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Mosul quiere renacer de las cenizas tras la batalla contra el EI

Miembros de las fuerzas iraquíes caminan por las calles destruidas de la ciudad vieja de Mosul el 9 de julio de 2017 afp_tickers

La batalla ha terminado en Mosul y es hora de comenzar a reconstruir la segunda ciudad de Irak, parte de la cual fue arrasada durante la ofensiva contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

Sin embargo, antes de poder acometer esa tarea hay que despejar los inmensos escombros generados por el devastador conflicto.

De pie frente a su casa en ruinas en el oeste de la ciudad, Manaf Yunés mira como un obrero arroja cascotes desde un balcón. “No tengo dinero porque no me han pagado desde hace tres años. Tuve que pedir prestado para poder empezar a reconstruir”, dijo el exfuncionario de 57 años.

Las autoridades anunciaron el 10 de julio la derrota del grupo EI en Mosul tras nueve meses de una campaña que sembró una destrucción de impensables dimensiones en la ciudad.

Según una estimación inicial, la factura de la reconstrucción de servicios esenciales como el agua potable, la electricidad, las escuelas y la atención médica en todo Mosul superará los 1.000 millones de dólares, indicó Lise Grande, del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD). El sector occidental fue el más afectado.

“Los niveles de destrucción son los peores registrados en Irak. El oeste de Mosul representa uno de los desafíos de estabilización más complejos a los que se haya enfrentado la ONU”, explicó Grande a la AFP.

El oeste de Mosul fue destrozado, sus edificios están medio hundidos o reventados. En las calles, cubiertas de escombros, cráteres abiertos en medio de la calzada permiten ver las tuberías rotas.

– Servicios esenciales –

Según Abdel Satar Habo, director de la municipalidad, más del 90% de las infraestructuras y servicios públicos del oeste de Mosul fueron destruidos, así como un 70% de las propiedades privadas.

Habo evalúa los daños en varios miles de millones de dólares y dice que se necesitarán entre tres y cuatro meses para “estabilizar” ese sector. Se refiere al restablecimiento -al menos parcial- del agua, la electricidad y los servicios públicos que permitan un “regreso a la vida”.

“Basándose en evaluaciones preliminares, estimamos que se requieren 470 millones de dólares para ayudar a restablecer los sistemas de electricidad, agua corriente y cloacas, y rehabilitar las instalaciones públicas fundamentales incluyendo hospitales, escuelas y casas en los barrios más dañados de Mosul occidental”, dijo la responsable del PNUD.

En la ciudad vieja, donde los yihadistas resistieron hasta el encarnizado final de la batalla, “casi la tercera parte de las viviendas está severamente dañada o completamente destruida”, indicó la ONU en un informe reciente.

Erfan Alí, jefe del Programa de Asentamientos Humanos de la ONU en Irak, dijo que, a pesar del nivel de destrucción, el dispositivo médico estaba en proceso de recuperación.

“Algunos de los principales hospitales fueron completamente destruidos”, dijo, mientras que otros fueron saqueados y quemados cuando Mosul estaba bajo ocupación yihadista.

“Sin embargo, el sector sanitario empezó a reconstruirse poco a poco y casi la mitad de los hospitales comenzaron a funcionar, lo que en muchos casos significa que algunos pisos han sido rehabilitados”, señaló.

– Nuevas canalizaciones –

Mientras tanto, en el este de la ciudad empieza a aparecer un esbozo de normalidad, con calles concurridas, restaurantes y tiendas que volvieron a abrir.

Y en el oeste, a pesar de la devastación se están dando los primeros pasos para devolver la vida a la zona. A medida que se limpian los escombros, los obreros municipales instalan nuevos conductos en zanjas excavadas en las calles para reparar el sistema de desagües y cloacas.

A la espera del lanzamiento de proyectos de reconstrucción, los residentes de Mosul hacen lo que pueden para sobrevivir.

Para el suministro eléctrico, dependen de grupos electrógenos del barrio y el agua es distribuida por camiones cisterna u ONG.

Organizaciones de ayuda humanitaria distribuyeron paquetes de construcción de madera, contrachapado y lonas a unas 12.700 familias, indicó Melany Markham, portavoz en Irak del Norwegian Refugee Council.

Frente a la casa de Manaf Yunés, hoy se apilan bolsas de cemento y bloques de material. La fachada exhibe las cicatrices de la guerra. Un coche bomba había estallado justo enfrente, destruyendo ventanas y una parte del balcón. Hoy, paneles de madera cubren un enorme agujero en el baño. “Construimos esta casa paso a paso”, dijo. Y ahora hay que volver a empezar.

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