de Brétigny-sur-Orge (Essonne), un suburbio parisino.

La corte de apelaciones de París rechazó su pedido de liberación condicional siguiendo las recomendaciones del ministerio público que estimó que tenía una personalidad “peligrosa”, era “impulsivo” y estaba “totalmente determinado a cometer actos violentos”.

– Ayuda para pagar abogados –

No obstante, ha suscitado una amplia simpatía entre los “chalecos amarillos” y sus partidarios. Una campaña en línea permitió recaudar más de 117.000 euros (135.000 dólares) para financiar sus gastos legales.

El movimiento de los “chalecos amarillos”, llamado así por la prenda fluorescente que llevan, comenzó como una protesta contra una subida de impuestos sobre los combustibles pero se convirtió rápidamente en una revuelta contra la pérdida de poder adquisitivo.

El número de personas que participan en las manifestaciones convocadas por este colectivo cada sábado ha disminuido significativamente desde inicios de año, pero las protestas terminan regularmente con disturbios y choques con la policía.

El sábado pasado más de 50.000 “chalecos amarillos” se movilizaron en toda Francia y se registraron incidentes en varias ciudades. En París, un manifestante perdió cuatro dedos de la mano por el estallido de un artefacto aparentemente lanzado por la policía.

Desde el inicio de las protestas, 1.796 manifestantes han sido condenadas en tribunales, principalmente por destruir bienes públicos y atacar a la policía. Y otras 1.422 están aún a la espera de juicio.

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