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Los autobuses de campaña, un elemento clásico de las elecciones británicas

El líder del Partido laborista británico, Jeremy Corbyn (i), y el ex vice primer ministro John Prescott, descienden de su autobús de campaña al llegar a Kingston upon Hull, en el norte de Inglaterra, el 22 de mayo de 2017 afp_tickers

Pese al uso creciente de nuevos medios para llegar a los votantes, las campañas electorales británicas siguen girando en torno a los viejos autobuses que transportan a los líderes políticos por todo el país.

Conocidos popularmente como “autobuses de batalla”, son más bien algo así como un eslogan de campaña alargado y sobre ruedas, repleto de líderes políticos, asesores, militantes y periodistas, que se comenzaron a usar en las campañas británicas a finales de los años 1970 y han sobrevivido a la era digital.

Si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo campaña volando de mitin en mitin en su avión privado Boeing 757, los candidatos británicos a primer ministro sufren los atascos para llegar a las ciudades de provincias.

“Son un rasgo un tanto inusual de las elecciones británicas. La versión británica del Air Force One es un autobús de tercera mano”, dijo a la AFP el profesor de política Tony Travers, de la London School of Economics.

Teniendo en cuenta que Gran Bretaña tiene 1.000 kilómetros de norte a sur, los políticos llegan a cubrir una docena de circunscripciones por día en sus autobuses.

– Democráticos, pero cómicos –

Los mejores autobuses suelen tener un sofá y mesas en la parte trasera, en las que los periodistas pueden departir con los políticos entre las frecuentes y, a menudo muy breves, paradas de campaña.

Éstas suelen implicar un paseo del candidato, con un grupo de partidarios con pancartas al fondo, y un grupo de fotógrafos ante ellos, caminando hacia atrás para captarlo todo.

Muchas de las imágenes de la campaña se tomarán frente al autobús, o a tiro de piedra del mismo.

Salir al encuentro de los votantes tiene riesgos. Si una confrontación escapa al control, acaba eclipsando toda la campaña.

El ejemplo principal lo protagonizó el viceprimer ministro laborista John Prescott en 2001, cuando acabó golpeando a un hombre en la cara, segundos después de salir de su autobús, el ‘Prescott Express’.

No obstante, Travers dijo que los autobuses de batalla ofrecen un equilibrio perfecto entre seguridad, espacio y flexibilidad.

“Son la forma más democrática de transporte, y no transmiten estatus, como los coches. Transmiten el mensaje correcto”, dijo.

“Y puedes salir rápido cuando las cosas se ponen difíciles”, recordó.

A veces, sin embargo, las desgracias suceden dentro de los vehículos. Como le ocurrió al liberal demócrata Tim Farron, al que se vio tropezando al fondo de uno durante una conexión televisiva en vivo de un periodista.

– Eslóganes y boletos caros –

En cuanto a los eslóganes inscritos en los laterales de los autobuses, el de los conservadores dice “Theresa May: For Britain” y el de los laboristas es menos personalista, “For the many not the few” (“Para todos, no para unos pocos”).

Los demócratas liberales han decidido “cambiar el futuro de Gran Bretaña”, mientras que el UKIP oferta “cinco promesas para usted”.

Travers destacó que el autobús de los conservadores lleva inscrito el nombre de la primera ministra y menciona al partido en letra pequeña en la puerta, mientras que el de los laboristas sólo menciona al partido y no a su líder, Jeremy Corbyn. “Dicen más de lo que pretendían”, afirmó el analista.

Viajar como periodista en uno de los autobuses no es barato y alcanza varios centenares de libras diarios en el caso del de May.

Su autobús de batalla fue utilizado antes para la fallida campaña a favor de la permanencia en la Unión Europea, en el referéndum de 2016.

El de Farron perteneció al equipo de fútbol del Crystal Palace.

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