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Trump despide a la secretaria de Justicia interina que cuestionó decreto migratorio

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, antes de firmar un decreto sobre cuestiones empresariales, el 30 de enero de 2017 en la Casa Blanca, en Washington afp_tickers

Donald Trump retiró este lunes del cargo a la secretaria interina de Justicia, Sally Yates, quien había instado a su equipo a no defender el polémico decreto del presidente que impide el ingreso a Estados Unidos de refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes.

Yates había detonado una verdadera crisis institucional al enviar una carta a su equipo con serias dudas sobre la legalidad y la moralidad del decreto firmado por Trump el viernes.

“No estoy convencida de que el decreto sea legal”, escribió Yates en el mensaje a sus subordinados, en un abierto desafío al presidente.

Yates conducía los destinos del Departamento de Justicia desde la renuncia de la secretaria Loretta Lynch, y debería permanecer en el cargo hasta que el Senado confirme la nominación del legislador Jeff Sessions para encabezar la cartera.

Al final de la jornada, la Casa Blanca anunció el despido sumario de Yates y el nombramiento del fiscal general del Distrito Oriental de Virginia, Dana Boente, para ocupar el cargo interinamente hasta la confirmación de Sessions.

En una nota oficial de tono inusualmente agresivo, la Casa Blanca afirmó que Yates “traicionó al Departamento de Justicia al negarse a aplicar una directiva legal diseñada para proteger a los ciudadanos de Estados Unidos”.

Poco después, Trump reemplazó al jefe interino de Migraciones y Aduanas, Daniel Ragsdale, heredado del gobierno de su antecesor, Barack Obama, sin que se indicaran los motivos de la decisión.

Thomas Homan, que sustituirá a Ragsdale en el cargo, ayudará a “asegurar la aplicación de nuestras leyes de inmigración dentro de Estados Unidos, en consonancia con el interés nacional”, dijo el secretario de Seguridad Interior, John Kelly, en un comunicado.

Estos despidos constituyen el último capítulo de la polémica abierta por el decreto promulgado por Trump el viernes, y que ya el fin de semana se convirtió en un controversia de alcance global.

Este lunes, Trump intentó retomar la iniciativa, y fiel a su estilo lo hizo a través de Twitter.

De acuerdo con Trump, el secretario de Seguridad Interior, John Kelly, “dijo que todo está bien y con muy pocos problemas. ¡Hagamos que ESTADOS UNIDOS SEA SEGURO DE NUEVO!”.

En otro mensaje, señaló que la implementación de controles más estrictos para permitir la entrada a refugiados “fue parte importante de mi campaña. ¡Estudien el mundo!”. “¡Hay muchos tipos malos por todos lados!”, advirtió.

El decreto de Trump suspende por 120 días el ingreso de refugiados (para los refugiados provenientes de Siria el plazo es indefinido) y por 90 días para ciudadanos de Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

En el Congreso, la nominación de Sessions (partidario de aplicar ‘mano dura’ contra los inmigrantes ilegales) deberá ser votada el martes en la Comisión de Justicia del Senado, antes de ir al plenario de esa cámara.

Pero influyentes legisladores del propio partido de Trump, el Republicano, ya expresaron su frontal rechazo al decreto y la forma en que la Casa Blanca trató la cuestión.

En medio del caos, el gobierno fue blanco de múltiples demandas en la justicia para anular los efectos del polémico decreto. Hasta ahora, fiscales generales de 16 Estados ya manifestaron sus dudas sobre la constitucionalidad de la medida de Trump.

– Abrir otro frente –

En medio de ese ambiente, Trump decidió adelantar para este martes el anuncio de su nominado para ocupar una vacante en la Suprema Corte de Justicia, un anuncio originalmente previsto para el jueves.

La máxima instancia judicial del país está bloqueada desde la muerte del juez conservador Antonin Scalia en febrero del año pasado. Desde entonces funciona con ocho magistrados: cuatro conservadores y cuatro progresistas.

El expresidente demócrata Barack Obama propuso como sustituto al juez Merrick Garland, pero el Senado, controlado enteramente por el conservador partido Republicano, se negó a realizar audiencias de confirmación del cargo en un año electoral.

La Corte Suprema es la en última instancia interpreta la Constitución y debe tomar decisiones respecto a temas muy sensibles sobre los que pesa la ideología, como el aborto, el matrimonio homosexual y la posesión de armas.

En una entrevista divulgada el viernes, Trump adelantó que trabajaba con una lista de 20 posibles candidatos para cubrir la vacante en la Suprema Corte, y que los evangélicos estadounidenses quedarán “encantados” con el nombre que propondrá.

Como los jueces de la Suprema Corte ejercen su cargo en forma vitalicia, Trump podrá de esa forma definir la tendencia del máximo tribunal estadounidense por décadas.

– Rechazo generalizado –

La polémica sobre el decreto antimigratorio dejó a Trump en el centro de una espectacular tormenta de rechazo a la nueva política.

El senador John McCain, peso pesado del partido Republicano y excandidato presidencial, dijo el domingo que el decreto y la nueva política estadounidense para refugiados era simplemente equivocada.

En el famoso Silicon Valley, cuna de las empresas de tecnología, los responsables de gigantes como Apple, Microsoft, Google, Facebook, Airbnb y Netflix coincidieron en que bloquear el ingreso al país a refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes es “contrario a los valores estadounidenses”.

Lloyd Blankfein, director ejecutivo del gigante Goldman Sachs, también marcó distancia y envió un mensaje de voz a los funcionarios del banco: “Esta no es una política que apoyamos y además ya es cuestionada en tribunales federales”.

Hasta el expresidente Obama rompió el silencio este lunes: apoyó las protestas en todo el país y denunció la discriminación por razones religiosas, dijo su portavoz Kevin Lewis.

Obama “tiene una divergencia fundamental con la idea de discriminación contra personas a raíz de su fe o su religión”, tuiteó Lewis.

En tanto, el portavoz interino del Departamento de Estado, Mark Toner, confirmó que un número aún no confirmado de diplomáticos estadounidenses prepara una nota interna de disenso a la nueva política migratoria.

En respuesta, Sean Spicer, vocero de la Casa Blanca, advirtió este lunes a esos diplomáticos que “deben seguir el programa o irse”.

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