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Salvar la reputación en Siria, el gran rompecabezas de Erdogan

Recep Tayyip Erdogan habla durante una rueda de prensa que dio el 24 de enero de 2020 en Estambul afp_tickers

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se enfrenta a un verdadero dolor de cabeza para evitar ser el gran perdedor de la batalla por el control de la provincia siria de Idlib, y busca una forma de salvar su reputación.

En este escenario se suman tres factores cruciales para Turquía: las fuerzas del presidente sirio, Bashar al Asad, avanzan inexorablemente, las personas desplazadas se concentran en la frontera turca y el aliado ruso parece darle la espalda.

Desde principios de febrero, por lo menos 17 soldados turcos han muerto en choques con fuerzas sirias en la provincia de Idlib (noroeste), último bastión bajo control yihadista y rebelde en el noroeste de Siria.

Además, varios puestos de observación turcos que Erdogan creía protegidos por sus acuerdos con el gobierno ruso se encuentran rodeados en territorios recapturados por las fuerzas de Damasco.

Ansioso por evitar una victoria de Asad, su enemigo jurado, y una nueva ola de refugiados, Erdogan -cuyo país apoya a los grupos rebeldes en Siria- amenazó con lanzar una ofensiva si Damasco no retira sus tropas de Idlib a fines de febrero.

Pero, en un momento en que las relaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin, experimentan fuertes tensiones debido a los desacuerdos sobre Siria, una ofensiva de este tipo contra el régimen sin arriesgar una confrontación con Moscú es para Erdogan un desafío tan complejo como la cuadratura del círculo.

Erdogan y Putin, los principales actores internacionales en el sangriento conflicto en Siria, concluyeron en 2018 en la ciudad rusa de Sochi un acuerdo que establece una “zona desmilitarizada” en la provincia de Idlib.

Esa zona supuestamente separa las posiciones de las fuerzas sirias y de los rebeldes y yihadistas, pero este acuerdo ha sido destrozado durante las últimas semanas y las dos partes se culpan mutuamente de su implosión.

– “Conflicto directo”-

“Si el régimen de Asad no se retira a sus líneas anteriores para fin de mes, y si Turquía y Rusia no logran llegar a un acuerdo, creo que habrá un conflicto directo entre Turquía y Siria”, dijo el analista político Ali Bakeer, con sede en Ankara.

“El problmea para Turquía no será el régimen sirio, sino los rusos”, agregó.

Si Turquía está tan preocupada por la situación en esta región fronteriza, es porque teme la llegada a su territorio de una nueva oleada de refugiados.

El país ya alberga a más de 3,6 millones de sirios, cuya presencia despierta una creciente hostilidad en la opinión pública.

Por eso, planea aliviar la carga y establecer a algunos de ellos en las regiones del norte de Siria controlada por Turquía gracias a tres ofensivas anteriores.

“La llegada de una nueva ola de refugiados sería el peor escenario para Turquía, no una confrontación directa”, dijo Bakeer.

Según el analista, si Turquía y Rusia no superan sus diferencias para resucitar el acuerdo de Sochi, Ankara podría tratar de establecer “una zona de seguridad a lo largo de su frontera en lo que reste de Idlib sin que eso cuestione los acuerdos con Rusia o con el régimen de Asad”.

Tal área permitirá a Turquía albergar a los desplazados internos sirios que huyen de los combates en territorio sirio.

– Sin ruptura –

“Erdogan es consciente del fuerte resentimiento en Turquía hacia los refugiados sirios y es por esta razón que presenta las actividades militares en Siria con la intención de evitar la llegada de una nueva oleada”, coincide Haid Haid, investigador de Chatham House.

“Para él, el costo (político) será alto si pierde muchos soldados sin lograr que los refugiados crucen a Turquía. Pero también podría salir victorioso de la crisis si el resultado de la intervención es positivo para Turquía”, agrega.

Haid también cree que una ofensiva turca contra las fuerzas del gobierno sirio “es una posibilidad”.

“Permitir que Asad recupere Idlib no solo será un desaire a Erdogan internamente, sino que también podría dañar la reputación de Turquía y su capacidad para proyectar su poder”, señala.

Para Haid, tal confrontación no significará necesariamente el fin de la alianza turco-rusa, ya que los dos países han fortalecido considerablemente su cooperación más allá de Siria, en los campos de defensa y, en años recientes, energía.

“La alianza actual entre Turquía y Rusia va más allá de Siria y es por esta razón que ninguno de ellos quiere torpedearla, aunque solo sea en esta etapa. Idlib es importante para los turcos pero no se considera una razón para la ruptura”, opinó.

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