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Los observadores electorales en Kenia se defienden de las críticas

El exsecretario de Estado estadounidense John Kerry (c), saluda al expresidente sudafricano y observador de la Unión Africana en las elecciones en Kenia Thabo Mbeki el 9 de agosto de 2017 en Nairobi afp_tickers

Acusados de haber dado demasiado pronto su beneplácito a unas presidenciales salpicadas de irregularidades, los observadores electorales internacionales desplegados en Kenia son blanco de críticas de todas las partes desde que la justicia invalidó la reelección del presidente Uhuru Kenyatta.

Los interesados niegan, no obstante, haber dado su aval al conjunto del proceso electoral.

La polémica comenzó el 10 de agosto, dos días después de las elecciones.

En las televisiones kenianas, los responsables de las misiones de observación —empezando por el exsecretario de Estado estadounidense John Kerry, representante de la Fundación Carter, y el expresidente surafricano Thabo Mbeki, de la Unión Africana— presentaron en directo sus informes preliminares.

Apoyándose en el despliegue de cientos de observadores, ambos responsables elogiaron la votación, alabando el trabajo de la comisión electoral (IEBC) pero recordando también que todavía estaban en curso la transmisión de los resultados —criticada más tarde por el Tribunal Supremo— y el recuento de votos.

Algunos observadores dieron cuenta de algunas irregularidades, otros mostraron su preocupación por la falta de transparencia del sistema electrónico o condenaron el uso de fondos públicos durante la campaña.

“Pocas de esas declaraciones pueden leerse como aprobaciones rotundas de las elecciones”, apunta el centro de análisis International Crisis Group. Pero, al final, “quedó la impresión (…) de que los resultados eran exactos y que había llegado el momento de pasar a otra cosa”, destaca.

“En ese momento, nos preocupaba la posibilidad de violencia”, reconoce Sarah Johnson, una responsable de la Fundación Carter, para explicar el tono conciliador que usaron los observadores.

En este sentido, Nic Cheeseman, profesor de política africana en la Universidad de Birmingham, destaca la “difícil” posición de los observadores, que todavía tenían en mente los enfrentamientos tras las presidenciales de 2007 que dejaron 1.100 muertos.

– Kerry y Mbeki, los más influyentes –

Algunos observadores internacionales, como los de la Unión Europea, fueron más críticos.

Pero las miradas estaban puestas principalmente en Kerry y Mbeki, los más influyentes, y algunos olvidaron que no representaban al gobierno de Estados Unidos, sino a una fundación privada.

Según un observador keniano, las declaraciones de ambos llevaron al candidato de la oposición, Raila Odinga, a aceptar la derrota.

John Kerry “instó a los que contestaban la elección a recurrir a la justicia o a aceptar la derrota, pero en mi opinión insistió demasiado en la segunda opción, haciendo alusión a su experiencia personal”, cuando perdió las presidenciales estadounidenses de 2004, según la misma fuente.

Unos días más tarde, ante la tardanza de la comisión electoral en publicar las actas de los colegios electorales, las principales misiones de observadores fueron mucho más críticas, pero mediante comunicados, “que tienen mucho menos peso que una rueda de prensa”, según el observador.

Marietje Schaake, la diputada europea al frente de la misión de observación de la UE, denuncia por su parte una comprensión partidista de su misión y lamenta las críticas “por casi todo lo que decimos, por un bando o por otro”.

Además, asegura que numerosos medios, kenianos e internacionales, ignoraron los matices de su informe preliminar.

Pero, según Jeffrey Smith, director ejecutivo de Vanguard Africa, una organización estadounidense que promueve elecciones libres y transparentes, las declaraciones de los observadores equivalían a aprobar las elecciones.

Smith lamenta que “el nivel considerado aceptable para unas elecciones en África es tan bajo que se ha vaciado de sentido”. “Cuando los observadores dicen que las elecciones son ‘pacíficas’, todo el mundo entiende ‘libres, justas y creíbles'”, agrega.

Por su parte, el escritor nigerino Seidik Abba, escribió en el diario francés Le Monde que el caso de Kenia demuestra que la observación electoral en África, “tal y como se hace […] es una farsa que simplemente hay que abandonar”.

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