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Plan sobre migrantes socorridos en el Mediterráneo no acaba de convencer en la UE

Decenas de migrantes con chalecos salvavidas aguardan en una balsa hinchable del Ocean Viking, barco de rescate de las ONG francesas SOS Mediterranee y Médicos Sin Fronteras, el 11 de agosto de 2019 en aguas del mar Mediterráneo afp_tickers

Francia, Alemania, Italia y Malta intentaron sumar este martes a otros países a su plan para repartirse los migrantes socorridos en el Mediterráneo, que sigue encontrando resistencias en la Unión Europea (UE), un día después de otro mortal naufragio.

El 23 de septiembre, esos cuatro países sentaron las bases de un reparto automático de migrantes rescatados en el Mediterráneo, un mecanismo temporal de seis meses prorrogables a la espera de una reforma global del sistema de asilo, que presentaron este martes a sus socios.

“Hemos podido ampliar el número de países que están dispuestos a (…) apoyar estas rápidas reubicaciones”, aseguró la ministra francesa de Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin, tras el encuentro, hablando de una “decena” de países.

Tanto el ministro español de Interior, Fernando Grande-Marlaska, como su par luxemburgués, Jean Asselborn, rebajaron la cifra a “tres” países adicionales de la UE: Luxemburgo, Irlanda y Portugal, según este último.

La reunión en Luxemburgo estuvo precedida por un nuevo naufragio mortal de una embarcación frente a las costas de Lampedusa, en el que murieron 13 mujeres, algunas de ellas embarazadas, y decenas desparecieron, aumentado la presión sobre la UE.

“Escuchen, no podemos continuar así, con lo que está ocurriendo en el Mediterráneo”, aseguró el comisario europeo para Migraciones, Dimitris Avramopoulos, abogando por hallar un “mecanismo permanente” y no soluciones caso por caso.

El objetivo de la Declaración de Malta es precisamente evitar las tensas negociaciones a cada llegada de un barco, sobre todo de oenegés, con migrantes socorridos a bordo, a los que el anterior gobierno italiano cerró los puertos.

El nuevo gobierno desde septiembre, sin la Liga del ultraderechista Matteo Salvini, reabrió los puertos, pero sigue pidiendo solidaridad a sus socios para enfrentar la llegada de migrantes a través del Mediterráneo central.

– “El gran trabajo de Hércules” –

La propuesta se centra en derogar temporalmente el actual reglamento de Dublín, que obliga a los países de entrada de los migrantes al bloque de gestionar una solicitud de asilo, un principio criticado por los países mediterráneos.

Desde principios de año, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, a Grecia llegaron 39.074 migrantes por mar y a España, 18.778, mientras que a Italia y Malta en su conjunto arribaron 10.759.

Sin embargo, el plan también genera reticencias a países como España o Grecia, ya que en la práctica se centra en los rescates en alta mar, en su mayoría sólo posibles en la zona situada entre las costas de Italia y Libia.

España expresó, en este sentido, su “apoyo” a este “proyecto piloto” importante que podría ampliarse en el futuro a todo el Mediterráneo, pero no participará porque ya “rescata un número importante de migrantes”, aseguró el ministro.

Al otro extremo del Mediterráneo, Grecia, Bulgaria y Chipre hicieron un llamado a más “solidaridad” de sus socios para repartirse la “carga migratoria” de manera más justa.

El ministro griego Georges Koumoutsakos urgió además al “respeto completo” del acuerdo cerrado entre la UE y Turquía, llamando a Ankara a luchar contra los traficantes de seres humanos y a la UE a aumentar su apoyo económico a ese país.

Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Hungría y Países Bajos se opondrían además al mecanismo de reparto temporal, según diplomáticos. Algunos de los Estados temen un efecto llamada y la llegada de más migrantes.

La UE ya registró duros debates durante el pico de la pasada crisis migratoria, cuando más de un millón de personas, en su mayoría sirios huyendo de la guerra, llegaron a las costas de Grecia e Italia en 2015.

El bloque puso en marcha cuotas de reparto de refugiados, que algunos países del Este evitaron aplicar incluso bajo pena de sanciones económicas. El actual pacto, a diferencia del de entonces, se concibe como voluntario.

La crisis migratoria dividió profundamente al bloque que, desde entonces, no logra reformar su política de asilo. “Este es el gran trabajo de Hércules para la nueva Comisión”, sentenció el ministro alemán Horst Seehofer.

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