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Rusia, potencia clave para lograr una solución política al conflicto en Siria

Policías militares rusos cerca de Amuda, en el norte de Siria, el 24 de octubre de 2019 afp_tickers

Rusia, ahora la principal fuerza militar en Siria, se ha convertido en la clave para buscar una solución política al conflicto en el país y para su reconstrucción, apuntan los analistas.

Desde el miércoles, los 150 miembros del Comité Constitucional Sirio, encargado de reformar la carta magna de 2012 de cara a unas futuras elecciones, están reunidos en Ginebra bajo los auspicios del emisario especial de la ONU para Siria, el noruego Geir Pedersen.

Por primera vez desde que empezó el conflicto en 2011, los representantes del gobierno de Damasco aceptaron negociar cara a cara con la oposición, un cambio de actitud que solo fue posible por la influencia de Rusia sobre el presidente sirio Bashar Al Asad.

Un día antes de la reunión del Comité, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, visitó Ginebra junto a sus homólogos iraní y turco, una presencia incómoda para el emisario de la ONU.

La idea de un Comité para reformar la constitución fue una propuesta de Moscú a principios de 2018 durante una conferencia en Sochi (Rusia) con representantes del gobierno y de la oposición.

Rusia e Irán, los principales apoyos de Damasco, así como Turquía, que apoya a la oposición, están trabajando juntos en el llamado proceso de paz de Astana, puesto en marcha en 2017 tras el fracaso de varias rondas de negociación organizadas por la ONU en Ginebra.

Pero Rusia quiere que todos los acuerdo pasen por Ginebra y tengan el aval de la ONU.

“En la práctica, es Rusia la que dirige el proceso constitucional (…) y cualquier avance reforzará enormemente su estatuto”, dice a la AFP Samuel Ramani, un especialista de Siria.

Desde que empezó su intervención militar a finales de 2015, Rusia ha logrado revertir el curso de la guerra a favor del régimen de Damasco.

La oposición siria, dividida y ya sin apoyos occidentales, solo se mantiene en la zona de Idlib (noroeste) y en las regiones del norte, cercanas a Turquía.

“Tras haber demostrado su capacidad a nivel militar, Rusia quiere ahora lograr éxitos políticos y proponer una constitución al resto del mundo”, explica a la AFP Yahya Al Aridi, un representante de la oposición en el Comité Constitucional.

Según él, el papel de Rusia también beneficia a la oposición porque Moscú “empujó al régimen a unirse al proceso político tras haberse negado a ello durante mucho tiempo”.

El martes una delegación de la oposición se reunió en Ginebra con el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Vershinin, y con el enviado especial ruso para Siria, Alexánder Lavréntiev.

Según el investigador y especialista de Siria Fabrice Balanche, la presencia en Ginebra del ministro ruso de Exteriores lanza un mensaje “explícito” de que el proceso de Ginebra “pasa ahora por Rusia”.

“Rusia quiere que el régimen recupere la legitimidad internacional”, apunta Balanche, lo que abriría la vía a levantar las sanciones internacionales y a la reconstrucción del país.

La ONU espera que el Comité Constitucional permita encontrar una solución política al conflicto. Pedersen, el emisario especial de la ONU, dijo varias veces que será el pueblo sirio el que tendrá que aprobar la constitución.

“Si Rusia fracasa significará que después de haber salvado el régimen militarmente no habrá logrado que sea reconocido por la ONU”, afirma Balanche.

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