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Militantes de protestas en Irak denuncian una “guerra psicológica”

Fuerzas de seguridad iraquíes disparan gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en la calle al Rasheed, en Bagdad, el 9 de noviembre 2019 afp_tickers

Militantes y médicos implicados en las protestas que reclaman “la caída del régimen” en Irak sienten que son buscados o amenazados, tanto en internet como en medio de las manifestaciones.

“Sabemos que nos están siguiendo”, afirma a la AFP Mariam, que testifica bajo seudónimo. Los falsos activistas “se invitan entre nosotros, toman fotografías, recogen información y desaparecen”, añade.

Desde hace dos semanas, puestos de socorro y reabastecimiento se organizan en la plaza Tahrir de Bagdad, pero los controles de las autoridades también.

En los últimos tres días, “una serie de militantes han sido arrestados por la policía secreta en Tahrir”, explica un ejecutivo de inteligencia a la AFP. El objetivo, dice, es “asustarlos e incitar a los demás a volver a sus hogares”.

Mohamed, que también testifica bajo seudónimo, es médico y puede citar una larga lista de colegas amenazados en Facebook.

Por su parte, Mariam afirma que es buscada por su papel en la protesta, pero también por lo que escribe desde hace años en las redes sociales sobre los partidos y las milicias pro-Irán, que no han dejado de reforzar su poder en Irak.

Según ella, personas que se niega a nombrar le han confirmado que su nombre figura en una lista de militantes, periodistas y defensores de los derechos humanos que no cesan de “comunicar” desde que empezaron las protestas, a principios de octubre.

Desde entonces, al menos cuatro activistas han sido asesinados en el sur, dos en Basora y dos en Amara, y decenas de otros han desaparecido, al igual que varios médicos, según sus familiares.

¿Han sido detenidos por las fuerzas del orden? Sus familias aseguran que no han visto ninguna orden de detención.

En cuanto a los que desaparecieron durante 24 horas o hasta dos semanas, antes de ser encontrados abandonados en alguna callecita al amanecer, guardan silencio sobre la identidad de sus captores.

Amnistía Internacional acusa a los miembros de Hashd Al Shaabi, poderosa coalición paramilitar dominada por milicias chiitas cercanas a Irán, de estar detrás de al menos uno de estos secuestros.

– Amenazas y rumores –

Las autoridades, que no han dado ninguna lista de militantes detenidos ni anunciado ningún juicio, prometen hasta la pena de muerte para los “saboteadores”.

Dieciséis años después de la caída de Sadam Husein, conocido por los “secuestros y ejecuciones arbitrarias”, los manifestantes están a flor de piel.

Los militantes ya no se desplazan solos, evitan las calles desiertas y las salidas nocturnas y no toman taxis al azar.

Mariam huye de las ambulancias porque en el pasado “utilizaron ambulancias para secuestrar a manifestantes”. Y, según ella, “los que se ocupan de reprimir las manifestaciones son siempre los mismos, con los mismos métodos”.

Otra arma utilizada es el rumor, afirma Hala, una militante que tampoco da su nombre real. “A veces, en la noche, cuando todo está tranquilo en Tahrir, un hombre surge y grita a todo el mundo que huya, para crear movimientos de pánico”, cuenta a la AFP.

– Una generación que ya vio lo peor –

Pero intentar utilizar a la multitud puede ser peligroso. En varias ocasiones, agentes de inteligencia infiltrados entre los manifestantes fueron golpeados, afirman tanto médicos como manifestantes y policías.

“A veces, uno de ellos quiere incitar a la violencia y comienza a golpear a un militar”, cuenta Mohamed. “Los manifestantes se dan cuenta que es un infiltrado que quiere incitarlos a la violencia para poder detenerlos después y lo atrapan. Luego lo golpean”.

Al amparo del anonimato, un funcionario de policía afirma a la AFP que algunos de sus colegas fueron traicionados por una llamada telefónica.

“Nos llaman para darnos información y cuando alguno de nosotros responde, los manifestantes lo atrapan”. Más de una vez “creímos que un agente iba a morir”, precisa.

Para Mariam, cerca de los 30 años, “es una guerra psicológica” y quienes los “acosan” han sido “bien entrenados”. “Pero no lo han pensado bien ya que nuestra generación ya ha visto lo peor”, afirma.

“Crecimos viendo cadáveres en el camino a la escuela, perdimos parientes en la violencia sectaria y recientemente sobrevivimos al Estado Islámico, así que su guerra psicológica no nos hace nada”, concluyó.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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