La región de Guta Oriental, el “talón de Aquiles” del régimen sirio
En Guta Oriental, enclave rebelde a las puertas de Damasco, los insurgentes sirios mantienen su presencia y capacidad ofensiva, convirtiéndose en el talón de Aquiles del régimen, que ineludiblemente se verá obligado a lanzar una gran ofensiva militar en la zona, coinciden los expertos.
Esta región, al este de Damasco, asediada desde 2013 por el régimen, es escenario de una grave crisis humanitaria y de sangrientos bombardeos aéreos del ejército de Bashar Al Asad. De gran valor estratégico, su control permite a los rebeldes lanzar cohetes y obuses contra la capital.
“La resistencia en Guta Oriental se ha convertido en fuente de malestar para el régimen, que se proclama vencedor en Siria ante la rebelión” afirma a la AFP Joshua Landis, especialista sobre Siria y profesor en la Universidad estadounidense de Oklahoma.
Las fuerzas del régimen han llegado a controlar más de la mitad del país, tras numerosos éxitos militares en los últimos meses frente a los rebeldes y yihadistas, gracias en buena parte al apoyo militar del aliado ruso.
En momentos en que las negociaciones de paz se celebran fuera del país, “el régimen quiere convencer a la comunidad internacional de que se enfrenta a una oposición muy reducida, y solamente en algunos enclaves”, según Landis.
Grupos rebeldes y yihadistas lograron sin embargo hace una semana asediar una base militar del régimen, en torno a Guta, lo que impulsó a Damasco a intensificar sus bombardeos.
Guta oriental es el “talón de Aquiles” del régimen, explica Rami Abdel Rahman, director del Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH). “Los grupos rebeldes ahí implantados son poderosos y constituyen una amenaza directa para la capital”.
– Apoyo popular –
Los combates en la región no han cesado nunca, pese a que forma parte de las cuatro zonas de distensión decididas por los ‘padrinos’ internacionales de los beligerantes para instaurar un alto el fuego.
Guta es bombardeada casi a diario desde el aire o por la artillería del régimen, lo que ha causado miles de muertos y heridos desde 2011.
En represalia, los rebeldes lanzan obuses y cohetes contra Damasco, matando a centenares de civiles.
En el perímetro asediado, de unos 100 km², los 400.000 habitantes de Guta carecen de alimentos y medicamentos, y sufren casos de malnutrición, especialmente entre los niños.
Pese a esas difíciles condiciones, los grupos rebeldes islamistas tienen “implantación popular”, pues “miles de combatientes son originarios de la región”, explica Rahman.
Jaish al Islam, poderoso grupo rebelde que reconoce el acuerdo de distensión y participa en las negociaciones bajo la égida de la ONU, controla esencialmente Guta oriental, y Duma, su mayor ciudad.
Comparte el poder con Failaq al Rahman, otro grupo de insurgentes islamistas, que controla las localidades de Erbin y Hamuria.
Pero fueron los rebeldes de Ahrar al Sham y los yihadistas de Fateh al Sham, exrama de Al Qaida, quienes lanzaron la ofensiva hace una semana contra la base militar del régimen.
– La vía militar –
En los últimos días, la prensa siria afín al régimen ha confirmado el envío de refuerzos a este frente.
Para Sam Heller, del centro de reflexión Century Foundation, nos dirigimos hacia “un resolución militar favorable al régimen” en las zonas de Guta controladas por estos grupos.
“El acuerdo de distensión va a ser incumplido en las próximas semanas” agrega Landis. “Hasta ahora, Asad ha preferido matar de hambre y bombardear el enclave en lugar de lanzar un costoso ataque frontal” afirma.
La ONU había denunciado esta política de estado de sitio que permitió al régimen firmar acuerdos de “reconciliación”, obligando a los rebeldes a ser enviados a la provincia de Idlib (noroeste), la única no controlada totalmente por el régimen.
“Podemos esperar más presiones sobre las milicias de Guta, para obligarlas a rendirse, aceptar una reconciliación o la deportación hacia Idlib”, pronostica Joshua Landis.
