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Rajoy centra en los socialistas sus maniobras para formar gobierno

El presidente del Gobierno español saliente, Mariano Rajoy, en rueda de prensa tras la reunión con la ejecutiva de su partido, el PP, el 21 de diciembre de 2015 en Madrid afp_tickers

El Partido Socialista español, clave en la formación de un próximo gobierno, rechazó este martes los avances del jefe del Ejecutivo saliente, Mariano Rajoy, en su esfuerzo por conservar el puesto, augurando negociaciones largas e inciertas.

La emergencia de dos nuevos partidos en las legislativas del domingo -Podemos y Ciudadanos- exige alianzas al menos tácitas para obtener la investidura por una mayoría de diputados.

El PSOE ya había afirmado el lunes que votaría ‘no’ a un gobierno del Partido Popular (PP) de Rajoy. Este martes, después que el mandatario ofreciese la víspera abrir un “diálogo”, no se movió un ápice.

“Las diferencias entre el PP y el Partido Socialista son tan grandes”, reafirmó Antonio Hernando, portavoz del grupo parlamentario socialista, que su conclusión “es definitiva: no vamos a apoyar una investidura del PP”.

“Nosotros no vamos a hacer nunca presidente del gobierno a Mariano Rajoy”, insistió el socialista madrileño Miguel Carmona. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no compareció ni hizo declaraciones desde el domingo.

Los socialistas se mostraban así inmutables ante los llamamientos de Rajoy, quien el lunes por la noche aseguró que la fragmentación del Parlamento no puede desembocar en una situación de “parálisis, de bloqueo y de inacción”.

Su formación, el Partido Popular (PP), perdió la mayoría absoluta pese a llegar en cabeza, con 28,7% de los votos y 123 diputados en una cámara de 350.

Para gobernar necesita obtener por lo menos la neutralidad del PSOE que, con sus 90 escaños sumados a los 69 del partido antiausteridad Podemos y a los 2 de Izquierda Unida puede cerrarle el paso.

Ante esta situación, Rajoy propuso un “proceso de diálogo” con las otras formaciones que, como el PP, defienden “la unidad de España”, la “estabilidad” y las “reglas de la Unión Europea”. Es decir, el PSOE y el centrista Ciudadanos.

“Le toca al partido socialista dar el próximo paso”, dijo por su parte Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que ofreció la abstención de sus 40 diputados para que Rajoy gobierne en minoría, llamando “a la responsabilidad y al sentido de Estado”.

Pero la posibilidad de una simple abstención es inimaginable para los socialistas, estima el politólogo Pablo Simón: “implicaría reconocer que ha facilitado un gobierno del PP”.

Podemos, que intenta hacerse con el lugar del PSOE acusándolo de hacer “vieja política” y asimilándolo a los conservadores, se beneficiaría de este “suicidio” político.

El PSOE correría entonces el riesgo de una caída similar a la de los socialistas del Pasok en Grecia, donde la coalición Syriza, aliado de Podemos, los presentaba también como “la vieja política”.

– Búsqueda de consensos –

La alternativa a un gobierno conservador sería una gran coalición de izquierdas, formada por los socialistas y Podemos, con el apoyo de independentistas vascos y catalanes.

Pero Podemos pone como condición que el PSOE acepte un referéndum de autodeterminación en Cataluña. A eso también los socialistas dijeron ‘no’ este martes: “creemos en la unidad de España”, aseguró Hernando.

“No se nos puede ver como un partido que ande de aventuras y oportunismo”, afirmó también Susana Díaz, presidenta de la región de Andalucía y uno de los pesos pesados del partido.

Rajoy dispone del período festivo, hasta del 13 de enero, fecha de la primera sesión del nuevo Parlamento, para intentar convencer al PSOE.

Una vez elegido, el presidente de la Cámara Baja presentará los posibles candidatos a la investidura al rey Felipe VI, que designará al que tenga mayores posibilidades de éxito de proponer un gobierno que sea investido por el Congreso.

Si tras la primera votación de investidura, transcurren dos meses sin haber gobierno, se deberían convocar nuevas elecciones.

El politólogo Gabriel Colomé, de la Universidad Autónoma de Barcelona, recuerda que durante la transición democrática en España, tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, “estaba todo pensado para un sistema parlamentario clásico” donde se debía trabajar “el consenso”.

Sin embargo en los años posteriores los grandes partidos se comieron a los pequeños. Ahora, el país regresa a un sistema sin mayorías en el que nadie impone su programa.

“Vamos a dejar tiempo al tiempo”, dice en tono enigmático el socialista Antonio Hernando.

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