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La CIJ, árbitro judicial de la ONU, cumple 70 años

El Palacio de la Paz de La Haya, se de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en una imagen del 27 de agosto de 2013 afp_tickers

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) decide desde hace 70 años el destino de numerosas naciones sobre un abanico de temas que abarcan desde la carrera armamentística nuclear a la caza en el Antártico, pasando por decenas de conflictos fronterizos.

Pero los jueces del Palacio de la Paz, en el centro de La Haya, son impotentes frente a las guerras más devastadoras del siglo XXI, aseguran los analistas. Y es que la CIJ puede pronunciarse únicamente sobre conflictos en los que las dos partes, que han de ser Estados, aceptan su competencia.

Se fundó en 1946 sobre las cenizas de la Corte Permanente de Justicia Internacional (CPJI) y dispone de quince jueces electos para mandatos de nueve años. Se considera que tiene la última palabra en las disputas entre Estados y que es un árbitro imparcial en pugnas entre vecinos.

“La CIJ ha ayudado a resolver conflictos internacionales sobre temas territoriales, relaciones diplomáticas, tomas de rehenes y derechos económicos”, explicó a la AFP Aaron Matta, investigador del Instituto de La Haya para una justicia mundial.

En menor medida, este tribunal ha sido “un instrumento de defensa de los derechos humanos y también una herramienta para establecer la jurisprudencia necesaria para responder a temas esenciales, como las amenazas que afectan al medio ambiente”, añadió.

La CIJ suele lidiar con algunas jurisdiccionales y es una plataforma jurídica adaptada “para juzgar conflictos menos importantes, más modestos”, afirmó Cecily Rose, profesora de derecho en la Universidad de Leyde. “Este es el tipo de casos que más atienden los jueces”, agregó.

Al contrario de la Corte Penal Internacional, la CIJ sólo se centra en los Estados y no en la responsabilidad penal de los individuos.

– Experta en tensiones bilaterales –

Cuando los jueces abordaron su primer expediente, en 1947, los horrores de la Segunda Guerra Mundial todavía estaban muy presentes. Reino Unido acusaba a Albania de la muerte de 45 marinos por el hundimiento de dos buques británicos por las bombas colocadas por Tirana en el estrecho de Corfú. Los jueces responsabilizaron a Albania de las explosiones, pero también dictaminaron que Londres había violado la soberanía albanesa con la operación de desminado de los barcos.

La mayoría de las casi 200 sentencias emitidas por los jueces responde a casos de tensiones bilaterales, a las que se puso fin. Una de las victorias de la Corte es “el número de conflictos que se evitaron”, asegura su vicepresidente, el juez somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf.

“Creo que es algo de lo que la Corte puede sentirse orgullosa”, añade el presidente, el francés Ronny Abraham.

Los dos magistrados citan como ejemplo un templo en la frontera entre Camboya y Tailandia. Los jueces decidieron que el templo pertenecía al primero y Bangkok retiró a sus soldados.

La CIJ, que el miércoles celebrará una audiencia especial en presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desempeña asimismo un papel importante en los expedientes relacionados con la carrera por las armas nucleares, como el presentado por las islas Marshall contra India, Pakistán y Reino Unido.

Algunos de sus dictámenes han sido considerados como victorias simbólicas de las ONG. En 2014, la CIJ falló que la caza de ballena anual de Japón era una actividad comercial y no una investigación científica, como afirmaba Tokio.

Sin la CIJ, “habría seguramente más conflictos a largo plazo entre los Estados”, asegura Rose. Olivier Ribbelink, investigador del Instituto Asser de La Haya, asegura que los Estados respetan las decisiones de la Corte porque confían en la imparcialidad de la CIJ y de sus sentencias”.

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