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oLas incógnitas del ataque con cuchillo en la jefatura de policía de París

Franceses musulmanes participan en una concentración organizada por el imán del distrito de Drancy, Hassan Chalghoumi, en París, el 10 de octubre de 2019, para rendir homenaje a las víctimas de un ataque extremista con cuchillo en la jefatura policial de París. afp_tickers

Una semana después del ataque con cuchillo en la jefatura policial de París en el que murieron cuatro agentes, aún persisten muchas incógnitas sobre el móvil del atacante, descrito como un islamista radicalizado, y la existencia de eventuales cómplices.

¿Un momento de locura o un ataque planificado de un islamista radicalizado con la ayuda de cómplices o inspirado por un tercero? Es la pregunta a la que tratan de responder los investigadores.

“Lo más importante ahora es establecer si el atacante”, que trabajaba desde 2003 en la jefatura policial, “contó o no con la ayuda de cómplices”, resumió a la AFP una fuente cercana a la investigación.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, afirmó el jueves ante un comité del Senado que por el momento “nada” indica que “una organización colectiva” esté detrás del ataque.

Hasta ahora “no hemos establecido ninguna relación con una organización terrorista”, corroboró la fuente anteriormente citada.

Esta situación refuerza la tesis de un acto solitario, incluso si el ataque de la jefatura de policía responde a la consigna recurrente del grupo del Estado islámico (EI) de atacar a la policía y a los funcionarios del Estado.

Sin reivindicar la autoría, el EI mencionó el atentado el jueves en su mensaje de propaganda semanal.

– ¿Salafista? –

¿Estaba la familia o los allegados de Mickaël Harpon al tanto de su proyecto de ataque? ¿Jugaron un rol en su radicalización islamista?

Según el fiscal antiterrorista, el atacante -que compró los cuchillos con los que mató a sus colegas pocas horas antes de pasar al acto- se había convertido al islam desde hace una década y frecuentaba a miembros del movimiento “salafista”, una rama ultraconservadora del islam.

Sin embargo, según una fuente, la mezquita que frecuentaba en un suburbio de París “no está considerada como salafista”, aunque un imán, que tiene una ficha S policial, que identifica a las personas radicalizadas que suponen un riesgo para la seguridad del Estado, pasó un tiempo allí.

“Lo veía en la mezquita, nos saludábamos, nada más”, dijo este último a la AFP, asegurando que mantuvo con él muy poco contacto. Según varias fuentes, nada indica por el momento que este imán haya participado en la radicalización del atacante.

– Crisis ‘mística’ –

La esposa de Mickaël Harpon, que fue detenida para ser interrogada, fue liberada sin cargos. En su teléfono la policía halló 33 mensajes de texto enviados entre ella y su marido en la mañana del ataque.

Esta mujer de 38 años, que sufre también sordera como su marido, aseguró que no estaba al tanto de los planes de su esposo. Contó que la noche anterior su marido sufrió una crisis “mística”. Sus vecinos, que lo escucharon gritar varias veces “Allah Akbar” (Dios es el más grande) en medio de la noche, lo confirmaron.

“Ni por un momento pensé que podría atacar a alguien más que a sí mismo”, dijo durante el interrogatorio esta mujer de confesión musulmana, que no presenta ningún signo de radicalización.

Problemas psicológicos, radicalización religiosa, frustración profesional relacionada con su discapacidad… “Todos estos elementos pueden combinarse muy bien”, explica un experto en antiterrorismo.

– ‘Fallo grave’ –

Este ataque sin precedentes, llevado a cabo en el seno de la Dirección de Inteligencia de la jefatura de policía de París, le ha valido en los últimos días al ministro del Interior, Christophe Castaner, un aluvión de críticas y varias convocatorias al parlamento.

Este ataque es el resultado de un “fallo grave”, reconoció el ministro el jueves, haciendo referencia a varios signos de radicalización que no fueron llevados al conocimiento de la jerarquía.

En 2015 Harpon había defendido ante dos colegas el atentado contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas. Sin embargo, no hubo ningún informe.

“Debemos entender” lo que pasó para “evitar que vuelva a suceder”, urgió Castaner.

– Secreto defensa –

Otro punto delicado al que intentan responder los investigadores es saber si este agente administrativo de la jefatura policial que gozaba de la habilitación “secreto defensa” transmitió información sensible a terceros.

Este tema preocupa dentro de la policía. Más de un centenar de investigadores trabajan actualmente para analizar una llave USB hallada en la oficina de Harpon.

En este dispositivo se descubrió una lista con las direcciones de docenas de policías y videos de propaganda yihadista.

Según los primeros análisis, “no hubo transferencias ilícitas de los datos”, declaró el miércoles una fuente.

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