Obama, un orador deslumbrante, apagará el teleprompter y hablará con la gente
Durante una década, el presidente Barack Obama se apoyó en una oratoria deslumbrante para impulsar sus iniciativas, ahora, en un intento de dar forma a la elección de noviembre y su legado, apagará el teleprompter.
“Él quiere hablar menos a la gente y hablar más con la gente”, dijo la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Jen Psaki, aludiendo al nuevo enfoque del presidente en su último año en el poder.
Seguramente, habrá más discursos y más retórica elevada. Pero Obama utilizará más el estilo de charlas en foros para transmitir su mensaje. El punto de partida es este jueves en Luisiana, donde debatirá con unos votantes sobre su reciente discurso sobre el Estado de la Unión.
Involucrar a miembros con frecuencia no simpatizantes e imprevisibles de la audiencia es un riesgo en la política rigurosamente planificada que caracteriza a Estados Unidos.
La realidad política limita a Obama. Es poco probable que el Congreso controlado por los republicanos deje pasar sus propuestas más allá de sus labios.
Las políticas presidenciales ya no tienen el mismo peso ejecutivo, a menos que sean respaldadas por una amenaza de acción unilateral.
Al mismo tiempo, los candidatos a la presidencia desvían la atención hacia otros temas.
– El riesgo de ser irrelevante –
“El peligro para un presidente en su último año de presidencia, con el Congreso controlado por otro partido, es que se vuelva irrelevante”, opinó Kathleen Hall Jamieson, catedrática en comunicación de la Universidad de Pensilvania.
La Casa Blanca quiere mantener a Obama como figura relevante, cambiando -literalmente- los términos del debate.
Psaki mencionó un reciente debate televisado sobre control de armas como un ejemplo de lo que se verá venir. “Él (Obama) habló a un número de personas que tenían fuertes desacuerdos con él, y eso es algo que él nos ha dicho que quiere hacer más”, afirmó la responsable. “Él sabe que ayudar a facilitar ese diálogo es un papel que puede cumplir como presidente”, agregó.
Al bajar del estrado, Obama será capaz de enmarcar mejor el debate sobre control de armas, según Hall Jamieson, planteando nuevas líneas de argumentación de una forma más atractiva. “Creo que es importante retóricamente, pienso que cambió los términos del debate, explica la académica.
Si los futuros intercambios son igualmente atractivos, “él recibirá la cobertura informativa que destacará su agenda”, agregó. “Se convierte en una forma de sembrar el terreno para hacerlo más acogedor para un Congreso demócrata y un presidente demócrata”, aseguró.
– Arrepentimiento presidencial –
El debate sobre el control de armas recientemente televisado, pese a ser un tema muy debatido en medio de una campaña electoral ultrapartidizada, también se destacó por su civismo.
Eso ofrece a la Casa Blanca un contraste muy útil frente a la grandilocuencia del candidato republicano Donald Trump, pero también podría permitir a Obama un último intento sobre su fallida promesa de campaña de atenuar el partidismo.
“Es uno de los pocos remordimientos de mi presidencia, que el rencor y la sospecha entre los partidos empeoró en lugar de mejorar”, dijo el martes Obama ante el Congreso y una audiencia de 31 millones de personas. “No tengo duda, de que un presidente con los dones de Lincoln o Roosevelt habría manejado mejor las diferencias”, señaló.
Si bien no es poner fin a la Guerra Civil o presidir un maremoto de definiciones legislativas, Obama podría brindar un modelo de debate, según Kathryn Olson, catedrática de comunicación en la universidad de Wisconsin-Milwaukee. “Él tiene que lograr que la gente se hable mutuamente, eso va a ser necesario, pero no suficiente para cualquier cambio en este país”, advirtió la académica. “Mostrar a la gente hablado entre sí, incluido él escuchando y hablando con la gente, es importante, tal vez es su mejor oportunidad de marcar la diferencia”, destacó.
